Comisión Técnica Asesora de Ambiente, Ecología y Economía Circular
Cuando el Nombre Importa
Entendiendo la importancia del trabajo que la Comisión Técnica Asesora de Ambiente, Ecología y Economía Circular viene realizando durante el presente año, es que el Directorio del INAES firmó la resolución 1195/2020. Esta resolución es la fundación de un espacio cada vez más institucional de pensamiento y trabajo ambiental, sin duda necesario en todas las instituciones públicas, y en el cual es natural que el INAES haga punta.
La crisis ambiental marca como ninguna otra circunstancia el escenario de la construcción de un país y una sociedad mejores por los que luchamos, y esta demandando el agiornamiento conceptual y la adecuación de las políticas institucionales, para asumir el desafío más grande que se nos ha presentado jamás. La economía social y la lógica del cooperativismo puede decirse que son aliados naturales de ese otro mundo y país posibles. Por ello es relevante que directorio del INAES se haya hecho eco de la necesidad de este avance, que ratifica la vocación de la institución de hacer lugar e impulsar las transformaciones del pensamiento y las practicas necesarias hacia el interior y hacia el exterior de la misma, abriéndose al debate necesario para repensar la relación entre trabajo digno, creatividad y justicia social y ambiental, que debemos impulsar.
Tres aspectos merecen destacarse del trabajo que la Comisión ha realizado durante este inusual y complejo año, que marcan el sentido y la orientación que el colectivo quiso darle al compromiso asumido.
En primer lugar la adopción de un posicionamiento claro mediante la inclusión de la defensa del ambiente en la agenda del cooperativismo y la economía social, tanto como, de esta última como herramienta estratégica para la sustentabilidad.
En segundo, el reconocimiento de la Economía Circular como proceso virtuoso y nodal en el rediseño de los modelos productivos y la necesidad de que esta transformación sea menos una receta alineada con las demandas de mercado y más una construcción “desde abajo” alineada con las lógicas, las necesidades y las expectativas de los sujetos trabajadores y de la Economía Social y Solidaria.
Y en tercero, en línea con lo anterior, la posibilidad de que en la Comisión estén y se sientan representados y autorizados con vos propia todos los sujetos de ese amplio sector de trabajadores que se ocupan de recuperar, procesar y reintroducir a circuitos productivos los residuos de proceso y productos pos-consumo de una sociedad que deberá, sin duda, repensar sus formas de consumir y mucho tiene que aprender de los saberes construidos por esos trabajadores.
Finalmente el colectivo que integra la Comisión entendió que lo ecológico y lo ambiental no son equivalentes pero van juntos, que la crisis socioambiental es una sola y que la posibilidad de reconfigurar las modalidades de ocupación del territorio son una cuestión estratégica de la que habrá que ocuparse, que engloba los temas planteados y los sujetos, y sintetiza el horizonte de una sustentabilidad posible dentro del proyecto nacional.