Utilizando la estética del reciclaje, la artista Ana Laura Badía creó un personaje ficticio, un cartonero que, junto con su fiel compañero, un perro, van narrando su historia desde la triste vulgaridad de lo cotidiano.

A través de bordados, collages, ensamblajes y dibujos, busca hacer visible el trabajo, el cansancio, la soledad, la noche, la espera y la amistad.

“No es lo mismo ver mis trabajos en una foto que en vivo. El tamaño que tienen las obras impactan mucho visualmente por la corporalidad del hombre y de su perro que son casi reales”, sostiene la artista de 22 años que es estudiante de Artes Visuales de la Universidad Nacional de Córdoba.

Deshechos con discurso propio

“No busco representar la basura sino exponerla porque los deshechos tienen su propio discurso. Por eso incluyo lo feo, lo que no queda bien, lo incómodo. La ilusión de lo bello reemplazado por un objeto de consumo. Aportando una capa conceptual extra a la historia porque son el testimonio de una problemática real que está presente en todos lados”, dice Badía.

“Yo siempre digo que la basura tiene memoria. En algún momento estuvo en manos de alguien que lo usó pero cuando no le sirvió mas, lo tiró. Y es ahí donde entro yo para darle un nuevo destino a eso que alguien tiró”.

En la sala pueden encontrarse también con una serie de grabados y dibujos previos que comparten la temática y dan a conocer otra dimensión de la obra mostrando el proceso.

Recolector taciturno puede visitarse hasta el 31 de diciembre, de lunes a domingos de 10 a 18, con entrada libre y gratuita.