El Senasa responde preguntas sobre la plaga mosca de los frutos
En el marco de la campaña “Proteger por si las moscas”, el Senasa brinda un panorama sobre su sistema de protección cuarentenario, las áreas bajo programa y hace recomendaciones a los productores.
Buenos Aires, 25 de octubre de 2018 – La producción frutihortícola argentina puede ser afectada por la mosca de los frutos, una plaga que genera daños en la fruta, que derivan en consecuencias económicas asociadas. El Programa Nacional de Control y Erradicación de Mosca de los Frutos (PROCEM) del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) busca reducir este impacto socioeconómico desarrollando sus acciones sobre las plagas Ceratitis capitata (mosca del Mediterráneo) y Anastrepha fraterculus (mosca sudamericana).
El objetivo de estas acciones es reducir el impacto de la plaga para lograr una mejora en la calidad y cantidad de producción en las áreas comprendidas por el Programa, lograr el reconocimiento de nuevas Áreas Libres de Mosca de los Frutos y mantener las actuales (dando cumplimiento a los lineamientos internacionales), lograr la apertura de nuevos mercados y que nuestros productos frutihortícolas compitan en mercados internacionales sin restricciones fitosanitarias.
Sobre el tema hablamos con profesionales del PROCEM, que respondieron algunas de las principales consultas acerca de la importancia de esta plaga para la producción frutihortícola de la Argentina.
Estas son las respuestas de los ingenieros agrónomos del Senasa, Esteban Garavelli y Paola Fedyszak.
¿Qué es la mosca de los frutos y por qué es tan importante?
EG: La mosca de los frutos es considerada una de las plagas de mayor importancia económica para la producción frutihortícola de la Argentina debido a los daños que produce en la fruta y a las mermas económicas asociadas.
PF: Existen más de 300 frutos hospedantes de mosca de los frutos, entre los cuales se incluyen arándano, cereza, ciruelo, damasco, durazno, frambuesa, guayaba, higo, kiwi, mandarina, naranja, mango, manzana, maracuyá, membrillo, nectarina, níspero, palta, papaya, pera, pomelo, pimiento, uva, entre otras.
¿Cómo protege el Senasa a la producción frutihortícola de esta plaga?
EG: A través de su Programa Nacional de Control y Erradicación de Mosca de los Frutos (PROCEM) , que tiene como objetivo principal la reducción del impacto socioeconómico ocasionado por esta plaga. La acción de monitoreo y control de este Programa abarca 1.000.000 de hectáreas en la región Patagónica, Mendoza, San Juan y el Noreste (NEA), donde se producen, anualmente, más de 5 millones de toneladas de frutos hospedantes de la plaga.
PF: Actualmente, el sistema de detección cuenta con 9.965 trampas operativas y el personal del Programa realiza 572.000 revisiones de trampas por año. En 2017, se destruyeron 535 toneladas de fruta como medida de control cultural y se liberaron 380 millones de insectos estériles de Ceratitis capitata por semana como parte del control biológico mediante el uso de la Técnica del Insecto Estéril (TIE). Por su parte, el sistema de protección cuarentenaria realizó la inspección y desinsectación de 7.000 vehículos que transitan diariamente (en promedio) por los puestos de control cuarentenario de la región Patagónica, Mendoza y San Juan. Además, 100.000 toneladas de fruta fueron tratadas en los centros de tratamientos cuarentenarios para abastecer a las áreas protegidas.
¿Cuáles son las recomendaciones para los productores?
EG: La estrategia de prevención y control implica realizar las medidas de control cultural, químicas y de trampeo masivo en las producciones frutihortícolas. El control cultural consiste en realizar la recolección de frutos caídos y del total de los remanentes de cosecha con una frecuencia semanal, para su posterior destrucción. Los frutos deben ser enterrados a una profundidad no menor a 30 centímetros y cubrirlos con cal viva.
PF: Si por alguna circunstancia no se pudieran enterrar los frutos en el lugar, los mismos deben colocarse en recipientes resistentes y cerrados, para su posterior traslado a un sitio apropiado para su destrucción.
EG: Por otro lado, el control químico consiste en aplicar productos insecticidas registrados y específicos para la plaga, respetando la dosis, frecuencia, forma de aplicación, acción residual y tiempos de carencia, de acuerdo a la recomendación del marbete y con la correcta calibración de maquinarias. Y por último, el trampeo masivo implica colocar en los frutales botellas plásticas que contengan atrayentes alimenticios (ej: vinagre de manzana o de vino, fosfato diamónico) o trampas comerciales cebadas con atrayentes específicos para mosca de los frutos.
¿Y qué beneficios tiene un productor por sumarse a esta estrategia de prevención y control?
PF: Los productores deben saber que ellos son un eslabón fundamental para el control de esta plaga que nos afecta a todos, dado que un aumento de la plaga implica una disminución en la cantidad de fruta que se comercializa, la pérdida de estatus sanitarios reconocidos a nivel internacional como las Áreas Libres de Mosca de los Frutos de la Región Patagónica y los Oasis Centro y Sur de la provincia de Mendoza, lo que se traduce en un retroceso para las economías regionales y en la falta de competitividad de nuestros productos a nivel internacional. Así es que los beneficios del control son claros para los productores: reducción de las pérdidas de frutas, mejora en la sanidad y la inocuidad de los alimentos que produce, posibilidad de exportar sin tratamientos cuarentenarios y apertura de mercados internacionales.
¿El público general también puede ayudar a prevenir esta plaga?
EG: Por supuesto, especialmente los vecinos de las áreas protegidas con frutales en sus casas y quienes viajan hacia estas zonas. Los vecinos, por ejemplo, deben colaborar con los controles oficiales facilitando el ingreso al personal identificado para realizar el control cultural; mientras que los viajeros deben evitar trasladar posibles frutos hospedantes hacia estas áreas ya que pueden comprometer los estatus sanitarios alcanzados.