Benito Quinquela Martín, el artista que pintó La Boca y se la mostró al mundo
A 134 de su nacimiento, recordamos “al inventor de La Boca”, uno de los pintores más populares del país. El protagonista de sus obras fue el puerto, con sus barcos y sus trabajadores, la intensa actividad portuaria y sus duras condiciones de trabajo. Fue muy querido por sus vecinos del barrio, al que donó terrenos para fomentar el desarrollo artístico y comunitario.
El origen de la vida de Benito Quinquela Martín es incierto. El 21 de marzo de 1890 fue dejado un bebé en la Casa de Niños Expósitos (actual Hospital Pedro Elizalde, conocido como “Casa Cuna”) con un pañuelo de seda que tenía escrito: “Este niño ha sido bautizado y se llama Benito Juan Martín”.
Por la contextura física dedujeron que habría nacido unos veinte días antes y por eso se fijó el 1 de marzo como la fecha de nacimiento. Ese fue el día que Quinquela Martín festejaría todos sus cumpleaños y por eso también lo recordamos hoy.
Además del mensaje escrito, el pañuelo de seda tenía bordada una flor, que se encontraba cortada por la mitad, en diagonal. Se cree que la otra mitad se la habría quedado la persona que lo dejó en la Casa de Niños Expósitos, tal vez con la idea de volver a buscarlo algún día. Algo que nunca pasó, así como tampoco se encontró la otra mitad de la flor.
Hasta los siete años, Quinquela Martín vivió en un orfanato de las Hermanas de la Caridad, en el barrio porteño de Barracas, hasta que fue adoptado por el matrimonio Chinchella, conformado por Manuel, italiano, y por Justina Molina, entrerriana.
“Mi vieja me conquistó enseguida y desde el primer momento encontró en mí un hijo y un aliado”, dice el pintor boquense en la biografía que escribió Andrés Muñoz sobre el pintor boquense, Vida de Quinquela Martín.
Benito incorporó el apellido familiar a su nombre: el “Chinchella” fonetizado al castellano pasó a ser “Quinquela”. Eran una familia humilde que vivían y trabajaban en el barrio de La Boca, el lugar que determinó la obra del pintor argentino.
“La Boca, su gente, el pulso cotidiano de las calles del barrio fueron su musa inspiradora”, contaba el director del Museo de Bellas Artes “Benito Quinquela Martín”, Víctor Fernández, para esta nota de Cultura. “Cuando afirma su vocación y su lenguaje, cuando empieza a ser Quinquela va a adoptar una temática, un repertorio, una iconografía que se va a autoimponer como su marca y se va a sentir imposibilitado de pintar otra cosa que no sea La Boca”, agrega Fernández.
Tal es así, que se consagró como “El inventor de La Boca”, como él mismo se llamaba.
Por la situación económica, a los nueve años Benito tuvo que dejar la escuela primaria y entonces empezó a trabajar en la carbonería familiar, una tienda modesta en la que trabajaban su padre y su madre. El carbón también fue importante para su vida artística, ya que lo usó como material de pintura para trabajar sobre el papel.
La primera vez que tomó un pincel en su vida fue a los 14 años, en 1904, cuando participó en la campaña que llevó a Alfredo Palacios a ser el primer diputado socialista de América Latina.
Además de trabajar en la carbonería, su padre lo hacía en el puerto, como estibador, y Benito empezó a ayudarlo cuando llegó a la adolescencia. "Los estibadores fueron el sujeto omnipresente en su pintura, un universo que conocía muy de adentro, como era esa esperanza del trabajo y también el duro padecimiento que significaba”, cuenta el director del Museo Quinequela Martín.
Con interés por la pintura y el dibujo, decide ingresar al Conservatorio Pezzini Sttiatessi de la Sociedad Unión de La Boca –un centro cultural vecinal creado por inmigrantes italianos–, donde Quinquela Martín adquiere sus primeros conocimientos técnicos de parte del maestro Alfredo Lazzari.
Desde entonces, se dedicó plenamente a la pintura, rápidamente consiguió exponer su obra en el país y más tarde viajó por el mundo.
Fue muy querido en el barrio. En 1933 compró terrenos y los donó al Estado para que construyera instituciones dedicadas a la difusión del arte y al desarrollo cultural, educativo y sanitario. En uno de esos terrenos se erigió la Escuela Museo Pedro de Mendoza (hoy Museo de Bellas Artes de La Boca), que fue decorada por el propio Quinquela.
Tras una vida de dedicación absoluta a su obra pictórica y a su comunidad, Quinquela murió el 28 de enero de 1977, a los 86 años, . Fue enterrado en un ataúd pintado por él mismo, con una escena portuaria del barrio de La Boca.
Fuentes: Fundación Benito Quinquela Martín, Web de Cultura, Biografías y vidas.