El CAJ de Amaicha del Valle como eje central en el acceso a derechos para mujeres productoras de la alta montaña
Un trabajo sostenido enfocado en las necesidades legales, sociales y administrativas de mujeres productoras indígenas, posibilitó la gestión y entrega de herramientas para desarrollar sus distintas producciones.
El equipo de profesionales del Centro de Acceso a la Justicia de Amaicha del Valle, a través de un trabajo de dos años de investigación y abordaje interdisciplinar, hizo posible la entrega de una serie de herramientas e insumos a mujeres productoras de comunidades indígenas que se dedican a la elaboración de comidas regionales y de dulces, a la albañilería y a la producción agrícola.
En 2020 un grupo de mujeres productoras de la alta montaña se acercó a la oficina CAJ de Amaicha del Valle para realizar consultas de índole legal. Fue el inicio de un vínculo que se sostuvo en el espacio del CAJ, a lo largo de las distintas instancias de atención móvil y en las propias casas de las productoras de la alta montaña. Durante esas primeras reuniones, el equipo profesional del CAJ detectó una serie de necesidades legales y sociales ligadas al territorio y a la producción, fundamentalmente.
A partir de ese momento, el equipo del CAJ formado por Marcos Peralta, trabajador social; Ángela Gómez Peña, abogada; y Santiago Nieva, administrativo, se propuso diseñar una estrategia integral de abordaje que acompañe a cada una de esas mujeres. Por un lado se estableció una línea de trabajo centrada en cuestiones legales y administrativas que contemplase una serie de mecanismos de abordajes complejos con clave intercultural y situada. En paralelo se planteó una línea de abordaje enfocada en el acompañamiento territorial, dinámica que se sostuvo cotidianamente en cada uno de los domicilios de las mujeres productoras hasta el final del proceso con la entrega de los insumos.
El trabajo específico del CAJ consistió, en primer lugar, en tomar conocimiento de las actividades y del trabajo que hacían las productoras en sus comunidades, anclado principalmente en los modos de producir dulces y comidas, en la modalidad de producción agrícola, en los modos de producir trabajos de albañilería y en las formas en que lo llevaban adelante. Esa primera experiencia de acercamiento y de trabajo situado, permitió a su vez conocer que los proyectos de producción eran efectivos y que necesitaban desarrollo.
Un segundo momento estuvo centrado en pasar del trabajo de acompañamiento, investigación y observación en el territorio al diseño de proyecto para darle corpus a la experiencia y así realizar un pedido de recursos para que las mujeres productoras puedan continuar desarrollándose en las comunidades.
El proyecto se presentó ante el Observatorio de las Mujeres de Tucumán y allí el CAJ como agente impulsó el pedido de financiamiento de insumos y herramientas. A su vez se pusieron en contacto con el Ministerio de Desarrollo Social a través de la Subsecretaría de Economía Social y Solidaria y el programa de microcréditos.
El rol del CAJ ante estos organismos fue fundamental dado que debían conocerse los proyectos que tenían lugar en la alta montaña. Así, las trabajadoras sociales del programa de microcréditos se entrevistaron con cada una de las productoras y en conjunto, tomaron las decisiones sobre cuáles eran los insumos más necesarios, para más tarde proceder a la firma de las herramientas que finalmente adquirieron.
El largo trabajo de impulso, gestión y articulación que realizó el CAJ de Amaicha del Valle culminó con un operativo de logística y distribución que requirió buscar a las mujeres de la alta montaña, alojarlas en Amaicha del Valle (a cargo de la Comunidad Indígena de Amaicha del Valle
El equipo del CAJ a su vez realizó la distribución de las herramientas en la alta montaña junto al Comando de la Región 4ta de Gendarmería Nacional Argentina con sede en San Miguel de Tucumán. El operativo de logística y distribución tuvo una duración de 14 horas dado que abarcó un recorrido que va desde Amaicha del Valle hasta San Miguel de Tucumán y viceversa.
Marcos Peralta, trabajador social del CAJ de Amaicha del Valle, destacó: “Este es el Estado que deseamos, acá hay un Estado nacional y un Estado provincial que está acompañando, teniendo respuesta para productoras de alta montaña, mujeres que viven en zonas alejadas. El trabajo que nosotros hacemos como CAJ es el de interconectar distintos niveles del Estado para continuar dando respuestas a los sectores más necesitados. Es un trabajo de cuatro meses y hoy estamos en este recorrido, es un día festivo."
A través de estas acciones, la Dirección Nacional de Promoción y Fortalecimiento para el Acceso a la Justicia refuerza el compromiso con los derechos de las comunidades indígenas y sostiene el trabajo en red entre las comunidades y los tres niveles del Estado.