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Daniel Santoro presenta “Panorama. El teatro de la memoria” en el Museo Nacional de Bellas Artes

Se trata de un panorama distópico sobre la realidad, en que el artista argentino propone una experiencia inmersiva con una obra inédita de 30 metros de largo. Además, se expone una serie de trabajos en tinta y un dibujo en carbonilla realizado sobre una de las paredes de la sala del segundo piso.

El Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) inaugura el jueves 21 de septiembre, a las 19 h, la exposición Panorama. El teatro de la memoria, en la que el artista argentino Daniel Santoro presenta una obra inédita desplegada a lo largo de 30 metros, además de una selección de trabajos en tinta sobre papel, bocetos y cuadernos de notas, y un dibujo en carbonilla realizado especialmente para esta muestra en una de las paredes de la sala 42, en el segundo piso.

“Los panoramas pictóricos, populares en el siglo XIX, eran enormes murales circulares que evocaban hechos trascendentes del pasado, como guerras, desastres naturales y episodios históricos* ‒expresa el director del Bellas Artes, Andrés Duprat‒. *Eran pinturas realistas que buscaban emular escenas verosímiles: fueron, de alguna manera, un antecedente del cine”.

“En esta exposición, Santoro rescata aquel formato al presentar un panorama de treinta metros lineales. Si bien respeta el aspecto formal, el artista opera cambios conceptuales significativos. En principio, no se trata de la representación de un hecho histórico, sino de la puesta en escena de una cosmovisión personal y distópica en la que el artista expresa sus preocupaciones y su visión crítica de la realidad”, agrega Duprat.

Por su parte, Daniel Santoro explica: “Con esta obra, intento provocar una experiencia inmersiva similar a la de aquellos panoramas de fines del siglo XIX. Pero, en este caso, el espectáculo que se muestra es una línea de tiempo quebrada por una sucesión de indicios de crisis y colapsos que anuncian los posibles finales de este tiempo”.

El panorama ‒que se extiende a lo largo de la sala 42 del segundo piso, hasta cubrir un ángulo de trescientos grados‒ presenta una secuencia de imágenes realizadas en carbonilla y acrílico diluido. “Decidí utilizar la huella material del dibujo y evitar el artificio retórico de la pintura, lo que resultó en una bicromía de colores marrones con pigmentos provenientes de la tierra y la carbonilla”, detalla Santoro.

“Con lucidez y poesía, Santoro propone claves para leer la historia pasada, presente y futura a través de un crudo retrato social de nuestras aspiraciones, logros y fracasos”, define Duprat. “El artista muestra un mundo apocalíptico, en el que reconocemos múltiples referencias a distintos momentos de la historia de la humanidad, y en el que se presiente una situación de emergencia. La gran pregunta que plantea la exposición podría ser: ¿hacia dónde estamos yendo? Sin embargo, estas obras quizás funcionen como una advertencia esperanzadora que nos interroga: ¿qué podemos hacer para corregir el rumbo?”, reflexiona el director del Bellas Artes.

La muestra se completa con lo que Santoro denomina el “teatro de la memoria”, integrado por un fichero que presenta una secuencia de imágenes en miniatura, así como una serie de dibujos en tinta y carbonilla, bocetos, apuntes y libros de artista que revelan la génesis de la creación, las ideas y los estudios previos de sus producciones recientes.

“En este conjunto, está planteado el problema de representar la dinámica del tiempo, el vector, lo sucesivo, la captura de la memoria* ‒comenta Santoro‒. *Pensé en una especie de fichero rotativo de imágenes, pero con un desplazamiento en su eje que convierte ese movimiento en una espiral que se pliega sobre sí misma y genera una multicapa de memorias íntimas, de eventos, acontecimientos que conforman un verdadero teatro de la memoria”.

“El boceto plasmado en la pared de la sala intenta describir maquinalmente el devenir de estas unidades mínimas de memoria temporal, mientras que los cuadernos de apuntes muestran el trabajo diario, una forma del devenir temporal, como una memoria técnica de la construcción de esta muestra”, concluye.

Daniel Santoro: Panorama. El teatro de la memoria podrá visitarse hasta el 19 de noviembre de 2023 en la sala 42 del segundo piso del Museo, de martes a viernes, de 11 a 20 h, y los sábados y domingos, de 10 a 20 h, con entrada libre y gratuita.

El Museo Nacional de Bellas Artes, que depende del Ministerio de Cultura de la Nación y cuenta con el apoyo de Amigos del Bellas Artes, está ubicado en Av. del Libertador 1473, Ciudad de Buenos Aires.

Sobre Daniel Santoro

Nació en Buenos Aires, en 1954. Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón, de donde egresó con el título de profesor de dibujo y pintura. En 1986, obtuvo el primer premio en el Salón Municipal de Dibujo Manuel Belgrano. Entre 1982 y 1994, trabajó como escenógrafo en el Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires.

Publicó en 2002 Manual del niño peronista (Asunto Impreso), distinguido por la Asociación Internacional de Críticos de Arte (AICA) como el mejor libro de arte. En 2004, con dirección de Alejandro Fernández Mouján, protagonizó el documental Pulqui, un instante en la patria de la felicidad, que fue premiado en diversos festivales internacionales.

Entre 1990 y 1996, realizó numerosas muestras y viajes por Oriente. También presentó su obra en Italia, España y Estados Unidos. En la Argentina, sus principales exposiciones se llevaron a cabo en la galería Palatina, el Centro Cultural Recoleta, el Museo de la Universidad de Tres de Febrero (MUNTREF), el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, el Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Caraffa de Córdoba, el Museo Provincial de Bellas Artes Franklin Rawson de San Juan, y en el diario La Capital de Rosario, entre otros espacios.

Desde 2008 participa del colectivo artístico Estrella del Oriente, con el cual coprotagonizó el largometraje La ballena va llena, entre muchas otras acciones en torno al drama de las migraciones humanas. En 2012, obtuvo el Premio Konex de pintura.

Además, editó los libros Manual de arcanos porteños (1996), Mundo peronista (2007), Manual del niño neoliberal (2017) y, junto con Julián Fava, el ensayo El peronismo entre la misericordia y la severidad (2018). También ilustró Rimbaud para principiantes y la edición de Los siete locos de Página/12.

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