La implacable Brigada Canina cuida el estatus sanitario de la Argentina
Está compuesta por diez beagles especialmente entrenados para detectar mercadería de ingreso prohibido a la Argentina en los equipajes de los pasajeros que arriban a Ezeiza.
Buenos Aires - Layra, Batata, Merlín, Coco, Bocha, Antón, Greta, India, Kenia y Milo son los diez beagles que integran la Brigada Canina del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), cuerpo de élite encargado de mantener en lo más alto a nivel mundial el estatus sanitario de la Argentina. Afirmación para nada exagerada, si se tiene en cuenta que deben controlar que los pasajeros que arriban al Aeropuerto Internacional de Ezeiza no ingresen al país mercaderías que están prohibidas.
Fue a partir de una reunión de la Coordinación General de Fronteras y Barreras del Senasa con representantes del Comité de Sanidad Vegetal del Cono Sur (Cosave), que se decidió optimizar el servicio mediante la implementación de la brigada de perros detectores como complemento de los controles en la línea de escáneres del principal aeropuerto de la Argentina.
"Es que por allí circula permanentemente una enorme cantidad de viajeros de diferentes orígenes, con sus maletas y bolsos que deben ser controlados. Muchos de ellos son de alto riesgo por la posible introducción de plagas y enfermedades", explicó Juan Pablo Giménez, de la Coordinación General de Fronteras y Barreras del Senasa.
Así fue cómo un grupo de agentes del Organismo compró los primeros cinco beagles. Después llegaron los otros cinco. Esta segunda tanda fue adquirida por la Asociación Comunitaria Sur, ONG con la que colaboran todos los trabajadores del aeropuerto.
Se buscaron cachorros aptos de tres meses de edad; y durante todo 2018, de lunes a sábados, en el Centro de Entrenamiento de la Asociación Comunitaria Sur, se llevó a cabo el adiestramiento de los mismos.
En el comienzo del entrenamiento se realizó el desapego de los cachorros, su adaptación y sociabilización. Luego se siguió con el adiestramiento y en simultáneo se complementaba con la capacitación de los guías.
Se utilizan beagles porque tienen que caminar por arriba de los equipajes y entre mucha gente, en aeropuertos internacionales, por lo que se necesitan perros chicos y amables. Cuando detectan algún elemento de los encuadrados como prohibidos (materia orgánica) se sientan o se acuestan sobre el bolso o valija. En los pasos fronterizos terrestres, como por ejemplo Misiones, por lo general se utilizan labradores.
El equipo está inspirado en la experiencia de la USDA's Beagle Brigade, que en los Estados Unidos de Norteamérica cumple la misma función. También se replica en Chile, donde el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG – similar al Senasa argentino) reprodujo la idea nacida en USA.
La rutina de los perros es compleja y requiere de una atención especial. De a pares, los animalitos trabajan dos horas y luego tienen un momento de descanso de entre dos y tres horas. Recién después de ese tiempo están en condiciones de brindar otras dos horas de servicio.
Además, tienen su tiempo de alimentación y su momento para la digestión y descanso. La recreación y el ocio son cuestiones fundamentales que se respetan rigurosamente para cuidar su bienestar y que el rendimiento no decaiga. Así van cumpliendo con la actividad. En general, los pasajeros que arriban en los vuelos los ven con simpatía cómo realizan su tarea.
Un ejemplo de su eficacia: recientemente la pasajera de un vuelo proveniente de Perú aseguró que no traía productos prohibidos en su equipaje. Sin embargo, uno de los beagle se acostó sobre su maleta, como símbolo de haber detectado algo. Al abrirla, los agentes del Senasa encontraron dos cuises cocinados y una especie de torta, semejante a un enorme alfajor. Como en todos los casos, se decomisó la mercadería, se desnaturalizó y se incineró en un horno pirolítico. El estatus sanitario del país quedó a salvo.
Otra posibilidad es adiestrarlos para que “rasquen” los bolsos o valijas cuando detectan algo. Por lo general, los que “rascan” el equipaje, son los que buscan drogas, explosivos o dinero. Estos habitualmente son utilizados por Aduana o Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA).
Con la actitud pasiva del beagle en caso de detectar algo anormal en el equipaje se pretende evitar incidentes con los pasajeros, que pueden llegar a reaccionar de mala manera si el pequeño “agente” del Senasa les raspa o raya el equipaje.