A través de esta declaración, la Argentina proclamó formalmente la ruptura de los vínculos de dependencia con la monarquía española. Diez días después, el mismo Congreso renunció a toda otra dominación extranjera.

Este hecho histórico concluyó el proceso que se había iniciado en la Semana de Mayo de 1810 y trazó los primeros pasos de nuestra República Argentina.