Más estrategias de inclusión educativa
En el marco de la Cumbre Global de Discapacidad, una iniciativa de Vicepresidencia de la Nación y la Agencia Nacional de Discapacidad, se realizó la tercera edición del Simposio Internacional de Educación Inclusiva, organizado por el Ministerio de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología de la Nación, a través de la Coordinación de Educación Inclusiva, con el apoyo de UNICEF Argentina.
Se trató de una intensa jornada realizada el 7 de junio, en el predio de Tecnópolis, provincia de Buenos Aires, que contó con la participación de más de 1000 asistentes, entre docentes, asociaciones de familias, Organizaciones de la Sociedad Civil, directivos y equipos de orientación escolar. El espacio estuvo desarrollado para “repensar la práctica, seguir desafiándonos a todos los que conformamos el sistema educativo, a las Organizaciones de la Sociedad Civil, a todos los que hacemos escuela y las transitamos, reconociendo el camino y los logros conseguidos en nuestro país en términos de inclusión, pero también reconociendo las grandes deudas que todavía tenemos”, señaló Cristina Lovari, de la coordinación de Educación Inclusiva.
“La agenda cubrió mucho de las conversaciones e intereses que fuimos relevando durante estos últimos años y de los Simposios anteriores”, explicó el Secretario de Gestión Educativa, Oscar Ghillione, quien aseguró que los disertantes representan “testimonios de expertos que están transformando los paradigmas de la educación inclusiva”. Ghillione expresó, al inicio de la jornada: “nuestro trabajo es poner a la persona en el centro de todas nuestras acciones y políticas, y construir una educación inclusiva con notas profundas de equidad y calidad.” En el mismo sentido, manifestó: “creemos profundamente en cuidar, apoyar y potenciar la dignidad de cada persona por eso es importante que todos nuestros chicos y chicas tengan acceso a la escuela, que allí aprendan, progresen, se certifiquen y sean personas plenas”.
Con el objetivo de profundizar las acciones educativas y potenciar las transformaciones necesarias para que la sociedad sea cada vez más inclusiva, se ofreció una agenda variada con disertantes nacionales e internacionales que compartieron sus experiencias en el ámbito de la educación inclusiva, entendida como un proceso sistemático de mejora.
Trabajar con la complejidad: un desafío diario
La encargada de inaugurar las charlas fue Pamela Molina, de Chile, especialista en discapacidad de la Organización de los Estados Americanos. Comenzó su exposición graficando la soledad que siente habitualmente una persona con discapacidad, “condenada a los caminos de la asimilación, intentando ser lo más normal posible para ser aceptado por la sociedad, disfrazándose de lo que uno no es, o la segregación, es decir: al aislamiento”.
La especialista aseguró que no hay una sola receta para incluir, ya que “todos los estudiantes necesitan un traje diseñado a medida”, por lo que los docentes tienen que estar dispuestos a ser flexibles y creativos.
Molina explicó que la accesibilidad vinculada con la infraestructura es lo más fácil de lograr “porque se hace unavez y sirve para todos, pero el acceso a la comunicación es una lucha permanente.”
En este sentido, destacó que “en este Simposio tenemos intérpretes argentinos e internacionales, pantallas con lenguajes de señas para personas sordas ─que es nuestro lenguaje─ pero esto debería poder ser así todos los días en la vida cotidiana donde habitualmente tenemos una enorme barrera comunicativa, sin intérpretes y sin tecnología en todos los espacios.”
Para la especialista el ideal de la inclusión es que no haya murallas. Sin embargo expresó que todavía las comunidades sordas pelean por su derecho a desarrollar una identidad colectiva. Al respecto, Molina señaló la importancia de enseñar en la escuela una identidad diversa, por ejemplo, “el concepto de sordedad, con orgullo, que implica una forma de enfrentar el mundo”.
El paradigma para abordar la discapacidad, enfatizó Molina, debe ser la perspectiva de los Derechos Humanos. “La construcción de ciudadanía empieza en la escuela, y el docente tiene un rol fundamental porque la inclusión se logra en el aula”, aseguró.
Se trata de hacer que la ley se cumpla ya que, según Molina, “el marco legal internacional es el mejor que se puede tener y este Simposio muestra que es posible el trabajo multicultural, multiactoral y multilingüe”.
La responsabilidad de eliminar la exclusión es social
Renato Opertti, de Uruguay, que integra el Congreso Asesor de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, habló acerca de las diversas perspectivas convergentes sobre inclusión en educación.
“La inclusión es el ADN del sistema educativo y hay que pensar la heterogeneidad como un activo, sabiendo que todos los niños y niñas cuentan por igual”, exclamó Opertti para quien “no hay inclusión sin docentes que amen la diversidad y la entiendan”. El especialista resaltó la importancia de fomentar una cultura docente colaboradora teniendo en cuenta que “como docentes fuimos tradicionalmente formados para el trabajo individual.
Opertti consideró que hay que pasar de esquemas fragmentados de inclusión a un sistema integrado, para lo que es necesario repensar la política pública así como repensar el Estado garante. Y subrayó que “es necesario convencer a las elites de que la inclusión es necesaria, que es mejor vivir en una sociedad inclusiva, con más oportunidades de crecimiento y desarrollo.”
La formación en contexto y el trabajo colectivo
Silvana Corso, directora de la Escuela Media (EEM) Nro. 2 “Rumania”, de la CABA, compartió su experiencia acerca de las características de una gestión centrada en el aprendizaje, clave en un proyecto institucional de escuela inclusiva.
Para la educadora, la directora o el director son los primeros que se tienen que formar en estos temas con el objetivo de “entender a los alumnos disruptivos, y no solo a los estudiantes ideales para los que te forman en los profesorados”. Corso ahondó en cómo construir Comunidades Profesionales de Aprendizaje en las que los docentes están en permanente proceso de formación a partir de la interacción con otros docentes, trabajando en equipo, compartiendo sus prácticas.
Para ello es fundamental empoderar al docente, explicó la directora, distribuir el liderazgo, trabajar directores y docentes a la par de manera colaborativa, armar entre docentes parejas pedagógicas para abordar la complejidad del aula. Jerarquizar los contenidos, creer en el proyecto, aprender y trabajar con el otro son aspectos clave para Corso, quien afirmó que “la accesibilidad tiene que estar en la cabeza”.
Según la educadora es importante medir los logros en relación a los estudiantes que quedan afuera de la escuela. Corso explicó que trabaja en una escuela ubicada en un contexto de vulnerabilidad social, con alumnas madres, estudiantes con Asperger, con discapacidad visual y motora, entre otros condicionantes.
Crear condiciones para que niños y niñas aprendan
Coral Elizondo, de España, integra el equipo de orientación educativa de Zaragoza y expuso acerca del Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) para trabajar con estudiantes con y sin discapacidad. Cómo trabajar individualmente de acuerdo a las inteligencias múltiples; cuáles son las maneras de generar aprendizajes basados en proyectos; cómo darle lugar a la evaluación auténtica en la que el niño y la niña participen a través del análisis de lo aprendido; así como los aspectos motivacionales vinculados con los cognitivos; el trabajo con redes de reconocimiento; y el uso de los mapas de empatía, fueron algunas de las herramientas a las que se refirió la especialista para favorecer las buenas prácticas de enseñanza y aprendizaje.
Elsa Giastrennec y José María Tomé, capacitadores de Argentina, sumaron su mirada pedagógica práctica y teórica.Tomé señaló la importancia de tener altas expectativas respecto de los estudiantes, que pueden aprender más allá de los condicionamientos. Ambos se refirieron con ejemplos al trabajo colaborativo, a las tutorías entre pares, la rotación de los roles docentes, entre otras estrategias de enseñanza, como fundamento de la educación inclusiva en la que todos los estudiantes sean bien recibidos y respetados, ya no como un tema excluyente de discapacidad sino de todos los estudiantes.
Entre otros recursos, los pedagogos se refirieron a los materiales educativos de la Coordinación de Educación Inclusiva
Por otro lado, para apelar a múltiples fuentes, tomaron los fundamentos teóricos de Paulo Freire así como de Jean Piaget, Lev Vigotsky, David Ausubel, Edith Litwin y Alicia Camillioni, entre otros. “El docente tiene que ser un experto en educación y buscar las maneras personalizadas de enseñar para mejorar los aprendizajes de un sujeto que hoy ya conoce muchas cosas”, aseguró Tomé.
En este sentido, César Martínez, de Paraguay, Ministro de la Secretaría Nacional por los Derechos de las personas con Discapacidad, se refirió a la importancia de que se incluya la discapacidad en la formación docente. Teniendo en cuenta los avances sobre la educación en su país, adelantó que en el futuro ninguna carrera profesional se va a acreditar si no se enfoca desde una perspectiva inclusiva.
Martínez habló de la accesibilidad no solo desde el aspecto físico y arquitectónico, “como docente, tengo que saber que enseñando matemática, por ejemplo, me puedo encontrar con un estudiante diferente”. Para el especialista enseñar la diversidad en el futuro no va a ser necesario ni va a tener sentido, por ser algo propio de lo humano.
El papel las organizaciones de la sociedad civil y las familias
Enrique Galván, de la Fundación Plena Inclusión de España, tuvo la oportunidad de contar su experiencia al frente de la organización que dirige por la inclusión de las personas con discapacidad, y su trabajo en pos de garantizar el derecho a la educación inclusiva que construye sociedad.
Por otro lado, hacia el final de la jornada se expuso una experiencia de la provincia de Mendoza en el marco de la Coordinación Escuela, Familia y Comunidad, basada en la articulación interdisciplinaria, la implementación de talleres de reflexión y la articulación con las Mesas Socioeducativas para la atención a la diversidad desde un aspecto amplio, en el trabajo con chicos con discapacidad y alta vulnerabilidad social.
En este sentido se destacó el rol fundamental de trabajar las fortalezas de las familias en la alfabetización desde el nivel inicial, para mejorar el ingreso escolar.