Presidencia de la Nación

Fortalecer el sistema Chacras, un compromiso que se renueva

Hace 15 años se formalizó un acuerdo entre Aapresid y el INTA que dio origen al Programa que reúne a grupos de productores con una necesidad común e impulsa la construcción colaborativa de soluciones. En el marco del Congreso Aapresid, se renovó este acuerdo y se premió a las Chacras Pergamino, Justiniano Posse, Bandera y Valles Irrigados del Norte Patagónico por su trayectoria.

Con la participación de Marcelo Torres –presidente de Aapresid–, Juan Cruz Molina Hafford –presidente del INTA –, María Beatriz “Pilu” Giraudo –vicepresidente del INTA–, Ariel Pereda –director nacional del INTA– y numerosos directores regionales, se renovó el compromiso de innovación colaborativa de ambos organismos con la firma de apéndices al convenio por las 11 Chacras vigentes. Este acuerdo tiene como objetivo establecer compromisos en particular para grupo de productores.

Además, las Chacras Pergamino, Justiniano Posse, Bandera y Valles Irrigados del Norte Patagónico recibieron un reconocimiento a su trayectoria y trabajo durante casi una década ininterrumpida.

En el marco de la firma de los convenios, Torres consideró que la unión con el INTA es “fundacional de Aapresid”, y agregó que se trata de “una relación que crece y sigue poniendo en valor los años de trabajo conjunto”. Afirmó, a su vez, que “el INTA es, desde el inicio, el socio académico de mayor peso de nuestra institución”.

En su discurso, Molina Hafford destacó la importancia del sistema Chacras como modelo de gestión de la extensión para generar procesos de transformación y aseguró estar convencido que da resultados. En paralelo, subrayó, con convicción, que es una oportunidad para acelerar los procesos y trasladar el sistema Chacras a todo el territorio argentino.

En esta línea, subrayó que el sistema Chacras no le pertenece ni a Aapresid ni INTA, sino al sistema agroindustrial y agroalimentario de la Argentina. Y señaló la importancia de que las Chacras trasciendan a las personas.

Gil: “Se trata de aprender produciendo a través de un protagonismo horizontal de la mano de las instituciones del conocimiento”.

Por su parte, Giraudo recordó los inicios de la articulación entre el INTA y Aapresid, de la mano de Rogelio Fogante, socio fundador de Aapresid y pionero en que el crecimiento de la frontera agropecuaria debía ser con responsabilidad y con rigor científico, para acompañar este avance de la mano de la investigación y las tecnologías adaptadas a cada situación en particular.

En referencia al sistema Chacras señaló que es una innovación global que plantea la reunión y discusión de productores, científicos, técnicos y la universidad en forma conjunta para solucionar los planteos en el territorio, con base en la ciencia, sumada a la celeridad de los procesos de divulgación y adopción para competir con la vertiginosidad del avance científico-tecnológico.

A su turno, Pereda celebró la renovación de la articulación entre el INTA y Aapresid, y planteó la posibilidad de generar más chacras mixtas en las que la ganadería tenga también su lugar.

En esta línea, Andrés Madias -gerente del Programa Chacras de Aapresid- celebró la renovación del compromiso de innovación colaborativa entre el INTA y Aapresid. “Los 15 años de articulación son un hito muy importante para un programa que busca acercar la ciencia a los productores para dar respuesta a las demandas de cada sistema y ambiente de producción”.

“El Sistema Chacras es un mecanismo efectivo para acercar esas dos partes para acelerar los procesos de generación de conocimiento y adopción de las tecnologías, aprovechando el conocimiento empírico del productor y el conocimiento científico de las instituciones como el INTA y universidades”, subrayó Madias.

En cuanto a los desafíos que plantea la renovación del acuerdo, Madias adelantó: “Buscamos seguir impulsando esta forma de trabajo a otros grupos de productores, grupos de productores por fuera de los que hoy están trabajando con Aapresid”. En este punto, reconoció que las Chacras están orientadas a sistemas ganaderos, por lo que los objetivos serían “poder aplicar este método de trabajo a sistemas productivos diversos, incluso, vinculados con la agricultura, vitivinicultura y los sistemas hortícolas, así como hacer más diversas las escalas de productores”.

Un reconocimiento a la trayectoria

El Sistema Chacras tiene como objetivo generar conocimiento para responder a las demandas del productor y contribuir al desarrollo local mediante el agregado de valor y tecnologías de triple impacto: económico-ambiental-social. Fruto de 15 años de sinergia entre investigadores, productores y empresas se crearon alrededor de 20 Chacras, de las cuales 11 están hoy activas en diversos ambientes y numerosas necesidades.

Rodolfo Gil –creador y director académico del programa sistema chacras de Aapresid y experto en conservación y manejo de suelos del INTA– abrió el evento destacando “tres aspectos centrales que caracteriza el sistema Chacras, en primer lugar, la necesidad de solucionar problemas y generar un cambio, el deseo de hacer cosas diferentes e innovar con calidad científica”.

“El segundo, aprender y adquirir habilidades para aplicar ese conocimiento para construir la ética de la agricultura y, principalmente, el compromiso, que no se puede construir de forma individual, sino bajo una sostenibilidad colectiva”.

En este punto, destacó “la sinergia entre el conocimiento empírico del productor con el conocimiento científico y la institucionalidad”. Y agregó: “Se trata de aprender produciendo a través de un protagonismo horizontal de la mano de las instituciones del conocimiento”. Por su parte, Madias puntualizó: “Si bien todas ellas tienen necesidades y problemáticas diversas, hay un objetivo común vinculado a mejorar la calidad del suelo”. Para esto, en las Chacras se trabaja para evaluar alternativas de innovación y agregado valor a la producción como una forma de diversificar los riesgos de las empresas agropecuarias.

En este sentido, Madias se refirió al reconocimiento que recibieron las Chacras Pergamino, Justiniano Posse, Bandera y Valles Irrigados del Norte Patagónico por su trayectoria: “Se destacan por ser parte del Programa por tres ciclos consecutivos, es decir, nueve años de trabajo ininterrumpido”. En este punto, dio un paso más y recordó que “esta perseverancia permite ir desarrollando procesos y contemplar en los estudios los procesos biológicos que muchas veces requieren tiempo para expresarse”.

La Chacra Pergamino-Colón fue una de las pioneras del Programa y se orientó a aumentar el número y diversidad de cultivos de las rotaciones con estudios de rotaciones tradicionales hasta coberturas permanentes con praderas de gramíneas y alfalfa. Además, se evaluaron una amplia gama de cultivos de renta y de servicios, en distinta combinación e intensidad.

A su vez, la Chacra Valles Irrigados del Norte Patagónico es un proyecto muy desafiante -detalló Madias- en el que un grupo de empresas se instaladas en el Valle que producen bajo riego trabajan en el manejo de los cultivos. “Están abocados a manejar las flotaciones aprender que primero hay que desarrollar el suelo en esa zona para luego poder hacer ajustes específicos en el manejo de los cultivos para que justamente se pueda expresar el potencial ambiental que ofrece la zona junto con el agua de excelente calidad que tiene el Río Negro”, detalló Madias.

La Chacra Bandera, que surgió para enfrentar la problemática de malezas resistentes, abordó la necesidad desde un enfoque más integral, al generar información de valor en temas como biología de malezas, uso de residuales y de cultivos de servicios.

Por último, se reconoció a la Chacra Justiniano Posse, un grupo de productores orientado a reducir las brechas productivas en ambientes con presencia de napa. Hoy, está más abocada a la agricultura por ambientes para mejorar la toma de decisiones.

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