Mariposas: la historia de las hermanas Mirabal en el Museo Evita
Una exposición en el Museo Evita recorre la vida de estas activistas dominicanas asesinadas por la dictadura del Rafael Trujillo. Su muerte fue un antes y después en la historia de su país y el origen del "Día Mundial por la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres". En esta entrevista, la curadora Jimena Coppolino se explaya sobre las Mirabal y marca los puntos en común con la figura de Evita.
En el Museo Evita, una nena de 5 años termina su dibujo y sigue con sus dedos las mariposas pegadas en los muros desde el espacio infantil hasta la sala contigua donde se expone Hermanas, una muestra que recorre las biografías de Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, hermanas, madres y militantes asesinadas en 1960 por la dictadura del dominicano Rafael L. Trujillo.
“Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte", lee una frase premonitoria de Minerva Mirabal en las paredes de la muestra. Es que el 25 de noviembre de 1960, su cuerpo, el de sus hermanas Patria y María Teresa, y el de Rufino de la Cruz, su chofer, apareció destrozado en el interior de un vehículo arrojado al fondo de un barranco. La policía secreta de Trujillo había interceptado el auto en una ruta de la provincia de Salcedo, en el centro norte del país. Las mujeres fueron ahorcadas y apaleadas para tratar de hacer pasar su asesinato como un accidente de tránsito. Tenían entre 26 y 36 años, y cinco hijos en total.
Las hermanas Mirabal eran conocidas por el pueblo dominicano como “Las mariposas”. Ellas y sus esposos, en ese entonces encarcelados, eran parte del “14 de junio”, un movimiento clandestino de resistencia a la sangrienta dictadura que desde hacía 30 años encabezaba Trujillo, también llamado "el Chivo". El repudio a su asesinato fue el principio del fin para la dictadura dominicana.
Las hermanas Mirabal son hoy heroínas de su tierra y bandera del mundo desde que el Movimiento Feminista de América Latina y luego las Naciones Unidas, declararan en su homenaje el 25 de noviembre como el “Día Mundial por la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres”. Su militancia, su vida y su cruel asesinato las convirtieron en un símbolo de la lucha contra todas las formas de violencia por motivos de género.
Como parte de un acuerdo con la Casa Museo Hermanas Mirabal, el Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón-Museo Evita, dependiente del Ministerio de Cultura, exhibe "Hermanas" hasta el 18 junio, una exposición que recorre sus biografías personales, signadas por la historia de su país y los sueños de revolución. Con la curaduría de Jimena Coppolino, a partir de un archivo íntimo e inconcluso, la exposición se presenta como un testimonio de la práctica de la hermandad en sus muchas formas posibles.
Como contrapartida, la muestra Ser Evita, el camino de la igualdad se expone paralelamente en el jardín de la Casa Museo Hermanas Mirabal, en el Municipio de Salcedo. Las hermanas Mirabal y Evita "viven hoy aquí más que nunca, y en cada uno de los lugares donde las nombramos y las reconocemos para luchar y para, en nombre de ellas, animarnos a protagonizar todas las batallas que los tiempos nos ponen por delante porque tenemos en nuestro corazón y en nuestro sentido el saber que no estamos solas”, dijo Cristina Álvarez Rodríguez, presidenta del INIHEP- Museo Evita, a propósito del esfuerzo compartido entre el Museo Evita y la Casa Hermanas Mirabal, tras la firma del acuerdo.
En esta entrevista, la curadora Jimena Coppolino se explaya sobre la vida de las Mirabal y destaca los puntos en común con Eva Duarte, a partir del guion de la exposición.
—¿Cómo surgió el proyecto conjunto con la Casa Museo Hermanas Mirabal?
—Este proyecto surge en 2022 en el marco de un convenio de articulación entre ambos museos. Ambas instituciones tomaron conciencia de que tienen una misión similar, inclusive un origen similar. Sus colecciones guardan ciertas analogías entre una historia y otra y claramente defienden los mismos valores y principios en las sociedades dominicana y argentina. Con la firma del convenio comenzó una serie de acciones en las que se enmarca esta muestra Hermanas, que hoy se expone en el Museo Evita.
Mi propia articulación con la Casa-Museo Hermanas Mirabal comenzó en 2019 porque fui dramaturga y directora de una obra sobre las hermanas Mirabal -vigente hoy- que viajó a la República Dominicana convocada por la familia y la Fundación para hacer una gira y participar en distintas instancias como festivales y conversatorios. Ahí establecí una relación personal y profesional con la familia Mirabal y cuando la Casa Museo comenzó a gestionar junto al Museo Evita este vital convenio, me convocaron ambas instituciones para realizar distintas acciones, entre ellas la curaduría de la muestra.
—El recorrido cronológico por sus vidas parece tener como hilo conductor a las mariposas. ¿Por qué?
—Esta muestra toma su nombre de una exposición original de la Casa Museo de Hermanas Mirabal que se emplazó por los 60 años de su asesinato en 2020. La exhibición las mostraba en su en su condición de mujeres, de hermanas, de amigas, de compañeras, en situaciones de sororidad y con distintas actividades con otras mujeres. Se había montado gracias a una colección fotográfica muy acotada porque, como sabemos, su actividad política no tuvo el registro que podría haber tenido al ser clandestina. Cuando se firmó el convenio, llegamos a la conclusión de que había que armar una muestra para Argentina nueva, que las cuente a ellas de cero, que cuente sus historias, sus biografías, que las narre en ese recorrido.
Pero además ese recorrido tenía que llegar al símbolo que son hoy las mariposas en la lucha de las mujeres. Mariposas es el nombre que el pueblo dominicano les había dado a las Mirabal antes de su asesinato y luego, para la eternidad, pero hoy por hoy es un símbolo de mucha fuerza, de mucha resiliencia, de mucha representatividad en la lucha de las mujeres de todo el mundo, conozcan a estas hermanas o no.
En la propuesta de la muestra, la línea cronológica de alguna manera pasa del asesinato al día siguiente, el de la lucha posterior de Dedé, la hermana sobreviviente, criando a sus sobrinos huérfanos y construyendo Memoria, Verdad y Justicia en su tierra y a su modo. Con bastante soledad porque no había el nivel de organización como el que pudo haber en la Argentina en los años 80 con respecto a los derechos humanos, ni la revisión o la reparación histórica en términos de justicia.
La cronología de la vida de las Mirabal en la muestra termina en el día de hoy, con las mariposas convertidas en un símbolo de la lucha de las mujeres tan relevante, tan íntimo y a la vez tan colectivo. De hecho, las fotografías que aparecen en la muestra se sacaron en el último 8M en la Argentina específicamente para este material expositivo. Eso nos permitió conversar con cada persona a la que le sacábamos una foto con su mariposa para preguntarles el porqué de ese símbolo. Las respuestas siempre tenían que ver con la fuerza de resiliencia, de transformación, que la mariposa en sí misma envuelve. Muchas de estas mujeres conocían a las Mirabal y otras todavía no, pero no hay duda de que son un símbolo absolutamente presente y significativo en las calles.
A las Mirabal las llamaban “mariposas”. Hay versiones de que ese nombre lo reciben en el contexto de uno de los encarcelamientos que Minerva y María Teresa sufrieron en represalia por su lucha contra Trujillo. Otras versiones, hablan de que ese apodo era inclusive previo y tenía que ver sobre todo con que trataban de no nombrar a Minerva directamente en las reuniones que se hacían en su casa para discutir política nacional, para intercambiar con sus compañeros de universidad y del campo.
Hay distintas versiones, pero en lo personal entiendo que ese es el nombre que el pueblo dominicano les dio sobre todo a partir de su asesinato y probablemente tenga que ver con sus características como mujeres. Más allá de su lucha política ellas sostenían una vida familiar muy cercana al mandato de ese momento. Fueron mujeres que se casaron, tuvieron hijos y participaban de la fe católica. Se las reconocía como mujeres muy refinadas y además eran muy coquetas y muy arregladas.
Entonces hay algo de esa belleza, de la sutileza, de la fragilidad de la mariposa que el pueblo dominicano también toma para identificar, a partir del asesinato de las Mirabal -y esto es muy interesante-, que la Dictadura mataba a mujeres. No es que no hubo mujeres previamente asesinadas, pero sí las Mirabal se constituyeron como todo un símbolo de la mujer dominicana en ese momento justamente por reunir todas estas características sumadas a aquellas que se salían de la norma: su participación política, la instrucción, la capacidad de organizar y liderar movimientos políticos , además de la valentía, el coraje y ésta impronta absolutamente aguerrida de darlo todo por la liberación de su patria.
Luego de que la Dictadura dominicana intentara hacer pasar su asesinato por un accidente, en el lugar donde el auto fue arrojado al barranco se colocó una placa que reza “desde aquí, desde lo alto, volaron para siempre”. Me parece que ellas hicieron también con sus propias vidas el camino de la mariposa, una metamorfosis, si pensamos en su infancia y juventud. Esa capacidad de vivir que tenían, de amar las artes, la naturaleza (todo el jardín en el que enmarca la casa museo fue sembrado y cuidado por ellas). Creo que q en este intento de desaparecerlas ellas terminaron haciendo esa gran metamorfosis que la placa señala con esa frase.
—El asesinato de las hermanas Mirabal puede considerarse más un crimen político que un crimen por violencia de género. Sin embargo, es el origen del "Día de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres". ¿Cómo fue ese proceso?
—Respecto de la fecha 25 de noviembre para designar el "Día Mundial por la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres" creo que hay un camino que obviamente inicia Dedé, que es la gran narradora de esta historia, fue su misión de vida. El pueblo dominicano a partir del asesinato de las Mirabal, justamente por su procedencia social y su apellido reconocido, quedó absolutamente consternado ante el intento de simular este accidente. Muchos dejaron de hablar por lo bajo de los asesinatos de la Dictadura, pero la voz más importante que salió a decir que fue un asesinato desde el momento cero fue Dedé Mirabal, que no tenía tanta participación política como sus hermanas, Patria, Minerva y María Teresa. Dedé pierde todo temor por la Dictadura y sale “como una loca a gritar a los cuatro vientos que había sido un asesinato”, como ella misma dijo. No paró, desde ese 26 de noviembre que tuvo que enterrar a sus hermanas hasta el final de sus días, en 2014, cuando falleció ya de grande, de contar esta historia, de buscar la verdad, de pedir justicia.
Pero sobre todo no paró de buscar diferentes estrategias para poder contarlas, para preservar la memoria de sus hermanas, de que siempre estén “vivas en su jardín” como dice, otra placa que se encuentra en la Casa Museo. Precisamente, abre las puertas al mundo del Museo para poder seguir contando la historia de otra manera.
Esta memoria fue una construcción de Dedé de cada día: fue la primera guía del museo que recibía desde diplomáticos hasta contingentes de niños de jardín. Así es como en 1981, el Primer Congreso Feminista de América Latina y el Caribe celebrado en Bogotá invitó a reflexionar y accionar contra la violencia hacia las mujeres y se consensuó que el 25 de noviembre fuera la fecha, en homenaje a las hermanas Mirabal. Luego la ONU lo tomó en 1999.
Es cierto que el crimen de las hermanas Mirabal no es de género en sí mismo y es absolutamente político, pero sí tiene que ver con la violencia política hacia las mujeres. Esto es una interpretación personal, pero me parece que basta ver las diferencias en cómo se manejaba la dictadura de Trujillo con otras personalidades y cómo se manejó con ellas, que eran tres mujeres además de una clase social con cierta influencia. A ellas las mataron brutalmente una cantidad de hombres armados con palos, las torturaron, simularon un accidente. Entonces hay algo en la forma en que finalmente les quieren dar muerte que es muy específico.
Además, hay que seguir investigando, están las características específicas de la dictadura de Trujillo respecto de las cuestiones de género y ese “sacrificio” que se hacía con las mujeres a las que se “las ofrecía” al jefe. Las mujeres solían ser una ofrenda al Dictador.
—¿Qué es lo que une a Eva Duarte con las Hermanas Mirabal?
—Hay muchos puntos que confluyen, más allá de las diferencias de los contextos políticos, históricos, sociales, geográficos y territoriales de cada país. Eva nació en 1919; Patria, la mayor de las hermanas, nació en 1924. Son mujeres contemporáneas, con biografías intensas y breves.
El legado de las cuatro es enorme respecto a la brevísima vida y actividad política que tuvieron. Sobre todo hay una coincidencia en las inquietudes artísticas, de libertad, de indignación ante la injusticia y de utopía, en especial entre Eva y Minerva que era un poco la cabecilla de las hermanas Mirabal.
Hay otro punto de confluencia porque todas se convierten en una expresión de cómo las mujeres en Latinoamérica escriben la historia también. Inclusive hay coincidencia en la gestación de ambos museos. La colección, por ejemplo, del Museo de Evita se conformó con lo que la familia pudo rescatar luego del golpe del 55 y los objetos que salieron a la luz cuando pasó el peligro.
Con las hermanas Mirabal pasa algo parecido, pero con ellas aún en vida, en cuanto a la amenaza, el peligro y el intento de desaparición total. A Patria y Minerva, Trujillo les tiró abajo sus casas. Se intentó hasta desaparecer su legado patrimonial.
Estos puntos que menciono tienen que ver con la inspiración que nos brindan como mujeres que han transformado la vida de sus pueblos en términos fácticos. Eva, por toda la conquista de derechos, por la organización de las mujeres, por el voto femenino. Claro que su lucha se dio en un contexto democrático y de ampliación de derechos.
El asesinato de las Mirabal, por su parte, provocó que seis meses después cayera la dictadura de Trujillo. La sociedad dominicana ya no toleró un asesinato con esas características. Esto, sumado a la confluencia geopolítica y el fuego amigo, terminó con Trujillo ajusticiado.
Entonces, son cuatro figuras que han transformado la historia de sus propios pueblos, con vidas muy intensas y con legados muy prolíficos, que además tenían una visión sobre el rol de las mujeres en sus propias luchas. Fueron una gran inspiración para la posteridad, tanto en sus pueblos como en Latinoamérica y el mundo entero.
Taller para infancias: “Pintá la igualdad”
Uno de los ejes de la muestra es sensibilizar a las nuevas generaciones en la lucha contra todas las formas de violencia de género, a partir de reconocer las acciones de “las mariposas” Mirabal, “las mariposas”, y de Evita; en el marco de la muestra Hermanas.
Por eso, el Museo Evita viene organizando dos sábados al mes el taller “Pintá la Igualdad” en su espacio infantil, dirigido a niñas, niños y adolescentes de entre 10 y 14 años.
Inspirado en el concurso que la Casa Museo Hermanas Mirabal realiza desde hace seis años, el taller invita a niñas, niños y adolescentes a compartir las ideas y las emociones que les genere conocer las historias y las luchas de Patria, Minerva, María Teresa y Evita, a través de expresiones artísticas individuales que se irán sumando en un mural que resultará en una obra colectiva.
La última oportunidad de participar es el sábado 10 de junio a las 16 h en Lafinur 2988, CABA. Cupo limitado por orden de llegada.