... los costos ambientales deben ser tenidos en cuenta desde la idea del proyecto?
Las arquitecturas y formas de los asentamientos humanos de todas las épocas han respondido a premisas culturales y a las pautas de organización socio-económica de cada momento. El parque inmobiliario de nuestras ciudades está saturado de edificios cuyo diseño responde a corrientes estéticas y constructivas que no suelen contemplar los condicionantes climáticos y ambientales del lugar donde se implantan.
A partir de los desequilibrios entre los distintos costos asociados a la construcción para obtener mayor rentabilidad en el negocio inmobiliario, la variable de ajuste son los materiales, y las prestaciones finales del edificio se vienen supliendo con mayores demandas de energía.
Los costos económicos son una gran limitante en las obras de arquitectura. Sin embargo, iniciativas con poco dinero pueden optar también por el mejor diseño ambientalmente posible. Es viable utilizar
eficientemente la energía en edificios para alcanzar parámetros de habitabilidad adecuados.
Para ello, desde la etapa de “la idea formal” debe tenerse en cuenta que factores como orientación, dirección del viento y humedad relativa son tan importantes como cualquier cuestión estética, y no van en desmedro de ella. Además, los costos ambientales deben ser incluidos en todo proyecto, desde el análisis de factibilidad económica.
Nos encontramos entonces con la necesidad de pensar una identidad cultural, una referencia que vaya más allá de la moda efímera, una estética con significados. Nos encontramos ante la necesidad de aplicar un criterio racionalista clásico que nos permita ahondar en las necesidades -funcionales, materiales y sensoriales- a las que debe responder un refugio-espacio de esta época y de este lugar,
en consonancia con los condicionantes y las posibilidades ambientales de este momento y del futuro.
El logro de la eficiencia energética en la construcción, a nivel masivo, necesita de una transformación estructural en toda la cadena relacionada con la producción de edificios. Estos cambios, como vimos, responden a componentes, tanto tecnológicos como sociales, económicos y regulatorios. Será conveniente, en el corto plazo, tener en cuenta los costos energéticos implicados en el proceso propio de la industria de la construcción y de la no regulación de los mercados de suelos y del mercado inmobiliario.
AUTORA
Arq. Bárbara Brea
Directora de Proyectos Transdisciplinares en Eficiencia Enegética Edilicia
Docente-Investigadora Universidad Nacional Arturo Jauretche
Diplomada en Producción más Limpia
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