Los sistemas de medición inteligente recolectan datos del consumo de los usuarios en forma remota y en tiempo real. De esta manera permiten que éstos conozcan mejor su consumo y puedan cambiarlo según criterios de eficiencia energética. Por su parte, las distribuidoras de energía eléctrica pueden optimizar la gestión de sus redes y la calidad del servicio prestado, así como la provisión de información requerida por el ENRE en el caso de EDENOR y EDESUR.

A grandes rasgos, existen dos tipos de medidor de energía eléctrica.

La medición inteligente se basa en el intercambio remoto y bidireccional de datos entre el medidor del usuario y la distribuidora de energía eléctrica, y con otros dispositivos (por ejemplo, gestores locales de energía). A través de herramientas domésticas de monitoreo —páginas de Internet o aplicaciones de telefonía celular— el usuario puede acceder al registro diario de su medidor e identificar, por un lado, eventuales fallas en su red eléctrica y, por otro lado, hábitos de consumo susceptibles de revisión y eventual modificación en aras de la eficiencia energética.

Por su parte, las distribuidoras detectan de manera inmediata interrupciones y otras deficiencias del servicio eléctrico. Esto permite acortar tiempos a la hora de implementar acciones correctivas y restablecer el suministro.

A través del sistema de medición inteligente, las concesionarias también pueden:

• Cortar o limitar el suministro de manera remota.
• Bajo consentimiento del usuario, administrar la demanda en situaciones críticas del sistema, mediante la desconexión de equipos de gran consumo de energía.
• Adoptar el sistema prepago, que permite vender anticipadamente determinada cantidad de kilowatts/hora para ser consumida hasta agotar el crédito.

Asimismo, el sistema de medición inteligente respalda la generación distribuida ya que detecta el excedente inyectado a la red eléctrica general, que luego será remunerado en la liquidación del servicio.

Requisitos para la instalación de medidores inteligentes a gran escala

La instalación de medidores inteligentes avanza a paso sostenido en países de América del Norte, Europa y Asia-Pacífico. De la experiencia extranjera se desprende la importancia de tres requisitos fundamentales para el éxito de este proceso:

• Realización de estudios comparativos que permitan determinar el modelo más adecuado para satisfacer las necesidades del país y de la Red Eléctrica Inteligentes disponible.
• Realización de ensayos estrictos que evalúen el rendimiento del modelo elegido en materia de seguridad y calibración.
• Redacción de una normativa que garantice la confiabilidad de la medición y la seguridad de la información recabada.

Del universo cercano a los 100 mil medidores inteligentes que la Asociación Argentina de Control Automático (AADECA) señaló en nuestro país, la mayoría fue instalada en el marco de proyectos piloto, en algunos hogares de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en pequeñas localidades de las provincias de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba, Neuquén, Tucumán, Salta.

A través de la Resolución Nº 247, la Secretaría de Comercio Interior aprobó en 2019 el Reglamento técnico y metrológico para los medidores de energía eléctrica en corriente alterna. Reglamentada a fines de 2021, la norma fija plazos para el reemplazo de medidores con diferente grado de antigüedad en el territorio nacional; el proceso debería estar terminado para el 31 de diciembre de 2028.

Con esta fecha en mente, la Intervención del ENRE dispuso a mediados de febrero pasado ² la constitución del Comité de Estudio de Redes Inteligentes, con el propósito de analizar la introducción del Sistema de Medidores Inteligentes en las áreas de concesión de EDENOR y EDESUR. En este marco, también aprobó los lineamientos para la implementación de proyectos piloto de viabilidad y factibilidad.