Otro golpe al “club de la obra pública”: se dispuso la creación de un sistema de inscripción más transparente
Se flexibiliza el mecanismo de inscripción, clasificación y calificación de las constructoras de obra pública para fomentar una mayor competencia.
El Gobierno nacional continúa desmantelando el “club de la obra pública”. Hoy se publicó en el Boletín Oficial el Decreto 206/25, que permite avanzar hacia la creación de un sistema de contratación más transparente, competitivo y eficiente.
Según establece la normativa, la Oficina Nacional de Contrataciones, perteneciente a la Jefatura de Gabinete de Ministros, diseñará, implementará y administrará una base de datos denominada “Sistema de Información de Cocontratantes” (SICO), que reemplazará al ya eliminado Registro Nacional de Constructores y de Firmas Consultoras de Obras Públicas.
Con esto se flexibilizará el mecanismo de inscripción, clasificación y calificación de las constructoras de obra pública con el fin de fomentar una mayor concurrencia de interesados y competencia entre oferentes, y el ingreso de nuevos participantes locales y empresas extranjeras.
Para ello se considerarán como antecedentes obras públicas y privadas, nacionales o internacionales; se elimina el concepto de capacidad constructiva, y la capacidad de competir se podrá certificar también, no solo con obras, sino con patrimonio y/o garantías.
El SICO comprenderá a proveedores, contratistas de obra pública y concesionarios de obra e infraestructura pública y servicios públicos.
La semana pasada, a través del Decreto Delegado 105/25, el Gobierno había eliminado de la Ley de Obras Públicas 13.064 el Registro de Constructores, mecanismo que durante años fue utilizado por un grupo reducido de empresas para repartirse la obra pública.
“En el Registro de Constructores el mecanismo de calificación era ‘ponderar las obras realizadas para el Estado’, con lo cual siempre ganaban los mismos, aunque mantuvieran a sus empresas con patrimonios exiguos para nunca asumir pasivos relevantes. Sii a eso le sumamos el concepto de capacidad constructiva, que iba eliminando empresas a medida que se adjudicaban las obras, teníamos un cóctel ruinoso para los argentinos pero que era fiesta para la patria contratista”, señaló el ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger.
Y agregó: “Empieza a desgajarse el club de la obra pública, que tuvo a los argentinos de rehén por 80 años”.