El martes 27 de agosto se realizó un homenaje a la actriz Fernanda Mistral en el Palacio Libertad, con la presencia del secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, y la directora del Centro Cultural, Valeria Ambrosio, quienes la agasajaron con un ramo de flores. Estuvieron presentes, además, la actriz Soledad Silveyra, el director Oscar Barney Finn, la cantante española Pepa Luna, la hija de Susana Campos, el actor Carlos Mena, entre otras notables figuras del ambiente cinematográfico.

A modo de introducción se proyectó un pequeño compilado de su extensa carrera actoral, en las que aparecieron imágenes de los largometrajes Barro gris (1954); El curandero (1955); Campo arado (1959); Los venerables todos (1962); Paula cautiva (1963); Psique y sexo (1965); La Raulito (1975); Qué es el otoño (1976); La parte del león (1978); La señora (1982); Los enemigos (1983); Venido a menos (1984); La condena de Gabriel Doyle (1998); Kamchatka (2002) y Socias (2009).

Al tomar la palabra, Fernanda Mistral dijo: "Tengo que hablar de mí, y hablar de mí creo que es muy aburrido. Pero de todas maneras lo que quiero es recordar mis 75 años, diría, de profesión. Yo siempre llamo a mi tarea oficio, porque me gusta la palabra oficio para dedicarle a mi trabajo. Yo soy de oficio actriz, y empecé a trabajar desde muy pequeña desde los 8 años en el teatro infantil en el Labardén. Por eso tengo que agradecer a mis padres, tanto a Modesto como a Josefina, que tuvieron la intuición de decirle a esta nena que dice bien los versos: 'Vamos a llevarla al teatro infantil Labardén'. Y ahí empecé a ser feliz".

También señaló: "Así que el teatro ha sido mi casa. Yo tengo miedos en cuanto al actuar, pero nunca miedo de estar en el escenario. Me parece que ahí puedo tomar el té, puedo desayunar, puedo dormir en un colchón, porque es mi casa. El escenario es mi casa y tuve la fortuna y el trabajo. Porque no dejo de lado el trabajo. Porque de ahí pasé al conservatorio, y después hice seminarios. Y tengo que agradecer tanto a mis maestros desde Blanca Colorado de la Vega, mi primera profesora de Arte Dramático en el Labardén". Y luego mencionó al resto de sus otros mentores como Fernández, Alesso, Pandolfo, Roberto Durán, Susana Toscano, Carlos Mena -con él coprotagonizó el último cortometraje Para siempre es ahora, que se presentó esa misma noche, y a su directora Karina Glinstein.

Por su parte, Oscar Barney Finn argumentó: "Lo interesante es que con el tiempo Fernanda va, viene, está en España, tiene distintas etapas de seguridad, pero nunca deja de ser. Y esto es lo que yo rescato de ella que también me gusta y me apasiona, porque es una amante del teatro y para ella nada está definitivo. Eso lo probó cuando hace no tanto tiempo en el Teatro La Comedia, hizo teatro y lo hizo muy bien. Y además tan apasionada que invirtió en todo su vestuario, era detallista en absoluto. Entonces ella junto a Estela Matute hicieron un diálogo muy creíble, con Brambilla como director, y salió un una obra que indudablemente uno ve que hay alguien que por más que le pase el tiempo, esa llama y esto que estamos hablando comenzando por el cine. Pero esa llama se enciende mucho más en el teatro, y eso es algo que no ha abandonado".

A su vez rescató su gran sinceridad: "Otra cosa que tiene Fernanda si no le gusta algo, te lo dice y no se hace muy simpática después la comida. Pero bueno, uno la quiere tanto que dice demos vuelta la página. Pero está bien, porque yo también soy así. Aunque tiene la misma intensidad cuando le gusta algo. Lo bueno es que ha pasado el tiempo y esa vara rigurosa no la deja de tener". Al respecto comentó una anécdota que la representa tal cual es: "Yo dije este personaje quiero que lo haga Fernanda, y Fernando me dijo: 'No, no es para mí'. Y a mí me frustró muchísimo. Pero para algo tiene esos años de experiencia, que le indicó que ese papel no era para ella por más que el director creyera que si era para ella".

Mientras que Pepa Luna, que fue su antigua alumna de actuación, contó otra de sus experiencias: "Cuando decidí venirme a estas tierras a abrirme camino, ella me brindó una generosa mano y siempre estuvo ahí sosteniendo, acompañándome. Todavía recuerdo la primera vez que llegué a este país y quedé con ella para tomarme un café en Clásica y Moderna hace ya unos lustros. Yo recién llegadita de España, sentada en a barra. Llega ella cual lady y me dice: 'Pepa Luna, las mujeres aquí no se sientan en la barra. Vamos a la mesa'. Ella tan sabiamente, siempre acompañándome. Por supuesto es una actriz como ustedes lo saben, pero yo quería compartir con ustedes esa gran maestra que es. Porque es difícil ser docente de actuación y docente de alguien que está ávido por aprender. Cuando como bien ella ha dicho tiene una mirada tan crítica, porque también lo es y me encanta. Te dice: 'No, está mal'. Hay algo por dentro que te forma y te hace admirar mucho más a la actriz que es. Porque ser docente no es tan fácil". Además agregó: "A veces se sabe mucho y se tiene mucha experiencia en algún rubro, pero no se transmite o no se sabe transmitir de la manera que tiene que llegar al público. Pero ella sí, o por lo menos a mí me conmovió".