Presidencia de la Nación

Patrimonio cultural


Las comunidades indígenas habitaron esta zona desde al menos 1.700 años. Por entonces, el área tenía una alta densidad poblacional. Ocuparon territorios estables con amplias redes de contacto e intercambio con distintos grupos, siguiendo rutas preestablecidas y con un conocimiento completo del territorio, desde la llanura y otros más alejados como las Sierras Centrales y tal vez el chaco santiagueño. Basaban su alimentación en la caza de animales, recolección vegetal y pesca mediante arpones y redes. También habrían desarrollado técnicas de ahumado y conservación de pescado para almacenar alimento para el período invernal. Además, algunos de estos grupos fueron agricultores, como los guaraníes, cultivando maíz y calabaza.

La llegada de los europeos afectó profundamente el modo de vida de las comunidades indígenas, quienes más adelante serían confinados a las reducciones franciscanas situadas en el Paraná inferior. Allí, su población disminuyó notablemente por las condiciones de vida impuestas y enfermedades transmitidas por los europeos.

Ciervos.

Para mediados del siglo XVII las nuevas poblaciones asentadas en la zona introdujeron ganado y plantaciones de hortalizas y árboles frutales. Surgen establecimientos que más tarde dieron origen a las “estancias”.

En este Parque Nacional funcionó parte de la estancia de Rómulo Otamendi. Actualmente se conservan algunos de sus elementos, como puestos, bebederos, pozos de agua, árboles históricos, potreros, caminos y vivienda principal. Desde esa época, se desarrolló una notable producción de tambos y de plantaciones de frutales. También tuvo un gran desarrollo la actividad ladrillera debido a la excelente calidad de las arcillas de la zona. La presencia de la estancia, junto al ferrocarril, el conventillo y la fábrica de ladrillos, habrían actuado como punto nodal para el posterior poblamiento y desarrollo local, conformándose el actual Barrio Las colinas de Otamendi.

Lugares como las lagunas o bañados, la barranca y el río Paraná de las Palmas son muy significativos para las personas locales. Entre los usos en esos espacios se destacaron el festejo del día de la primavera, domas, campeonatos de bochas y bailes sociales. Otros usos tradicionales fueron la caza de ranas y patos, el pastoreo de ganado vacuno, la pesca, y la recolección de hongos. Si bien en la actualidad no continúan, están presentes en los relatos y recuerdos.

Ciervos 2.

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