Presidencia de la Nación

Adolfo Ábalos, a 110 años de su nacimiento

Machingo, Adolfo, Roberto, Vitillo y Machaco: un quinteto de voces, tres guitarras, un piano y un bombo legüero, que dejó el pago querido para irse a la gran ciudad. Los Hermanos Ábalos visitaron los escenarios de Argentina y del mundo por más de 60 años. Difundieron la música folclórica del noroeste argentino en cada composición, en sus peñas, investigaciones y escuelas de formación.

En orden de la cigüeña, como les gustaba presentarse, Adolfo fue el segundo hijo del matrimonio compuesto por Napoleón Ábalos y Helvecia Balzaretti. Si bien Machigno y Adolfo nacieron en Buenos Aires, siendo pequeños volvieron a Santiago del Estero, el pueblo natal de sus padres. Napoleón había emigrado a La Plata y Capital para culminar sus estudios como odontólogo y finalizados se convirtió en el primer profesional de toda la provincia.

"En mi casa siempre había música. Por parte de mi familia materna, mi abuelo era suizo y tocaba la flauta traversa, mi madre, el piano; mis tíos y tías también, había arpas, mandolinas, guitarras, y yo me he criado en todo eso”, contaba Adolfo Ábalos a Blanca Rébori en una entrevista en Radio Nacional. Si bien sus saberes e intereses musicales fueron heredados por el contexto, Adolfo desde pequeño, como buen hijo de doctor, pudo estudiar música. "Desde chiquito fui un obsesivo de la música, de descubrir cómo era la música y me costaba mucho descubrir, y la única manera que uno puede descubrir ese misterio es cuando uno se encuentra con alguien que ya lo ha descubierto. A los seis años, Manuel Gómez Carrillo fue mi gran maestro que me ayudó en eso".

Hermanos Ábalos. Foto: Revista Folklore, 1964.

De joven, Adolfo se mudó a Tucumán para seguir la carrera de farmacéutico. “En Tucumán no se conocía el jazz y a mi me gustaba tocar jazz. La música criolla estaba en mí de forma natural pero me entusiasmaba con el folclore de los negros jazzistas. Tenía una amigo que había vivido en USA y de allá le mandaban discos de jazz, discos de Armstrong, era el año 1928. Yo hacia los acordes pero no sabía como se hacían y me desesperaba por saber cómo eran esos acordes que mis oídos sacaban pero no los podía entender en el piano”. Si bien el jazz lo desvelaba, un 14 de agosto, día en que cumplió 22 años, compuso "Nostalgias Santiagueñas"; una zamba que se convirtió en un sellos de los Ábalos y de Santiago del Estero.

Pago donde nací / Es la mejor querencia / Y más me lo recuerda /Mi larga ausencia / Ay, ay, ay, sí, sí
Santiago que dejé / Con mi rancho querido / Cuna de los mistoles / Charqui y quesillo / Ay, ay, ay, sí, sí

Adolfo Ábalos. Foto: Revista Folklore, 1964.

Graduado como farmacéutico e instalado en Capital Federal para estudiar Bioquímica, junto a su hermano mayor "por jugar nomas" crearon un dúo de piano especializado en el folclore del noroeste argentino. "Con Machingo nos gustaba tocar el piano y como éramos santiagueños, por supuesto que tocábamos el bombo, zapateabamos y esas cosas que Santiago te regala. Hicimos tres recitales y después dejamos el asunto del dúo". En 1939, representantes de Radio El Mundo los escucharon y los contrataron para que dirijan la orquesta folclórica de la radio. Los hermanos se dan cuenta que los músicos porteños eran excelentes pero que no tenían idea de la música folclórica, que se necesitaba un buen bombisto, un buen guitarrero, algo que en Buenos Aires no se conocía mucho. Entonces, Adolfo y Machingo (Napoleón Benjamín) decidieron que lo mejor sería convocar a sus hermanos menores que estaban en Santiago, y así llegaron Vitillo (Víctor Manuel) y Machaco (Marcelo Raúl) y nació el conjunto Los Hermanos Ábalos, una hermandad musical que se mantuvo unida durante 60 años.

Los Hermanos Ábalos

Gracias a su participación en la película La Guerra Gaucha, que estrenó en 1942 y se convirtió en una de las películas con más éxito del cine argentino, los Hermanos Ábalos obtuvieron un gran reconocimiento, por lo que al poco tiempo decidieron abrir su primera peña, a la que llamaron Salón Achalay. “En 1941, un amigo nos dijo que en Francia estaban de moda las boats, que se llamaban así porque eran imitación de las pequeñas reuniones que se hacían dentro de los barcos, y nos dijo 'aquí hay un lugarcito, en Santa fe y Paraná'. Era la Confitería Versalles en la que había un subsuelo al que bajabas por escalera caracol finísima y ahí había un piano de cola y un bar chiquito. Cuando mamá vio el lugarcito dijo 'achalay, que lindo' que en quichua significa linda en sentido espiritual, así que así le pusimos".

Los Ábalos, compositores, músicos, bailarines, interpretes, fueron una pieza clave en la introducción del folclore en la ciudad de Buenos Aires. Antecedieron a lo que fue el boom del folclore de los años 60 y Salón Achalay marcó un hito en una Buenos Aires que se venía cambiando de fisonomía. Las migraciones desde las provincias del norte argentino permitieron que la música de los Ábalos se esparciera. Sus letras generaban empatía automática con aquellos provincianos que añoraban el pago y las guitarreadas hasta el amanecer.

Junto a su madre. Foto: Revista Folklore, 1964.

“El porteño escuchaba la música folclórica como si fuese música de Brasil, de otros lugares, como que a ellos les resbalaba, esa resbaladita de la música nativa del noroeste ha subsistido a la década del 40, 50, 60 y 70, pero la muchachada seguía con los oídos como si esa música no tuviese nada que ver con ellos", rememoraba Adolfo ya entrado en años.

A mediados de los años 40, con la llegada de Roberto, el hermano que faltaba, aquel que se resistía a abandonar su vocación para el magisterio, los Hermanos Ábalos completos dejaron definitivamente sus profesiones y se dedicaron a poner en valor el cancionero criollo y a difundir el acervo cultural santiagueño. Cinco hermanos vestidos con ropas tradicionales, todos cantaban, bailaban, zapateaban, tocaban instrumentos y llenaban de humor pícaro y paisano los escenarios. Con su variado show montado, comenzaron las giras a lo largo del país y también al exterior: Japón, Estados Unidos, Sudáfrica, Francia, Italia, Australia, Inglaterra y España; visitas al Papa Juan Pablo II; apertura de un centro de estudios, aparición en programas de televisión. Guiados por el cerebro musical de Adolfo, grabaron más de doscientas canciones y cuarenta discos, siempre agradeciendo como en su primer disco: “A nuestros padres, que nos enseñaron a querer las tradiciones santiagueñas. A Santiago del Estero, que nos enseñó a querer las tradiciones argentinas”.

Sus giras por el exterior y sus largas estadías en Estados Unidos donde instalaron un programa en el que enseñaban danzas y ritmos folclóricos argentinos, provocaron que Adolfo resida durante varios años allá y nazcan sus dos primeros hijos, producto de su matrimonio con una traductora argentina.

Sus otros cuatro hijos nacieron gracias a una de las zambas más conocidas del grupo y que forma parte del cancionero popular argentino: "Agitando pañuelos". Los hermanos abrieron una peña en Mar del Plata a la que llamaron "El rancho de los Ábalos". Allí llego Nancy Gordillo, una bailarina de 22 años que cautivo el corazón de Adolfo y luego de varios rechazos, el músico le compuso una zamba: Te vi, no olvidaré / Un carnaval, guitarra, bombo y violín / Agitando pañuelos te vi / Cadencia al bailar, airoso perfil. Nancy acepto, se instalaron en Mar del Plata y vivieron juntos hasta el día de la muerte de Adolfo, un 12 de mayo de 2008.

El grupo se separó en la década de 1990. El paso de los años trajo complicaciones de salud y los hermanos fueron muriendo de a poco. Adolfo recién graba su primer disco solista en el año 2000, a sus 85 años. Después de pensarlo durante tres años, grabó "El piano de Adolfo Ábalos". Dudaba en grabar un disco solita, entre otras cosas porque decía tener el don de la improvisación por lo que no podía tocar siempre igual aunque sí parecido

Adolfo murió a sus 93 años. Hasta sus últimos días se preocupo por explicar cómo se confecciona una chacarera en su piano, cómo interpretar los ritmos y silencios del folclore. "No todos tocan la música con la propiedad que tiene que ser tocada la música folclórica, tiene que ser lindo y bello y la belleza tiene que ser criolla no tienen que ser una belleza importada”. Su piano interpretó la esencia del folclore creando una nueva y bella forma de tocar.

Hermanos Ábalos. Foto: Revista Folklore, 1964.

Fuentes: El folclore de los Hermanos Ábalos en Santiago del Estero durante la segunda mitad del siglo XX. Héctor F. Peralta Puy / Radio Nacional.
Scroll hacia arriba