Presidencia de la Nación

2020: Año del General Manuel Belgrano

Tal como lo dispuso el decreto presidencial publicado semanas atrás en el Boletín Oficial, al cumplirse 250 años de su nacimiento y 200 de su muerte, el 2020 servirá para recordar a uno de los “abogados del Estado” más destacados de nuestra historia.

Una de las primeras noticias que nos trajo el Boletín Oficial este año fue el decreto presidencial que declaraba al 2020 como el “AÑO DEL GENERAL MANUEL BELGRANO”. En los fundamentos que apuntalan tal decisión, podemos encontrar una caracterización sumamente acertada del prócer, que incluso nos permite pensarlo de cara al Siglo XXI.

Destacando su actuación pública que lo llevó a ser “una de las figuras fundamentales del proceso que condujo a la independencia de nuestro país en el marco de las luchas por la emancipación sudamericana”, el decreto también puntualiza su faceta administrativa. Cabe recordar que en 1794 Belgrano asumió como Secretario Perpetuo del Consulado que se había creado en Buenos Aires. El mismo tenía jurisdicción mercantil, a la par que carácter de junta económica, para el fomento de la agricultura, industria y comercio. Allí buscó desplegar un vasto programa económico de fomento de la agricultura, del comercio libre y desarrollo y protección de la industria nacional. Propició la creación de una Escuela Práctica de Agricultores y otra de Comercio. Creó la Escuela de Náutica, la Academia de Dibujo, arquitectura y perspectiva y otra de Matemáticas.

Es por todo esto que el decreto presidencial considera especialmente importante “que las y los jóvenes de todo el país recuerden, a partir del conocimiento de su actuación pública, quién fue D. Manuel BELGRANO y cuál fue su obra; de la que surge una personalidad de intachable integridad y firmes convicciones patrióticas, habiendo sido un trabajador desinteresado e infatigable al servicio del progreso del país y de la educación de sus habitantes”.

Retrato Manuel Belgrano

Retrato del Gral. Manuel Belgrano; Carbonnier, Francois-Casimir (Atribuído)

Entre 1786 y 1793 estudió Derecho en las universidades españolas de Salamanca y Valladolid, donde se graduó como Bachiller en Leyes, con medalla de oro, a los 18 años de edad en la Cancillería de Valladolid. La actual Universidad de Salamanca lo recuerda como una de “las personas más relevantes que han estudiado, sido profesores, o tenido alguna relación con la Facultad de Derecho a lo largo de su historia”.

Apenas asumió sus funciones en el Consulado de Buenos Aires, este criollo nacido en dicha ciudad el 03/06/1770 conoció “a los hombres nombrados por el Rey para la junta que había de tratar la agricultura, industria y comercio, y propender a la felicidad de las provincias que componían el virreinato de Buenos Aires, todos eran comerciantes españoles; exceptuando uno que otro, nada sabían más que su comercio monopolista, a saber: comprar por cuatro para vender por ocho, con toda seguridad”, como recordará en sus memorias.

Así, este joven abogado sería uno de los principales defensores de los intereses de su Patria, tanto en la función pública administrativa como en la militar, cuando el torbellino de la época lo llevó a asumir el rol de General en los ejércitos libertadores. “Mi ánimo se abatió, y conocí que nada se haría a favor de las provincias por unos hombres que por sus intereses particulares posponían el del común. Sin embargo, ya que por las obligaciones mi empleo podía hablar y escribir sobre tan útiles materias, me propuse al menos, echar las semillas que algún día fuesen capaces de dar frutos, ya porque por algunos estimulados del mismo espíritu se dedicasen a su cultivo, ya porque el orden mismo de las cosas las hiciese germinar”, recordará al referirse a su accionar en el Consulado. Estos puntos e ideas serían luego detalladas y ampliadas en su Reglamento para el Régimen Político y Administrativo y Reforma de los 30 pueblos de las Misiones de 1810, que sería incorporado por Juan Bautista Alberdi en 1853 como una de las bases de la Constitución Nacional.

Belgrano, “que por su probada austeridad y honradez sacrificó sus propios intereses en pos de las necesidades de la Patria”, es sin dudas “uno de los ejemplos más destacados de virtud cívica entre los hombres y mujeres que forjaron nuestra Nación”, como indica el decreto presidencial. Tal es así que aún en nuestros días tiene una nueva misión que cumplimentar: “dado el reconocimiento general que su figura despierta en la ciudadanía, resulta valioso recordarlo una vez más como un factor que pueda contribuir a consolidar la unidad nacional”, agrega el decreto.

Desde la Procuración del Tesoro de la Nación nos complace adherir a este homenaje a uno de nuestros más ilustres próceres, que ha honrado su profesión y que sentó las bases de lo que significa hoy ser parte del Cuerpo de Abogados que defienden al Estado, que como dijera tiempo atrás el Procurador “es defender los intereses de nuestro pueblo”.

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