Nuestros Héroes de Malvinas: subteniente Juan Domingo Baldini
Muerto en combate en Monte Longdon, Islas Malvinas, el 11 de junio de 1982. Su cuerpo se encuentra en el cementerio de Darwin, hasta el momento sus restos no han podido ser identificados, permaneciendo bajo la placa “Soldado Argentino solo conocido por Dios”.
Los veteranos de guerra y caídos en la guerra de Malvinas son la expresión más auténtica de la nobleza y grandeza del amor a la patria, por eso un reconocimiento sincero por parte de los argentinos, constituye una necesidad para la construcción de nuestra nacionalidad.
Tal es el caso del teniente (post mortem) Juan Domingo Baldini. Este oficial del Ejército Argentino nació el 13 de febrero de 1958 en Capital Federal, siendo el único hijo del matrimonio entre Hedo Silverio Baldini y Antonia Riscal.
Su crianza transcurrió en Villa Pueyrredón, lugar donde también concurrió al colegio primario y secundario, tuvo un muy buen desempeño como alumno y fue elegido en varias oportunidades como mejor compañero. Sentía una particular pasión por la natación, deporte que practicó con mucha frecuencia en el club “17 de Octubre”.
Aunque era muy apegado a sus padres (más que nada a la madre), comenzó la carrera militar por su amor a la Patria. Ingresó al Colegio Militar en mayo de 1976. Egresó como subteniente del arma de Infantería el 14 de diciembre de 1979.
Por su conducta y aplicación, le dieron a elegir su primer destino. Él escogió el Regimiento de Infantería 7 ubicado en la ciudad de La Plata para estar cerca de su familia.
Al presentarse en el regimiento, fue designado como jefe de la primera sección de la compañía B, misma fracción con la que el 17 de abril arribó a las Islas Malvinas. Una vez en las islas, recibe la misión de ocupar posiciones defensivas en la ladera Oeste del Monte Longdon.
Monte Longdon, monte Dos Hermanas y monte Harriet conformaban la primera línea defensiva, que impedía el acceso a Puerto Argentino, que era el objetivo de las fuerzas británicas.
Fueron 54 largos días hasta que la posición fue atacada, en donde la fracción del subteniente Baldini tuvo que lidiar con la incertidumbre acerca del accionar enemigo, el constante fuego de artillería naval que los británicos efectuaban tanto durante el día como la noche. Las inclemencias del clima jugaron un papel preponderante, temperaturas heladas acompañadas de una constante llovizna que impedía que los soldados argentinos se recuperaran.
Pese a lo expresado, los soldados que estuvieron bajo el mando del subteniente Baldini, lo recuerdan como un oficial que representaba el ideal de lo que era el deber ser del militar.
Cuando se reía tenía una risa franca, abierta, pero más bien era de estar siempre serio. Tenía fama de ser un tipo severo, estricto y de procederes muy claros. Se lo veía más maduro que la media de los oficiales de su edad.
Pese a su carácter, durante toda la campaña se preocupó por el bienestar de sus soldados, estando presente en las posiciones y sobre todo transmitiéndoles una férrea fe en la causa por la cual se estaba luchando.
Finalmente durante la noche del 11 de junio, la oscuridad del monte se vio interrumpida por las bengalas inglesas, la posición de Baldini enfrentó el ataque del 3er Batallón de paracaidistas británico, que poseía una superioridad de fuerzas abrumadora en relación a la fracción argentina.
Los atacantes llegaron desde todos los frentes, incluso desde la retaguardia de las posiciones de la primera sección. Continuamente el Subteniente Baldini alentaba a la gente para que mantuvieran sus posiciones ante la arremetida feroz de los ingleses. Saltaba de posición en posición, impartiendo órdenes y auxiliando al personal herido.
Subteniente Baldini, el primero de la izquierda.
Según el relato de un soldado que combatió en Monte Longdon, Baldini es acribillado por los ingleses y cae sin vida en el momento que concurría a socorrer a uno de los tantos heridos que tuvo el combate.
Pese a la tenaz resistencia del joven oficial junto con sus suboficiales y soldados, los ingleses ocuparon el Monte Longdon, en uno de los combates más cruentos que tuvo la guerra de Malvinas.
Por su destacada acción en el combate de Monte Longdon, Baldini recibió la medalla La Nación Argentina al Valor en Combate y fue ascendido post mortem al grado de teniente.
Juan Domingo Baldini tenía tres amores, su madre, su novia con la que estaba comprometido y se iba a casar cuando regresara de Malvinas y la Infantería del Ejército Argentino que era su mejor forma de amar a la Patria.
Sus soldados lo describen en las siguientes frases: Era un “militarazo”, siempre con la moral alta, su máxima preocupación era el bienestar de su personal y el cumplimiento de la misión.
En la última entrevista efectuada a su madre Antonia Riscal en el año 2002, ya fallecida, lo recordaba a Minguito como lo llamaba cariñosamente:…“era un excelente hijo muy compañero y a pesar de ser muy serio, conmigo se reía mucho. El sentía una profunda vocación por la carrera militar, ser soldado era su vida y lo llevaba en el alma. Y enfatizo llena de emoción la última frase que Juan Domingo le dijo antes de partir hacia las islas…“No llores mami, que esto me lo busque yo, este es el estilo de vida que elegí”.