[BUENOS AIRES] - Cooperativa Duilio: maximizar los recursos, invertir y trabajar en lo que a cada uno le gusta
Cuando en la localidad bonaerense de Lezama alguien consulta sobre dónde puede encontrar quien le brinde un servicio, la respuesta es automática: “Preguntá en la cooperativa”.
“La cooperativa”, para los habitantes de esa ciudad ubicada a 160 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, es Duilio, instalada desde 2007 como un grupo asociativo y a partir de 2012 como una cooperativa de trabajo formal, que empezó reuniendo a 25 familias que cirujeaban en un basural a cielo abierto para trabajar en el tratamiento y clasificación de residuos.
Desde ese comienzo surgido en la urgencia a la actualidad, los trabajadores de Duilio lograron poner en marcha una planta de residuos, un aserradero, una herrería, un equipo de gestión de espacios verdes y suelos, y un corralón; además de otros proyectos propios y asociados a otras organizaciones.
¿Cómo lograron esa diversificación que les permite crecer aún bajo circunstancias económicas adversas? Julio Kike Rojas, referente del grupo, explica algunas claves: “La fuerza de una cooperativa es la gente que la integra, cuando empezamos la mayoría hacia un trabajo que no le gustaba, nadie quiere escarbar en la basura. Entonces, cuando logramos superar el momento de la supervivencia, empezamos a ver qué le gustaría hacer a cada uno para asegurar la continuidad, para tener el incentivo de hacer lo que a cada uno le gusta. Así apareció el que tenía algo de experiencia en alambrar y empezamos a hacer alambrados, el que quería ser mecánico se capacitó y empezamos con un taller en el que no cobrábamos los arreglos porque servían de práctica, fuimos ampliando los servicios a partir de lo que a cada uno le gustaba hacer y atendiendo a lo ambiental, que es nuestro eje de trabajo”.
Actualmente la Cooperativa Duilio tiene 23 socios que viven con los ingresos que perciben por las actividades que realizan, pero calculan que si pueden reactivar los proyectos que tenían antes de la pandemia, podrían llegar a generar hasta 70 puestos de trabajo, nada mal para una localidad de 6 mil habitantes. “Para nosotros lo más importante es el trabajo, los excedentes los volcamos a la reinversión porque las cooperativas tienen que entender que en la actividad productiva la inversión es fundamental, somos empresas sociales, pero no dejamos de ser empresas, entonces hay que pensar la forma en que cada proyecto va pegado a otro, para potenciarlo y generar trabajo”, afirma Kike.
Esa inversión permanente les permite haber pasado de un Peugeot 403 destartalado a una pequeña flota de cuatro camiones, del basural inicial a una planta de tratamiento auto sustentada, de hacer trabajos de carpintería por pedido a montar un aserradero que les permite fabricar muebles. Hay también actividades que están destinadas a cubrir las necesidades hacia el interior del grupo. Para eso han desarrollado la cría de cerdos y huertas para consumo propio, se encargan del mantenimiento de los vehículos y suman tareas en la medida que surgen los desafíos.
La participación de Cooperativa Duilio en la Mesa de Asociativismo y Economía Social de Lezama tiene en cuenta una de las ideas que sustenta su trabajo, la de entender al Estado en la función de acompañar y facilitar los proyectos de las cooperativas. “Nosotros nunca hemos pedido un subsidio, siempre nos autogestionamos, entendimos que la base de todo es la colaboración y saber maximizar el recurso, ver que todo residuo tirado en la calle es plata, entender que un tronco abandonado en un campo puede ser un mueble, creemos en este sistema colaborativo como una alternativa al modelo actual y en los entramados que le permitan crecer, por eso estamos en las Mesas”, sintetiza Kike.
Las dificultades que surgieron con la pandemia han mermado la actividad de la cooperativa, pero aun así siguen proyectando llevar adelante varias ideas. Una de ellas es una experiencia piloto de huerta orgánica que están realizando junto al movimiento La Dignidad y un empresario rural de la zona. También planea ampliar su sector de carpintería para multiplicar la cantidad de unidades que fabrican, experimentar con la construcción de viviendas a partir de materiales reciclados y hasta crear una radio cooperativa para difundir las ideas del asociativismo.
Es comprensible, entonces, que cuando alguien necesita algo en Lezama la primera respuesta que aparece sea: “Preguntá en la cooperativa”.