El evento reunió a productores ganaderos de la zona con el objetivo de profundizar en las prácticas y beneficios del creep feeding. Esta técnica permite una suplementación controlada de terneros en fase de lactancia, mejorando significativamente su rendimiento y la eficiencia del sistema productivo.
El fundamento para la aplicación de esta técnica está basado en que el requerimiento nutricional de las crías a partir del tercer mes de vida es mayor al ofrecido por la leche materna. En este sistema de alimentación diferencial mediante la cual el ternero recibe, además de la leche, una ración más nutritiva que el pasto, se utiliza una barrera física que impide que las vacas accedan al comedero.
Lo particular de esta técnica es que el ternero puede comer un concentrado diferenciado de la madre, ya que las madres no acceden al lugar. De esta manera, se reducen costos en el alimento y permite que el ternero, además de consumir leche, pueda tener un concentrado de alta calidad, logrando un buen desarrollo.

La charla principal estuvo a cargo de Víctor Escribano, médico veterinario del INTA Laguna Blanca, quien presentó los resultados de un ensayo realizado en el campo del productor demostrador César Díaz. El profesional destacó la difusión de esta técnica para que los productores de la zona estén al tanto de su desarrollo y beneficios.
Durante la jornada se discutieron en detalle los aspectos técnicos del creep feeding, tales como la selección adecuada de suplementos, formulación de dietas balanceadas, diseño y construcción de instalaciones específicas y las prácticas de manejo necesarias para maximizar los beneficios de la suplementación. En este ensayo en particular, el concentrado estaba conformado por maíz y expeller de soja, pero lo importante es el contenido de proteína, que debe ser de alta calidad y en las proporciones adecuadas, entre el 16% y 18%.
Los profesionales coincidieron en que la práctica del creep feeding se debe iniciar a partir de los 2 meses de vida de la cría, con un peso vivo inicial promedio de alrededor de 100 kg. El objetivo de ganancia diaria de peso no debería superar 1 kg/día para no exceder el engrasamiento temprano.
Las demostraciones en campo permitieron a los asistentes observar la aplicación práctica de la técnica, incluyendo la configuración de comederos selectivos y el comportamiento de los terneros ante diferentes tipos de suplementos. La estructura es el lugar donde van a comer los terneros, y donde las madres no pueden ingresar. Se puede armar con cualquier tipo de materiales que cumplan su objetivo, ubicándolos en lugares estratégicos como donde hay sombra o agua.
El período de prueba demostró mejoras en la ganancia de peso de los terneros, optimización en el uso del forraje y una reducción notable en el estrés animal. Duró 140 días evaluándose el comportamiento de dos lotes de 30 terneros entre 90 y 100 kgpv. Fueron separados al azar en dos grupos de 15 animales, el primer grupo recibió alimento concentrado además de la leche y pasto, mientras que el otro grupo (testigo) solo leche materna y pasto. El alimento fue elaborado en el establecimiento y fue suministrado dos o tres veces por semana. Comenzó con terneros de alrededor de dos meses de edad y finalizó a los siete u ocho meses, explicaron los técnicos, subrayando que esta práctica apunta a mejorar la eficiencia en la cría y el desarrollo de las terneras para reducir la edad al primer entore.

Los resultados reflejaron una importante ganancia de peso en los animales que fueron suplementados, consumiéndose 106 kg de alimento por cabeza con una ganancia diaria de 0,63 kg por cada animal frente a los 0,39 kg del grupo testigo. Se obtuvieron 38,6 kg adicionales con un consumo promedio de 0,76 kg por día de suplementación.
Desde el INTA destacaron la importancia de estas capacitaciones técnicas para el avance de la ganadería en el territorio provincial, considerando que la transferencia de tecnología y conocimientos es fundamental para mejorar la productividad y sostenibilidad de nuestros sistemas ganaderos.