5 de junio: Día Mundial del Ambiente
Una oportunidad para pensar, reflexionar – y actuar- sobre el cuidado del planeta.
Por iniciativa de las Naciones Unidas, desde comienzos de los años ’70 cada 5 de junio se celebra en más de cien países el Día Mundial del Ambiente, una fecha pensada para promover la conciencia y la acción sobre la protección de los entornos naturales.
En el siglo XXI, uno de los mayores desafíos ambientales es la contaminación del aire, un problema que causa 1 de cada 9 muertes en todo el mundo, al tiempo que daña los ambientes disminuyendo el suministro de oxígeno en los océanos y dificultando el desarrollo de las plantas.
Como menciona la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la contaminación del aire puede reducirse a través de soluciones basadas en la naturaleza como la reforestación y restauración de los ecosistemas. Acciones como estas llevan adelante, a través de distintos programas, los equipos de Parques Nacionales que trabajan en la conservación y protección de la biodiversidad y los recursos naturales en las distintas áreas protegidas del país.
Restauración del bosque de Arrayanes
Uno de los principales motivos de alteración de los ambientes y causa de pérdida de biodiversidad en todo el mundo es la presencia de las especies exóticas invasoras. Se trata de animales, plantas, algas y hongos llevados por los humanos a un lugar nuevo fuera de su distribución natural que ponen en peligro los ambientes nativos al modificar las reglas de juego propias de cada ecosistema.
En la península de Quetrihué, al sur de la provincia del Neuquén, en la Patagonia argentina, una especie exótica proveniente de Europa -el arce blanco, o común- se convirtió en una amenaza para un bosque nativo muy singular: un arrayanal único en sus dimensiones, conformado por ejemplares de entre 14 y 20 metros de alto, 1 metro de diámetro y hasta 160 años. Encantador en todas las estaciones del año y objeto de la creación del Parque Nacional al que da nombre, el bosque de arrayanes comenzó a presentar signos de estrés en el año 2006. Fue entonces cuando se observaron copas poco lozanas y fustes cada vez más opacos en individuos de 74 hectáreas del área protegida. En 2011, además, la erupción del volcán Puyehue llenó de cenizas el lugar y sumó un nuevo agente de estrés a los arrayanes que así se debilitaron más. Por su parte el arce, introducido en la región en la década del ´60, cuando unos cuatro individuos fueron plantados en la orilla de la laguna Patagua, antes de la creación del Parque Nacional, se volvió una amenaza para el valor de conservación del área en tanto se regenera en la sombra y puede invadir un bosque bien estructurado con semillas que se dispersan fácilmente con el viento.
Desde el año 2016, un equipo de más de veinte personas, entre guardaparques y personal del área forestal del Parque Nacional Nahuel Huapi, del Vivero de Nativas de la Isla Victoria, del Departamento de Incendios, Comunicaciones y Emergencias (ICE), de la Dirección de Lucha contra Incendios Forestales (DLIFE), de la Dirección Regional Patagonia Norte de Parques Nacionales y voluntarios, trabajan coordinados por el ingeniero forestal Adolfo Moretti, con la colaboración de técnicos del INTA de Bariloche, en la restauración del bosque del Parque Nacional Los Arrayanes. El proyecto contó con el apoyo de la Secretaría de Gobierno de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.
La restauración es una práctica de conservación que busca recuperar un ecosistema que se encuentra deteriorado en su funcionamiento, en su estructura o en su composición. Se trata de una actividad que demanda muchos recursos y tiempo. Y es un ejemplo del compromiso con las especies nativas y con su ambiente.
El objetivo principal del proyecto de restauración en la península de Quetrihué es eliminar un foco de invasión del arce blanco y generar las condiciones para favorecer la recuperación del bosque de arrayanes, los emblemáticos árboles con corteza de color canela que han protagonizado las postales turísticas de distintas generaciones de viajeros del país y del mundo.
Se trabajó cortando los árboles invasores del sector más afectado y poniendo especial cuidado en eliminar los semilleros en toda el área de dispersión. En el sitio “liberado” se plantaron ejemplares de especies nativas conformando ”islas de restauración” a la espera de que los jóvenes ejemplares de especies nativas se reproduzcan y recolonicen el lugar.
La vuelta al bosque
Para alcanzar el objetivo de la restauración de Arrayanes -tarea que demandaría hasta, aproximadamente, el año 2030- ha resultado fundamental el trabajo del vivero de plantas nativas de la Isla Victoria donde, con las semillas de Quetrihué, se produjeron los plantines de arrayanes que fueron trasladados por agua a la península en lanchas de la Prefectura y que ya crecen en el que siempre ha sido su lugar.