245 años del nacimiento de José de San Martín
Ramiro Ghigliazza, curador de la muestra "San Martín: la reconstrucción y el enigma de su rostro", cuenta cómo logró esta retrospectiva facial del Libertador en las distintas etapas de su vida.
San Martín: la reconstrucción y el enigma de su rostro devela el enigma del rostro de del padre de la Patria en una muestra que exhibe el Museo Histórico Nacional del Cabildo y la Revolución del Mayo desde el 18 de enero pasado.
A través de una exhaustiva investigación, Ramiro Ghigliazza logró reconstruir la imagen de San Martín en las distintas etapas de su vida. Gracias a la tecnología y a la recopilación de testimonios de época descriptivos, el artista gráfico logró reconstruir la imagen del Libertador e imaginar cómo fueron las diferentes etapas de su vida.
Ramiro Ghigliazza nació en Morón, provincia de Buenos Aires, estudió Diseño Gráfico en la Universidad de Palermo. Desde 1996 hasta 2005 fue director de Arte de Estudio de la Plaza, una de las agencias publicitarias más importantes de Rosario. Sus trabajos de arte se exponen en distintas ciudades del país y el exterior como Concordia, Paraná, Funes, Rosario, Mendoza, Boulogne Sur Mer, Barcelona y Cervatos de la Cueza. En este 245 aniversario, el diseñador inaugurará una muestra permanente con todos los retratos de las distintas etapas de la vida de San Martín. Lo hará en el templete de Yapeyú, el edificio memorial que guarda en su interior los restos de la vivienda en la que nació San Martín y las cenizas de sus padres: Juan de San Martín y de doña Gregoria Matorras del Ser.
-¿Cómo nace la iniciativa de reconstruir el rostro de San Martín por medio de técnicas de fotomontaje digital?
-La idea viene de una obsesión que tenía de quedarme mirando los rostros de las personas en un bar, en la calle, quedarme con esa última imagen me hacía imaginar lo que puede estar ocurriendo en la vida de esa persona, es como una ventana hacia su vida, hacia su presente o hacia su pasado. Eso mismo también me llamaba la atención en los trabajos artísticos de pintores o escultores y me obsesioné y por eso decidí intentar realizar retratos. Comencé a hacerlo con distintas personas referentes para mí, por ejemplo, Pepe Mujica, Serrat, Fontanarrosa, primero con técnicas más sueltas, pero como mi oficio es reconstruir imágenes, me propuse llevarlo hacia la fotografía, que siempre fue mi especialidad ya que en las agencias de publicidad en la que trabajé, me pedían muchas veces reconstruir fondos paisajes, ambientes. Me di cuenta que si bien no era lo mismo, podía intentar reconstruir rostros humanos y contribuir a la identidad de nuestro querido país. Y uno de los principales referentes para mí, para los argentinos y para la humanidad toda, es José Francisco de San Martín. Si bien no soy historiador ni tampoco era un gran conocedor de su vida, lo tenía como un gran referente, por eso me pregunté ¿por qué no hacer algo muy real con su rostro? Así que ahí inicie la etapa de investigación sobre todo los retratos existentes de San Martín.
-¿Qué importancia tuvo el retrato del Libertador que pintó la profesora de dibujo de Merceditas en esta reconstrucción?
-La verdad que fue la pieza por la cual comencé porque era la más difundida entre tantas, esa imagen la tenemos bien grabada todos. Al comenzar a investigar supe que que se trataba de una pintura que él tuvo en su habitación de Boulogne Sur Mer hasta el último día de su vida, y si fue así, por algo era. Eso fue lo que me pareció más relevante de esa imagen.
-¿Cuál es la fidelidad del daguerrotipo de San Martín tomado en París en 1848 cuando tenía 70 años?
-Es muy buena pero su rostro está muy pequeño ya que es una toma de plano americano, desde su cintura hacia arriba y recordemos que los daguerrotipos son placas una superficie de plata pulida o cobre plateado como un espejo y que las más grandes alcanzan 7,5 cm. Con esto es importante saber que todos los detalles de su piel se aprecian menos.
-¿Por qué son tan diferentes entre sí al comparar los distintos retratos de San Martín realizados por los diversos artistas de América Latina y qué características particulares notó en cada uno de ellos?
-Son diferentes entre sí debido a que no se hicieron al natural, la persona a retratar no estuvo frente del artista. Solo un artista lo retrató al natural y fue José Gil de Castro en 1817 y 1819 pero con la particularidad desgraciadamente de que todos sus retratos tienen un estilo caricaturesco, esto quiere decir que exageraba los rasgos de los próceres retratados. Los demás artistas como Joseph Naves, Jean Baptiste Madou, lo retrataron unos años después proyectándolo hacia los años de la revolución, pero sin estar en contacto con el Libertador, y luego vinieron los artistas del siglo XX que se basaron en las pinturas de los artistas mencionados.
-¿Qué aporte brindaron los testimonios de Gerónimo Espejo, Félix Frías, Juan Bautista Alberdi, Domingo Sarmiento y agentes ingleses y norteamericanos sobre la descripción de su fisonomía?
-Esos testimonios fueron un gran aporte para poder llegar a su fisonomía en esos años, el pelo corto peinado hacia la izquierda, el color de piel, el color de ojos, las cejas bien pobladas, etc. Detalles que en el daguerrotipo no se aprecia o por estar en escala de grises o por ya estar con 35 años más.
-¿Cómo realizó la retrospectiva desde su vejez hasta su infancia?
-Con todos esos datos que acabo de mencionar, gracias a los testimonios de sus contemporáneos, sumando las técnicas de rejuvenecimiento, manteniendo siempre los rasgos principales correspondientes a cada edad.
-¿Podría explicar qué grado de certeza puede tener el uso de fotografías de alta definición en este trabajo?
-Las fotografías de alta definición que me ha brindado el fotógrafo rosarino Beto Ritta sobre personas reales son importantísimas debido a que le brindan a los rostros un alto grado de realismo y lo más importante: la expresividad, cosa que un ordenador o un programa en 3D no lo puede lograr. En definitiva es manipular la naturaleza de un ser humano y no de un avatar.
-¿Qué puede decirnos del identikit (1817-1820) realizado en base a los testimonios de sus contemporáneos y del uso de modelos humanos actuales?
-Fueron datos muy relevantes para poder llevarlo a esa edad, sin esos datos no hubiera llegado de esa forma porque como todos sabemos, no todos envejecemos igual o en este caso no todos rejuvenecemos igual, algo a tener muy en cuenta cuando vemos los resultados de la inteligencia artificial que no tiene esa información tan preciada.
-¿Qué sensaciones tuvo al enfrentar el desafío de recrear la imagen de un prócer tan querido por el pueblo sudamericano?
-Es apasionante y gratificante. Es el trabajo que más he querido realizar, no paro de trabajar y de imaginar todo lo que a partir de ahora podemos hacer, como por ejemplo recreando episodios en su vida. También lo fue cuando recreé a Manuel Belgrano, Remedios del Valle, el sargento Cabral, Juana Azurduy, Martín Miguel de Güemes, Merceditas y María de los Remedios de Escalada.
Este retrato llevado hacia los años 1817-1820 es el retrato más compatible con el daguerrotipo tomado en París en 1848, único retrato fiel de nuestro Libertador.
Algunos datos de José de San Martín
José Francisco de San Martín y Matorras nació el 25 de febrero de 1778 en Yapeyú, que actualmente forma parte de la provincia de Corrientes. Hijo del capitán español don Juan de San Martín y de doña Gregoria Matorras del Ser, desde 1775 su padre asumió como teniente gobernador de Yapeyú y posteriormente se trasladó junto a su familia a Buenos Aires. Hasta que a fines de 1783 emprendió el viaje de regreso a España a bordo de la fragata Santa Balbina acompañado de su esposa y sus cuatro hijos varones y su hija mujer, arribando a Cádiz en marzo de 1784.
Tras finalizar sus estudios elementales en Málaga, José de San Martín en 1789 se incorporó como cadete de infantería en el Regimiento de Murcia participando en treinta y una acciones bélicas. Por su actuación en la batalla de Bailén donde resultaron batidas las legiones invasoras del emperador Napoleón I, fue ascendido al grado de teniente coronel y condecorado con medalla de oro. En 1811 luego de su retiro del ejército real, se trasladó a Londres con el propósito de regresar a América y, en compañía de otros rioplatenses, desembarcó el 9 de marzo de 1812 en Buenos Aires.
Ese mismo año, el gobierno triunviro le confió la organización de un escuadrón que fue la base del Regimiento de Granaderos a Caballo. Mientras se dedicaba a la tarea de instrucción militar de este nuevo ejército, el general San Martín contrajo matrimonio con María de los Remedios de Escalada. Desde entonces, demostró su compromiso por la emancipación del continente sudamericano, iniciando la epopeya libertadora el 3 de febrero de 1813 con la victoria en el combate de San Lorenzo donde estuvo en riesgo su vida.
Tras las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma en el Alto Perú (actual Bolivia), San Martín relevó al general Manuel Belgrano en el mando del Ejército del Norte. En 1814 San Martín fue nombrado gobernador de la Provincia de Cuyo, y dos años más tarde recibió la aprobación de su plan para liberar a Chile por parte del gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Es mismo consistió en la preparación del Ejército de los Andes, iniciando la epopeya emancipadora en enero de 1817 con el cruce de la cordillera y el triunfo de las tropas libertadoras en la batalla de Chacabuco. Para concluir con la victoria en la batalla de Maipú y la declaración de independencia chilena.
San Martín también organizó el Ejército Libertador del Perú, consolidando la independencia el 28 de julio de 1821 en la Plaza Mayor de Lima. San Martín ejerció funciones de gobierno con el título de Protector de la Libertad del Perú, creando su bandera y el himno de esta nueva nación. Además de continuar con las acciones militares contra las fuerzas realistas, formó la primera escuadra peruana y el ejército nacional. Luego de la memorable entrevista de Guayaquil que mantuvo con el general Bolívar en julio de 1822, San Martín resolvió renunciar a su mando político de Protector del Perú y a su mando militar.
En 1823 se radicó en Mendoza donde permaneció por algún tiempo y allí recibió la noticia de la muerte de su esposa. Debido a las críticas que lo acusaban de conspirador, en febrero de 1824 partió rumbo a Europa acompañado por su hija Merceditas, que en esa época tenía siete años. Residió un tiempo en Gran Bretaña y de allí se trasladó a Bélgica donde vivió modestamente. Su último intento de regresar a Buenos Aires tuvo lugar en 1828, pero desistió a causa de los enfrentamientos entre unitarios y federales desembarcando en Montevideo. Entonces regresó a Bélgica y en 1831 se mudó a París en una finca en Grand-Bourg. Al año siguiente, su hija Mercedes contrajo matrimonio con Mariano Balcarce, joven porteño que vivía en Europa.
Gracias a la ayuda de Alejandro Aguado, su antiguo camarada de armas en España convertido en un gran banquero, pasó el último tramo de su vida sin dificultades económicas. Así fue como adquirió en 1834 una confortable vivienda en Boulogne-sur-Mer, cerca de la residencia de su amigo. Allí llegaron a visitarlo Domingo Faustino Sarmiento, Juan Bautista Alberdi y Guillermo Miller entre otros. Lugar donde falleció el 17 de agosto de 1850, acompañado de su hija Mercedes, su yerno Mariano Balcarce, sus nietas y la asistencia del doctor Jordán. En 1880, sus restos fueron trasladados desde Francia a Buenos Aires para ser depositados en el mausoleo de la Catedral de Buenos Aires.
San Martín: La reconstrucción y el enigma de su rostro puede visitarse de miércoles a domingos de 10.30 a 18 h hasta el 1 de abril.