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Con normas IRAM, los microtractores avanzan seguros en el mercado

Fruto del trabajo articulado entre el INTA y el Instituto Argentino de Normalización y Certificación, se implementó y aprobó una nueva Norma IRAM que garantiza la seguridad en microtractores de mancera. Este logro permite contar con un producto más confiable y seguro que le brinda certeza al usuario, lo que facilita su exportación, colabora en la regulación del mercado y promueve el desarrollo económico.

Los productos que se elaboran conforme a normas son más confiables y seguros, lo que le brinda certeza al consumidor. En la Argentina, el Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM) es el organismo nacional de normalización que tiene la función de crear documentos para un ordenamiento.

A partir de la articulación entre el INTA y el IRAM, -con más de 65 años de trabajo compartido- se implementó y aprobó una nueva Norma IRAM que garantiza la seguridad en microtractores de mancera. Un logro que facilita su exportación, colabora en la regulación del mercado y promueve el desarrollo económico.

De acuerdo con Angel Romito -representante del Instituto de Ingeniería Rural ante IRAM-, luego del trabajo conjunto de empresas e instituciones representadas en el Instituto Argentino de Normalización y Certificación (IRAM), se formuló y aprobó la Norma IRAM 8076-3 “Seguridad en microtractores de mancera”.

“Una norma establece las condiciones mínimas que debe reunir un producto para que sirva al uso al que está destinado, se elabora por consenso y con la participación de los distintos sectores interesados”. Y subrayó: “un producto que cumple con normas es más confiable, más seguro y le brinda certeza al consumidor o usuario.

Romito dio un paso más y detalló que la norma IRAM 8076-3 surgió por iniciativa del INTA con el propósito de disponer de un documento que definiera los requisitos de seguridad para los microtractores de mancera, dada la demanda potencial de este tipo de tecnología. En esta norma -indicó- se establecen los requisitos generales de seguridad y verificación para el diseño y la fabricación de microtractores de mancera, con ruedas u orugas de un eje que son operados por una única persona a pie, caminando por detrás.

Y subrayó: “toda máquina que sale al mercado homologada, es decir, fabricada bajo norma, es una máquina segura y confiable”.

En este sentido, Romito celebró el logro: “Para la Argentina, contar con una norma que esté alineada con las internacionales facilita el camino para la exportación, colabora en la regulación del mercado y promueve el desarrollo económico”.

Uno de los microtractores que puede ser beneficiado por este logro es el desarrollo de la unidad de potencia multipropósito “Chango”. En esta línea, Sergio Justianovich -diseñador industrial e investigador del IPAF Pampeano-, destacó “la necesidad de disponer en nuestro país de esta norma”.

Según Justianovich, “este microtractor fue diseñado para mejorar la eficiencia de los procesos productivos, agregar valor a la producción y mejorar las condiciones de trabajo en la agricultura a pequeña escala diversificada y las producciones intensivas”. Según el diseñador industrial, “contar con un producto que cumpla con las normas de seguridad es de vital importancia ya que, debido a la escala de la producción y de la maquinaria utilizada, aumenta la interacción entre el hombre y la máquina y eso incrementa los riesgos al que está expuesto el trabajador”.

“En todo tipo de agricultura es muy necesario un proceso de mecanización para el desarrollo de las actividades a nivel local y debe ir acompañado por la correspondiente normalización. Esto es central en términos de la ergonomía y la seguridad para el operario y las personas que trabajan en el entorno de la maquinaria”, destacó Juan Pablo D’Amico, investigador del INTA en mecanización agraria e ingeniería rural del INTA Hilario Ascasubi, Buenos Aires.

Ambos coincidieron en que, “además de su carácter innovador, el “Chango” ofrece como valor agregado haber sido proyectado de acuerdo con los principios del diseño ergonómico, es decir pensando en el usuario y sus necesidades”.


Chango, el primer microtractor normado

Por definición, un microtractor de mancera es un tractor agrícola con una masa sin carga menor o igual a 600 kilogramos con un eje motriz único, que se emplea principalmente en trabajos hortícolas. En el caso específico del “Chango”, desarrollado por un equipo interdisciplinario de INTA, integrado por especialistas del IPAF Región Pampeana, la Experimental Hilario Ascasubi y el Instituto de Ingeniería Rural, el peso por unidad es de 170 kilogramos, y si una determinada labor lo requiere, se pueden agregar 30 kilogramos, lo que contabiliza un total de 200 kilogramos por unidad.

Se trata de un micro-tractor mono-rueda, con motor naftero, con dos velocidades de avance y toma de potencia de accionamiento independiente. Su capacidad de tracción es equivalente a un caballo y medio (6,5 CV) durante una jornada de trabajo (60 kilogramos) y la velocidad de avance de una persona caminando en condiciones de campo (3 kilogramos por hectárea).

Brinda las mismas prestaciones que un tractor tradicional pero que sale de la tipología clásica porque está destinado a un usuario diferente. Permite mecanizar una gran diversidad de labores dinámicas como preparación de suelo, siembra y acarreo. Posibilita motorizar labores estacionarias de producción y agregado de valor como bombeo, molienda y aserrado.

Según el Censo Nacional Agropecuario (2002) en la Argentina existen 67.000 productores que utilizan tracción animal como fuente de energía para sus labores agropecuarias. En el caso particular del microtractor “Chango” viene a satisfacer la demanda de estos productores, que de otra manera no tendrían la posibilidad de acceder a la mecanización de sus actividades.

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