Producir peces en sistemas circulares es rentable y sostenible
Un equipo de investigación del INTA y del Conicet demostró que la producción intensiva de peces en un sistema circular bajo invernadero logra rendimientos muy superiores a los sistemas de cultivos tradicionales. Además, minimiza el impacto de las bajas temperaturas del invierno, optimiza el uso del agua y reduce la huella de carbono.
Especialistas del INTA y del Conicet validaron un sistema de producción intensiva de peces con alta eficiencia y rentabilidad que posibilita la cría de especies en climas con inviernos moderados, con muy buenos resultados desde el punto de vista productivo y ambiental. En la campaña 2024/2025, se validará este sistema con especies nativas como la boga.
Según especificó Ariel Belavi -referente nacional de acuicultura del INTA-, “los sistemas circulares bajo invernadero son mecanismos de cultivo intensivos de peces que se basan en el uso eficiente del agua mediante la reutilización y recirculación del agua a través de filtros biológicos y de sedimentación”. Así, según señaló, “es posible optimizar el uso del agua y reducir la huella de carbono”.
En este sentido, Pablo Collins -investigador del Conicet- detalló: “Los peces generan desechos con alto contenido de nitrógeno que pueden provocar toxicidad en los sistemas de cultivo si no se eliminan o transforman”. De allí la importancia de la recirculación que transforman estos desechos en moléculas inocuas para los peces mediante los biofiltros. “Esto permite utilizar nuevamente el agua en el cultivo de peces y/o vegetales, cerrando de esta manera el circuito del agua en los sistemas productivos”, explicó Collins.
Además, Belavi detalló otros beneficios de este sistema de producción: “Por tratarse de sistemas bajo invernadero permiten sobrellevar los inviernos intensos de la región pampeana”. Es que, según los especialistas, “estos sistemas circulares están enmarcados en los objetivos de la economía azul que, además, permiten altos rendimientos comerciales en toneladas por hectárea en regiones del país con restricciones térmicas para la cría de peces, incluso especies nativas de climas templados-cálidos”.
A la vez, estos sistemas pueden ser implementados en producciones intensivas en áreas periurbanas y de cercanía, utilizando cualquier espacio disponible.
“Luego de un año de estudio pudimos evaluar la eficiencia del sistema que utilizamos, desde el punto de vista productivo y ambiental”, confirmó el coordinador quien adelantó que obtuvieron “resultados muy buenos”. En este punto señaló: “Se obtuvieron rendimientos muy superiores a los sistemas de cultivos tradicionales semi intensivos”.
El estudio consistió en evaluar el sistema en piletas rectangulares de plástico de 2.5 x 4 m de 10 mil litros y un biofiltro de 3 mil litros bajo invernadero (sin calentamiento de agua). La densidad de siembra utilizada fue de 15 peces por m3 -150 individuos por pileta- cultivando solo machos de tilapia azul debido a que esta especie es la más utilizada internacionalmente para validar sistemas de cultivos acuícolas.
El cultivo en estas condiciones logró una producción total de 92 Kg/pileta luego de 12 meses de cría, llegando a un peso promedio de 684 g (máximos de 962 g). La talla del 100% de los individuos superó el tamaño estandarizado comercial y gastronómicamente como plato (mayor a 25 cm).