Discurso completo del ministro Guzmán en el seminario "Nuevas Formas de Solidaridad" en el Vaticano
Muchas gracias, Alicia, déjenme comenzar por agradecerles a la Academia Pontificia de Ciencias y también a todos los que ayudaron a organizar este evento. Creo que es un evento histórico que nos trae esperanza. También muchas gracias Kristalina por tu discurso considerado. Durante el día estuvimos debatiendo una serie de problemas que estamos experimentando en la economía global. Está claro que las cosas no están funcionando correctamente a nivel global. Desde Bretton Woods que no hemos tenido crecimiento compartido, aumentó la desigualdad entre los países, eso por supuesto llevó a un avance de las tensiones sociales y políticas también. Tenemos un sistema de normas que impide la innovación y por lo tanto socava la creación de capacidades de abastecimiento. El mismo sistema de normas también representa una dificultad para los países que sufren problemas de demanda efectiva, demanda agregada, situaciones en las que la carga de la deuda se vuelve insostenible para salir de esas trabas y, finalmente, también estamos dañando severamente nuestro planeta y es claro que tiene que haber un cambio, las normas de la economía global tienen que reescribirse. Esto por supuesto tiene que ver con el problema de los desequilibrios de poder y el uso poco saludable del poder. Lo que quiero hacer hoy es concentrarme en un aspecto en particular que me toca muy de cerca, que es el problema de la arquitectura financiera internacional para la resolución de crisis de deuda soberana. Me toca muy de cerca por varias razones: una de ellas es que he estado estudiando junto con un grupo de personas, en especial con Joseph Stiglitz, este tema por varios años, por supuesto con el apoyo del Centro para la Innovación de la Gobernanza Internacional y el Instituto del Nuevo Pensamiento Económico, construyendo en base al trabajo de otras personas y de algunos presentes en este recinto como por ejemplo, Jeffrey Sachs, que está allá. La segunda razón es porque ahora soy Ministro de Economía de Argentina, que está sufriendo una profunda crisis de deuda soberana. Lo que vemos en este frente es que hay una arquitectura financiera internacional altamente ineficiente para resolver las situaciones de deuda insostenible. Cuando los deudores toman préstamos, pagan en muchos casos una prima, básicamente lo que la prima dice es que si las cosas salen mal, hay una protección para los acreedores cuando las cosas salen mal. El problema es que cuando las cosas salen mal, no hay un marco formal que diga claramente que este es el estado, cuáles son los momentos en los que el deudor debe dejar de realizar las transferencias a los acreedores, justificar el hecho de que están pagando la prima. Esto no sucede, no hay un marco legal, una normativa internacional para resolver estas situaciones de forma ordenada y lo que vemos es un profundo sufrimiento. Hoy el Papa Francisco habló acerca de la “angustia de la deuda”. Hay sufrimiento, las sociedades sufren. Vemos que les lleva demasiado tiempo a los países en situaciones de crisis de deuda para siquiera comenzar a tratar los problemas y, una vez que comenzaron a abordarlos, la mayoría de las veces reciben alivio insuficiente para reestablecer las condiciones para volver al crecimiento económico y devolver las oportunidades a la sociedad. En este contexto se da el aumento del desempleo, el aumento de la pobreza, el aumento de las desigualdades. Vemos que una y otra vez la teoría económica predice y la evidencia es abundante, esto es lo que está sucediendo. No solo eso, sino que una vez que un país se las arregla para encontrar aliados y alcanzar acuerdos de reestructuración de deuda con la mayoría de los acreedores.
Siguen existiendo riesgos que las minorías logran bloquear la finalización del proceso. Las minorías compran deuda en situación de default y siguen una estrategia cooperativa de mantenerse afuera del proceso de reestructuración y litigar. Ha habido mucho debate sobre esto en los últimos años y ha habido muy pocos avances. En la esfera de las Naciones Unidas, hubo dos resoluciones, una en 2014, que establecía que debería haber un marco formal multinacional para los problemas de reestructuración de deuda soberana, simplemente manifestar la intención de ir en esa dirección, pero a esa resolución se opusieron los países acreedores más importantes y en 2015 hubo otra resolución que establecía 9 principios que deberían ser la base de dicho mecanismo. Otra vez no contó con el apoyo de las economías más avanzadas del mundo y la respuesta a eso fue el cambio de la letra de los contratos de deuda soberana, que recibió el apoyo de la Asociación de los Mercados Financieros Internacionales en 2014, adoptando o sugiriendo más cláusulas de acción colectiva supuestamente más robustas y eso fue todo. Muchos de nosotros, o al menos algunos de nosotros alegamos que esto va a ayudar pero muy probablemente no alcance para establecer las condiciones para resoluciones de crisis de deuda soberana ordenadas y eficientes. Y ahora pasamos al caso de Argentina.
De manera interesante, este debate surgió en base a la situación que Argentina estaba sufriendo, el problema que tenía con los holdouts, algunos de ellos conocidos como fondos buitre y ahora tenemos a Argentina de nuevo. Muy rápidamente el país recuperó el acceso a los mercados a los mercados financieros internacionales en 2016 y duró 2 años. Fue muy rápido, se basó en expectativas muy optimistas de que habría un incremento en la Inversión Extranjera Directa luego de cambiar las reglas del juego y de la economía. Se pidieron préstamos muy rápidamente y 2 años después los mercados dijeron “bueno, se terminó, no creemos más en este país” y ahora el país experimenta una profunda crisis. También muchos indicadores han empeorado, sobre todo los económicos y esta va a hacer la próxima gran prueba, ya es la gran prueba para la arquitectura financiera internacional para la resolución de crisis de deuda soberana. El presidente Alberto Fernández me dio la responsabilidad de básicamente diseñar e implementar políticas macroeconómicas y, como parte de eso, políticas de deuda para resolver la crisis y lo que hemos estado haciendo, quiero describir la forma en la que pensamos estos problemas. Es interesante porque hemos estado pensando durante años cómo abordaríamos una situación semejante, dadas las complejidades del contexto internacional actual y ahora lo estamos poniendo en práctica.
La premisa principal aquí es que hacer austeridad fiscal para pagar la deuda en una situación de deuda insostenible no funciona. Por el contrario, es contraproducente, empeora la situación. Entonces, tuvimos que cambiar ese camino por el país transitaba. Lo que hicimos fue redefinir las prioridades. Es el debate que tuvimos esta mañana, la necesidad de redefinir las prioridades. El Papa Francisco también se refirió a la necesidad de redefinir prioridades y eso es lo que hicimos. Sin embargo, también decidimos hacer el esfuerzo de tratar de resolver la crisis en la forma más ordenada. No quisimos aplicar austeridad a los gastos en esa situación, pero decidimos destinar algunas de nuestras tan escasas reservas en moneda extranjera a los pagos de interés, pero no podemos hacer eso por mucho tiempo. De otra manera llegaría a un vaciamiento de las reservas del Banco Central. Lo que básicamente le queremos dar a cada bonista es la oportunidad de sentarse a la mesa y trabajar en conjunto para resolver esto de manera constructiva y evitar una situación en la que todos pierden.
Hemos respetado los plazos del proceso y estamos yendo paso a paso tratando de resolver esto de forma ordenada, tratando de restablecer la sostenibilidad en base a la buena fe. Una vez más, el tiempo es esencial. No queremos caer en el síndrome de “ya es muy tarde” que vemos hoy en el mundo. Es por eso que fuimos muy claros en que tenemos que resolver esto de forma rápida. Incluso hemos publicado un cronograma. Estamos haciendo esto de forma muy transparente. Este cronograma publicado muestra que existe una fecha en la que tenemos que resolver esto. Lo que es muy interesante es que por supuesto los mercados no están acostumbrados a esto porque no es la forma en que se hacen las cosas, pero la forma en que se hacen las cosas no funciona, así que tenemos que hacer algo diferente acá. Entonces el feedback que recibimos es que este es un cronograma muy ajustado. Pero no se trata organización, sino de realidad económica. Es la dura realidad económica y social que hace que el cronograma sea tan ajustado.
Esto es algo en lo que tenemos que tenemos que tener más y más conciencia entre las distintas partes interesadas para evitar lo que es común en este tipo de casos. El FMI es parte de este escenario. Necesitamos una resolución integral a este problema. El FMI es un acreedor muy importante de Argentina en este momento y las buenas noticias en este sentido es que, en mi opinión, estamos teniendo un diálogo muy constructivo con el FMI. En todas las reuniones siento que cada vez nos entendemos más, hay avances en ese sentido y esperamos que podamos seguir trabajando de forma constructiva para evitar los resultados del pasado.
Para nosotros, no existe un panorama peor que la austeridad desestabilizante en tiempos de recesión. Ahora no estamos usando ingresos fiscales para pagar la deuda, estamos pagando con reservas en moneda extranjera, lo que quiere decir que el tiempo es limitado. Cualquier otro panorama es peor que seguir pagando la deuda cuando esta se vuelve cada vez más insostenible y nos obliga a entrar en una recesión más profunda. Vamos a ser muy firmes con eso. Hoy se ha enfatizado mucho la necesidad de nuevas reglas para la economía global, reglas que funcionen para las personas y no solo para las elites que escriben esas normas. Tendremos que hacer esto con las normas actuales, no hay tiempo para reescribirlas en dos meses. Ha habido un debate también hoy acerca de Latinoamérica. Resulta claro que las tensiones en la región van en aumento. Está claro que hay una falta de liderazgo.
La opinión de Alicia dio en el clavo. Está de acuerdo con nosotros que el mayor problema ha sido la desigualdad. Las economías han crecido en el pasado pero los problemas de la desigualdad no han sido resueltos a una velocidad razonable y tolerable, por eso existe tanta tensión hoy en día. Lo bueno es que creo que Argentina es una oportunidad para traer estabilidad a la región en un contexto de escaso liderazgo. Mi presidente Alberto Fernández está trayendo un gran liderazgo al país y a la región. Además de eso es un muy buen arquero en fútbol, ténganlo en cuenta. Estamos tratando de hacer que las cosas funcionen en línea con las premisas que se han traído a la mesa hoy. Hemos debatido estas cuestiones durante mucho tiempo. Hemos contado con la ayuda de importantes economistas de todo el mundo. Queremos tener un sistema económico que sea inclusivo y no sólo inclusivo, sino que también dinámico. El dinamismo es importante porque no hay suficientes recursos parta resolver los problemas solo redistribuyendo.
Tiene que haber un crecimiento compartido. Para esto deben darse las condiciones adecuadas. Tiene que haber estabilidad. Entonces en un contexto de limitaciones muy ajustadas, decidimos redefinir prioridades y ha funcionado para cambiar el ánimo, pero por supuesto queda mucho por hacer. Necesitamos recomponer la consistencia del sistema, necesitamos resolver el problema de la deuda insostenible. De otra forma, cualquier esfuerzo no sería eficaz. Debemos hacerlo rápidamente. Y las chances de tener éxito son más altas si las posiciones de los distintos bonistas son constructivas. Nosotros estamos haciendo todo lo que podemos para actuar de la forma más constructiva posible dadas las limitaciones que enfrentamos. Lo que si vemos una postura constructiva por parte del FMI, de hecho muy constructiva y estamos felices por eso pero no es suficiente, necesitamos más. Hay algunos ministros de Economía aquí presentes de países miembros del Club de París, ese también es un problema que debemos afrontar. Argentina pagará tasas de interés del 9% de la deuda desde 2020 a 2021 con el Club de París y eso no solo es insostenible sino que también marca un anclaje muy importante para el resto de la restructuración. Definitivamente, no es pari passu lo que estamos tratando de hacer.
Entendemos las complejidades del Club de París pero, si vamos a hacer las cosas bien, también necesitamos cooperación y necesitamos la cooperación de los bonistas.
Joe Stiglitz dijo algo antes que se me vino a la mente ahora, entre tantos dichos que se me vinieron a la mente de Joe en los últimos años que fue este tema de que los mismos fondos de inversión que son bonistas tienen centros empresariales que se centran en miradas muy cerradas del mundo, incluso en las mismas universidades en las que aprendemos y creamos conocimientos invierten estos fondos y, luego, cuando entramos en situaciones de deuda insostenible, lo que vemos es una divergencia en los relatos, en las palabras, en los marcos mentales y en los de análisis en general y eso hace que, a veces, las comunicaciones no sean tan constructivas como deberían ser. Asique espero que también podamos educar al mundo, por esto es que pienso que este tipo de reuniones son tan, tan importantes, tan útiles para el mundo y son históricas. Espero que podamos trabajar todos juntos para poder crear una mentalidad diferente que ayude hoy a la Argentina, pero también al mundo en general, para crear un entorno más sostenible que trabaje no solo para los más privilegiados, sino para la mayoría. Gracias.