Por segundo año consecutivo, este 24 de marzo no hubo marcha. La calle, el escenario habitual de la lucha y el lugar donde las Madres y Abuelas siempre fueron retratadas, se transformó en territorio hostil. La pandemia obliga a dirigir la mirada hacia el adentro, espacios también de lucha y resistencia poco explorados: la intimidad de esas vidas atravesadas por el dolor más profundo, pero también por el amor.

Un living repleto de objetos con historia, un poema guardado en un libro, un viejo retrato, un reloj... Cada pieza capturada por la cámara despierta recuerdos que nos ayudan a reconstruir la memoria de la larga noche del terrorismo de Estado y de la incansable búsqueda de verdad y justicia. Un valioso legado que construyeron y que permanecerá para las futuras generaciones.

Este trabajo es una forma de rescate de la memoria y un abrazo a esas mujeres que se transformaron en un ejemplo de lucha y dignidad para la Argentina y el mundo.

En esta primera etapa se fotografió a Lita Boitano, Taty Almeida, Herenia Martínez Sánchez Viamonte, Carmen Lareu, Irma Scrivo de Morresi, Vera Jarach, Alba Rosa Lanzillotto, Buscarita Roa y Delia Giovanola.