Presidencia de la Nación

Conversatorio virtual :"A 48 años de la Masacre de Trelew"

Impulsado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, se realizó un encuentro virtual sobre lo que implicó la Masacre de Trelew desde una multiplicidad de abordajes.

En la madrugada del 22 de agosto de 1972, en la Base Almirante Zar, en Trelew, provincia de Chubut, fueron fusilados por personal de Armada Argentina un grupo de militantes presos y presas políticos que se habían fugado del penal de Rawson. En 2006, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Comodoro Rivadavia entendió que este hecho se enmarcaba en el plan de la llamada "lucha antisubversiva", que no fue un hecho aislado sino precedido y continuado por otros, y que debía considerarse como crímenes de lesa humanidad. El 15 de octubre de 2012, el Tribunal dio a conocer la condena a prisión perpetua de los ex marinos Luis Sosa, Emilio Del Real y Carlos Marandino, y absolvió al entonces jefe de la Base, Rubén Norberto Paccagnini, y al juez militar designado para realizar la investigación, Jorge Bautista. A su vez, se ordenó solicitar la extradición desde Estados Unidos de Roberto Guillermo Bravo, acusado también como uno de los autores de la Masacre. Aquella masacre fue un hecho bisagra en la historia de la Argentina que anticipó el accionar que llevaría adelante la dictadura a partir de 1976.

Llevó la charla, como moderadora, la antropóloga Mariana Tello Weiss, Presidenta del Archivo Nacional de la Memoria quien comenzó recordando aquellos hechos de 1972 para que sirviera como punto de partida: "Desde la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación (SDH), consideramos que es un hecho de relevancia que, después de tanta lucha, haya podido identificárselo como terrorismo de Estado, aunque haya sido anterior a la última dictadura. Estos hechos pudieron ser juzgados gracias a la luchas de los organismos de DDHH y a las políticas de Memoria, Verdad y Justicia". Reparó así en las políticas de Estado que está llevando como prioridad la SDH que, como en el caso de Trelew, amplía los rangos temporales de esos delitos para llevar verdad, justicia y reparación a cada vez más grupos de víctimas.

Así, Martín Fiorenza, Director Nacional del Programa Verdad y Justicia, comenzó revisando aquellos hechos de Trelew como una "onda expansiva" entendiendo que a esa masacre le siguieron desapariciones, asesinatos y exilios que aún hoy, 48 años después, siguen vigentes y restan reparar muchos daños. "Trelew fue la piedra basal de lo que fue el terrorismo de Estado", subrayó y apuntó que "significó un salto cualitativo" respecto de represiones anteriores detallando que dejaba de ser un eslabón común "para ser la metodología que se utilizaría a partir de marzo de 1976". Como un ensayo general de la represión posterior: "Fue la utilización del terror para sostener el principio de autoridad; el no reconocimiento de los hechos ilícitos que cometían; el pacto de sangre tomado en silencio entre todas las fuerzas armadas para llevar adelante el plan de exterminio; la recurrente utilización de la ley de fuga y finalmente la supresión física, sea a través del asesinato o de la desaparición forzada". Fiorenza identificó entonces que en la SDH se viene de un período en el que las causas de Lesa Humanidad entraron en un letargo multicausal. "Parte ligada a la decisión política del Gobierno anterior de no avanzar y parte con lo que es el sistema judicial, con las subrogancias, con la falta de jueces federales, de recursos; en definitiva, una situación que hace que los juicios no tengan la dinámica ni el impulso que corresponde". Identificó el riesgo de que la falta de juicio y castigo a los culpables concrete cierta "impunidad biológica" por la cual los responsables van muriendo. Al respecto remarcó la decisión de Horacio Pietragalla Corti, el Secretario de Derechos Humanos de la Nación, de colaborar desde la SDH en los juicios con especial énfasis donde existen genocidas que todavía no hayan sido juzgados. "Respecto del caso Trelew, estamos hablando con Cancillería por el tema de la extradición de Bravo, pero también de otros". Explicó que otra de las cuestiones que les ocupa son los casos de responsabilidad civil empresarial para los que la SDH ha creado un área específica de investigación. "Otro de los temas en los que ha puesto énfasis Horacio Pietragalla Corti es en ampliar el concepto a Memoria, Verdad y Justicia Indígena".

A su tiempo, Eduardo Hualpa, abogado querellante, representante de familiares en el juicio por la Masacre de Trelew comenzó revisando cómo fue vinculándose con los hechos y recordó particularmente un homenaje a las víctimas, en 1997, del que participaron importantes referentes de la política y de la cultura. Pero no sería hasta 2006 que se sabría que la Armada se encargó de registrarlo, continuando con su accionar ilegal de espionaje. "La historia del pasado y del presente se entrelaza en estos horrores y conviene mirar con mucha atención esta causa", remarcó. Repasó así desde las dificultades que veían en 2005 para que se abriera una causa de 1972, pasando por cómo se llegó al juicio en 2012 donde debieron demostrar que sí se trataba de delitos de lesa humanidad, hasta cómo llegó a Casación donde, en 2014, se confirmaría no solo el carácter de Lesa Humanidad y la autoría de los imputados, sino el cuestionamiento de las absoluciones de Paccagnini y Bautista. "Así llegamos al 2020, donde estamos esperando dos cosas: el trámite de la extradición del Bravo y la confirmación de la condena de la Corte Suprema".

Fue, entonces, el turno de Alicia Sanguinetti, fotógrafa, ex presa política y testigo en el juicio por la Masacre de Trelew: "Como ex presa política, por haber estado en Rawson cuando fueron los fusilamientos, es para mí más que un deber estar presente en todos los homenajes". Y comenzó citando a Eduardo Luis Duhalde: "Mirar el pasado es hacernos cargo de que hay heridas sin cicatrizar. Y la única forma de que el pasado sea pasado, es haciendo justicia y recuperando la memoria". Recordó que en las primeras reuniones de familiares de las víctimas eran muy emocionantes pero veían pocas posibilidades de que se juzgara. "Pero que se avanzó por todos los familiares que pusieron el hombro a pesar del dolor, para recuperar a ese familiar que había dado su vida por todos". Para Sanguinetti, las banderas de las compañeras y los compañeros que quedaron registradas en la última charla que dieron Mariano Pujadas, Rubén Bonet y María Antonia Berger antes de ser llevados a la base Almirante Zar, "siguen siendo las mismas hoy: un país sin hambre, con educación, salud, vivienda y trabajo para todos".

Habló luego Raquel Camps, hija de Alberto M. Camps, sobreviviente de los fusilamientos que sería luego asesinado por la última dictadura cívico-militar: "Para mí fue muy difícil abarcar a mi papá. Pero todo cobró sentido con Trelew; cuando pude conocer a sus compañeros y compañeras". Su primer encuentro fue en 2007, en la inauguración del sitio de Memoria del viejo aeropuerto. Y luego, en los juicios. "Muchas personas me fueron devolviendo ese pedacito del rompecabezas que iba armado, pero que además pasaban a ser parte de mi familia (...) Hoy soy quien soy también gracias a sus compañeros". Tal vez este fuera uno de los momentos más conmovedores de la charla. Mariana Tello Weiss, claramente emocionada recordó la importancia que tienen las y los sobrevivientes para los hijos e hijas, para quienes pasan a ser parte de una gran familia. Y reveló: "Me llamo Mariana por Mariano Pujadas. Somos una generación de hijos e hijas de militantes donde la masacre de Trelew es una marca de identidad en nuestros nombres, que llevamos con mucho orgullo. Si no tuviéramos el relato de esos compañeros y compañeras que nos contara por qué nos llamamos así, no sabríamos quiénes somos".

Era el turno de Mariana Arruti, directora del film Trelew. La fuga que fue masacre e integrante del área de Fondos Audiovisuales del Archivo Nacional de la Memoria. Arruti habló de lo que significó para ella hacer esa película, particularmente en el año 2000, cuando comenzó a rodarse, donde todos los responsables de la masacre estaban impunes. "Escuchándolas, pensaba en cómo son de complejos los procesos de reconstrucción de Memoria y en cómo la última dictadura diseminó el terror para que Trelew empezara a borrarse. Luego, poco a poco, en capas de trabajo, de encuentros, de experiencias esa memoria empezó a recuperarse". El film colaboró con ese proceso de reconstrucción de memoria, "una cosa maravillosa es que la película fue un granito de arena en el proceso de justicia, cuando fue prueba para la instrucción de la causa. Y otra cosa importante del juicio fue la aparición de nuevos materiales, como el audio de los sobrevivientes que había estado esperando el status que tuvo recién cuando este juicio se puso en marcha".* Arruti invitó entonces a reflexionar: "cuánto todavía puede decirse sobre Trelew, cuántas otras cosas todavía podemos pensar sobre Trelew, y cuánta memoria todavía podemos recuperar".

Cerraba así un nuevo conversatorio de temas clave, con la promesa de que se seguirán organizando otros que se anunciarán en las redes sociales del ANM y la SDH.

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