La Ministra de Seguridad, María Cecilia Rodríguez, y su par de Interior de Italia, Angelino Alfano, acordaron fortalecer la cooperación entre fuerzas de seguridad para encarar de manera más eficaz los desafíos que plantea el delito organizado trasnacional a ambas naciones, a través del intercambio de informaciones que permitan anticipar tendencias criminales.

 

Rodríguez concretó el jueves 10 de abril el primer encuentro con un ministro de Interior italiano desde 1992. Los funcionarios coincidieron en la necesidad de dar un nuevo impulso al Acuerdo de Cooperación entre los dos países en materia de lucha contra el terrorismo, tráfico de estupefacientes y la criminalidad organizada.

 

"El delito trasnacional plantea riesgos a la seguridad de los ciudadanos, a la estabilidad de las instituciones y ciertamente a la paz, a la paz social y la paz entre las naciones", expresó Rodríguez a su regreso al país.

 

"Por esa razón, hemos reforzado la cooperación con el gobierno de Italia, país que tiene una larga tradición en materia de lucha contra la mafia. El primer paso será la profundización del intercambio de información entre nuestros investigadores y las fuerzas de seguridad italiana para interceptar aquellas organizaciones que establecieron puentes entre América latina y Europa", señaló.

 

El centro de esta nueva cooperación será el intercambio de informaciones.

 

La visita de Rodríguez a Italia incluyó también un encuentro con la presidenta de la Comisión Parlamentaria Antimafia, Rosi Bindi, para iniciar vínculos de cooperación a los fines de optimizar la investigación de los vínculos de organizaciones criminales que operan a nivel internacional, en particular entre América Latina e Italia.

 

Finalmente, la ministra participó junto al Jefe de la Policía Federal Argentina, Román Di Santo en el encuentro internacional contra el delito de Trata de Personas organizado en el Vaticano por la conferencia episcopal Inglaterra y Gales.

 

Ante una audiencia integrada por funcionarios argentinos, jefes policiales y autoridades religiosas de todo el mundo, el Papa Francisco describió la Trata de Personas como "una herida abierta en el cuerpo de la sociedad contemporánea, un estigma en el cuerpo de Cristo" y expresó la necesidad de estrechar lazos internacionales para trabajar juntos contra "esta forma contemporánea de esclavitud”.