D’Alessandro expuso en la Universidad de Princeton: “Una economía feminista es una economía sostenible”
La directora de Economía, Igualdad y Género del Ministerio de Economía, Mercedes D’Alessandro, fue invitada destacada por la Universidad de Princeton, una de las diez mejores de Estados Unidos, para participar de una charla con alumnos y alumnas de posgrados de la Escuela de Asuntos Públicos e Internacionales, en el marco del programa Leadership through Mentorship.
La experiencia del Gobierno argentino en la generación de políticas feministas es ejemplo en el mundo. Recientemente, el Ministerio de Economía de la Nación participó del lanzamiento del programa de recuperación económica de ONU Mujeres “Más allá del Covid-19: un plan feminista por un mundo sostenible con justicia social”, como un caso ejemplo a nivel mundial: la Argentina es el país que tuvo mas respuestas al COVID con perspectiva de género en todo el mundo.
El evento fue moderado por un estudiante de esa casa de estudios, Juan Pablo Alvarez y Mercedes D’Alessandro fue recibida por el vicedecano de la Escuela, Miguel Centeno. El trabajo de la primera Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género genera interés en los espacios académicos y marca agenda en distintos países.
D’Alessandro explicó cómo la perspectiva de género contribuye a pensar los efectos de la pandemia y los problemas estructurales de la economía del país y de la región, y resaltó la importancia de transversalizar en el Estado la agenda de género, que es -aclaró- una agenda de redistribución.
“Cuando hablamos de redistribuir ingresos, sobre todo en América Latina, se tocan intereses y cuando la torta se achica los conflictos se intensifican. Las mujeres deben tomar espacio en la distribución. El feminismo no es solo una agenda de reconocimiento de derechos, es sobre todo una agenda de redistribución de ingresos”, expresó.
Sobre los objetivos de trabajo de la Dirección, la funcionaria comentó: “Nos proponemos que las políticas económicas sirvan para cerrar brechas de desigualdad que son, principalmente, desigualdades de género”. En este sentido, explicó que las mujeres están sobrerrepresentadas entre los sectores más pobres y son minoría entre quienes tienen mayores ingresos, porque tienen menos participación económica que los varones, ganan menos, tienen más desempleo y, por estos motivos, son más pobres.
“La desigualdad es grande, muy cruel y genera muchos obstáculos para el desarrollo de los países. Pero la economía, en general, no tiene esta visión incorporada. Por eso, es necesario tomar la dimensión de género en todas las políticas económicas”, dijo. En ese sentido, explicó, la experiencia de la Dirección muestra que es central trabajar en crear diagnósticos: “Hay muchas tareas que realizan las mujeres, como el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, que no están medidas. Y al no aparecer en las estadísticas, tampoco aparecen en los documentos, en los análisis de impacto, en los debates. Mucho menos, si quienes llevan esos debates son varones”.
Por otra parte, D’Alessandro resaltó la importancia de incorporar perspectiva de género al presupuesto nacional y manifestó que “el feminismo, para poder construir política pública, necesita dinero. Sin presupuesto, cerrar brechas de desigualdad es solo una consigna”. Argentina es el país que más recursos destina a reducir desigualdades en la región.
La pandemia agrandó las brechas de desigualdad -sociales, de infraestructura, de acceso a la conectividad, de género- e impactó más fuerte sobre trabajadores informales, mujeres, jóvenes, niños y niñas. Esto implica un gran desafio para la economía feminista. Una respuesta feminista fue el Ingreso Familiar de Emergencia, la política de transferencia monetaria más grande de la historia de Argentina. “La política llegó a 9 millones de personas. Logramos que llegue a estos sectores más afectados. ·El 57% de quienes lo recibieron fueron mujeres y el 61% jóvenes”, destacó D’Alessandro.
Por otra parte, la pandemia dio lugar a una economía que se reconfigura con muchas más asimetrías que las de antes. Ante este nuevo escenario -sostuvo la funcionaria- es indispensable pensar la economía desde la óptica de los cuidados. “Las tareas de cuidados son la única actividad de la economía que no paró con la pandemia. Sin las mujeres en los comedores, en los hogares, en la salud y en la enseñanza, hoy no podríamos pensar directamente en recuperar la economía. Ellas son el sostén del tejido social y productivo”, expresó.
Por último, aclaró que “sin mujeres en espacios de poder, de diseño política y económicas, no se pueden impulsar políticas que cierren brechas de desigualdad” y concluyó: “Necesitamos más feministas en los espacios de decisión. Porque la construcción de una economía feminista es la construcción de una economía más sostenible y justa”.