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Antonio Tarragó Ros, el chamamé está en buenas manos

Dueño de un estilo propio y autor de grandes letras como “María va” y “Canción para Carito”, es una de las figuras indiscutidas del género.

Correntino de sangre, Antonio Tarragó Ros nació el 18 de octubre de 1947 en Curuzú Cuatiá (ubicada al sur de la provincia) y construyó una carrera en la música envidiable. Heredero de un estilo, que impuso su padre y fue bautizado como “Tarragosero” por la forma más telúrica y bailable de ejecutar el género, declarado por la UNESCO Patrimonio Cultural de la Humanidad en 2021. Y en eso, “Antonito” siguió el mandato de Tarragó padre, que defendió desde su acordeón y también desde sus letras. Porque si hay algo que distingue a este músico correntino es su gran performance como letrista. Ha inmortalizado canciones como María va, Canción para Carito y Jineteando la vida, entre más de 800 obras registradas. Su último disco editado es La banda pueblera en el año 2009.

Antonio Tarragó Ros, correntino de Curuzú Cuatiá, nació el 18 de octubre de 1947

A mediados de la década del ’70, el chamamé experimentó una transformación a cargo de una camada de artistas litoraleños que crearon melodías musicalmente más complejas y con letras más elaboradas, que convertían esa música meramente paisajista y bailable, en una música apta para escuchar y comprometida con la realidad. La explosión definitiva se produjo en la década del ’80, con el retorno de la democracia. Antonio Tarragó Ros es el principal exponente de aquella generación.

Supo aggiornar un género que batalló siempre por tener mayor visibilidad en escenarios nacionales y, de la mano de Antonio, logró ese anhelado ascenso. Hoy el chamamé es número fijo en los grandes festivales y fiestas del país, pero no fue nada sencillo, y en esa tarea titánica de equiparar al chamamé con otros géneros, la figura del correntino fue fundamental.

Tarragó Ros es una de las figuras indiscutidas del chamamé

Cosquín lo vio brillar infinidad de veces. También los grandes festivales del país y, por supuesto, la Fiesta Nacional del Chamamé en su Corrientes natal que lo tiene como número fijo en cada una de sus ediciones.
Sobre el ejemplo que dejó en él su padre, supo decir en una entrevista: “Lo que más le gustaba a mi papá es que la gente bailara y aunque a mí me parecía una profesión menor, él me enseñó que el músico de baile está más alto porque entra por el corazón de las personas sin importar cómo sea físicamente o las morisquetas que haga”.

Sus hijas Laura e Irupé Ros también son músicas y compositoras. Incluso son consideradas parte de una corriente renovadora de la música de raíz folclórica argentina, con rasgos de rock, jazz y otros géneros.

Antonio brillando en la Fiesta Nacional del Chamamé

Su extensa discografía alcanza los 41 discos para prestigiosos sellos como Microfón, Philips, Polygram y Epsa. Se ha destacado, también, por ser un prolífico difusor de la música a través de ciclos radiales y televisivos que, sumados a su carrera artística, le han valido premios como "Lira de Plata" (Rosario, Santa Fe, 1981), "Premio Prensario" (1982), "Premio otorgado por la Dirección General de Televisión" (1981), "Primer Premio otorgado por la Televisión Central de la U.R.S.S" (1983), "Estrella de Mar" (1988), "Premio Astor Piazzolla" (1990), "Premio Tierra" otorgado por la UNESCO (1990), "Camín Cosquín de Oro" (1991), "Distinción Especial de CE" (1993) y "Premio MAPA" (1994), entre otros.

Fuentes: Zorzal Diario, Fundación Memoria del Chamamé.

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