Pautas para la prevención del síndrome urémico hemolítico y cuidar la salud de las personas
El Senasa recuerda que es clave realizar un consumo responsable y seguro de alimentos para no contraer esta enfermedad.
Buenos Aires - El síndrome urémico hemolítico (SUH) es una enfermedad transmitida por los alimentos (ETA) que es causada por una toxina de la bacteria Escherichia coli, que suele estar presente en la materia fecal de animales y personas, en la carne mal cocida y en manos no higienizadas. Además, afecta el sistema renal y urinario de los humanos.
La enfermedad puede presentarse a través de los siguientes síntomas en las personas: fiebre, vómitos y diarrea, sangre en las heces, irritabilidad, debilidad y letargo, falta de producción de orina, palidez, hematomas, hemorragias subcutáneas en forma de pequeños puntos rojos (petequias) y coloración amarillenta de la piel (ictericia).
Los menores de cinco años son uno de los grupos más propensos a contraer el SUH porque carecen de los niveles de defensa suficientemente desarrollados a nivel intestinal, lo que puede provocarles desde diarreas graves sanguinolentas hasta insuficiencia renal y dejarles secuelas graves para toda la vida.
Con el fin de contribuir a prevenir esta enfermedad, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) realiza una serie de recomendaciones sobre ciertos aspectos y medidas a considerar.
Etiqueta o rótulo: Es la inscripción impresa en el envase de los productos alimenticios que sirve para informar sobre el origen, contenido, fecha de vencimiento y propiedades nutricionales de los alimentos. Por tal razón, es importante evitar llevar envases sin rótulos, con rótulos sucios, rotos, ilegibles y donde no se puedan ver los datos necesarios.
Alimentos antes y después: En el momento de hacer las compras, buscar primero los productos no alimenticios y alimentos no perecederos y dejar para el final los productos congelados y refrigerados perecederos. Así se impide que se rompa la cadena de frío. También, evitar que los productos que se van a consumir cocidos entren en contacto con los que se van a consumir crudos.
Productos congelados y refrigerados: Verificar que los envases no estén rotos porque los líquidos o jugos de las carnes de cualquier tipo pueden caer sobre otros productos. Evitar que durante el traslado de los alimentos al hogar estén en lugares calientes como, por ejemplo, bajo los rayos del sol.
Productos enlatados y rótulos: Los productos enlatados no deben tener abolladuras, estar oxidados o abultados porque podrían estar en mal estado.
En cuanto a la carne fresca, es importante saber que:
La carne apta para el consumo humano es firme, elástica y sin olor desagradable.
La aparición de coloraciones anormales (marrón oscuro), la mucosidad superficial, el reblandecimiento, los olores ácidos y la putrefacción son indicios de carne alterada.
La carne de bovino no debe estar mezclada con la de pollo o cerdo.
Prevención
Sin bien el Senasa minimiza los riesgos de transmisión de la bacteria en los alimentos a partir de los controles permanentes en faena, es fundamental que las personas adopten adicionalmente una serie de cuidados al comprar, trasladar, almacenar, cocinar y consumir alimentos:
Cocinar muy bien las carnes (no deben quedar partes rosadas o rojas en su interior, en lo posible asegurarse de que alcance los 71 ºC).
Evitar darles carne picada a menores de 5 años.
Lavar bien las frutas y verduras que van a consumir.
Lavarse las manos antes y después de cambiar pañales. También, después de tocar animales, manipular alimentos e ir al baño.
No usar la misma tabla y cuchillo para cortar la carne cruda y las verduras que no se cocinarán, así evitarán la “contaminación cruzada”.
Colocar la carne en un bol para guardarla en la heladera, poniéndola en los estantes inferiores con el fin de evitar los derrames hacia los cajones de frutas y verduras.
Mantener la cadena de frío de los alimentos.
Es clave incorporar estas medidas de prevención, ya que estos cuidados son esenciales para prevenir el síndrome urémico hemolítico.