A 63 años del arribo del F-86-F Sabre: La Fuerza Aérea Argentina recordó al último de los verdaderos caza
La IV Brigada Aérea fue el escenario propicio para congregar a quienes formaron parte de la historia de este legendario Sistema de Armas
El 27 de septiembre, la Fuerza Aérea Argentina rindió un sentido homenaje en la IV Brigada Aérea a quienes formaron parte del Sistema de Armas F-86-F Sabre, una noble aeronave de caza que el 26 de septiembre de 1960 arribó a los cielos cuyanos desde la Base Aérea Williams (Arizona, Estados Unidos), marcando así un punto de inflexión en las unidades de caza de la Institución.
En esta oportunidad, la comitiva, integrada por pilotos y personal técnico de este Sistema de Armas supersónico, realizó un recorrido por la Unidad, donde recordaron anécdotas y compartieron experiencias con el personal en actividad de la IV Brigada Aérea.
Luego, se dirigieron a la plataforma, donde el F-86-F Sabre Matrícula C-124 los aguardaba para ser testigo de un homenaje inolvidable en el que la emoción por los recuerdos del pasado era evidente.
La ceremonia estuvo presidida por el titular de la Fuerza Aérea Argentina, brigadier general Xavier Julián Isaac, acompañado por el subjefe del Estado Mayor Conjunto, brigadier mayor Pedro Girardi; altas autoridades de la Institución; veteranos de Guerra de Malvinas; los protagonistas de la historia del F-86-F Sabre, personal militar y civil, familiares e invitados especiales.
Durante el acto, el capellán de la IV Brigada Aérea, presbítero Sergio Tejada, realizó una invocación religiosa seguido de la bendición de escudos y pañuelos.
Luego, se ejecutó un minuto de silencio por aquellos integrantes del Escuadrón F-86-F Sabre que realizaron su paso a la inmortalidad.
Un recorrido por la historia de "un guerrero veloz, ágil, potente y confiable”
A continuación, el brigadier mayor “VGM” (R) Alberto Alegría brindó palabras alusivas en las cuales describió los hitos más importantes en la historia de este Sistema de Armas, destacando los cambios que introdujo con su arribo al país y que hoy en día siguen siendo parte de las tradiciones y procedimientos de los valientes cazadores.
“La Fuerza Aérea ha dispuesto conmemorar la incorporación del mítico Sabre F-86 a su dotación de la aviación de caza, hecho por demás trascendente que definitivamente marcó un antes y un después para la especialidad y cuyos efectos se expandieron beneficiosamente a todos los rincones de la Fuerza”, afirmó el brigadier mayor.
Al respecto, indicó que el 7 de diciembre de 1958, cuando se concretó la operación de compra de 28 de estas aeronaves, se iniciaron las gestiones para que un grupo de pilotos y personal técnico se capacite en las Unidades de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, mientras que en el país se preparaban las instalaciones de la IV Brigada Aérea de Mendoza, determinada como Unidad de destino.
Cuando el primer ferry arribó a la Unidad, el oficial recordó la imagen de los Sabre “luciendo su esbelta silueta y alas en flecha, la imagen de un guerrero veloz, ágil, potente y confiable, que merecidamente era señalado como el último real cazador”.
En aquel entonces, cambió la estructura orgánica de la Brigada, creándose el Grupo 1 de Caza Bombardero, que “al rítmo del avance tecnológico venía a señalar nuevos rumbos a la aviación de caza”.
Asimismo, el brigadier mayor comentó que se trató del primer Grupo Aéreo que adoptó para su emblema el formato heráldico y fue la primera Unidad que rompió con la tradición del pañuelo blanco, haciendo que sus pilotos portaran en el cuello el pañuelo anaranjado que los identificaba.
“Aquel selecto grupo capacitado en el exterior se dio a la tarea de cumplir las exigencias operativas, a la vez que transmitían sus conocimientos al personal que, en diferentes áreas, conformaban el nuevo Sistema de Armas”, declaró Alegría y agregó: “En el Grupo Aéreo esto significó la redacción de un nuevo valioso conjunto de Folletos Aeronáuticos de Instrucción, que cubrieron todas las áreas y serían empleados para la capacitación de los nuevos pilotos”.
También se impuso la normativa de realizar el primer vuelo bajo la supervisión de un ladero experto y se incorporó a la estructura orgánica de la Brigada el Grupo 2 de Caza Bombardero, conformándose desde 1968, en el “centro de formación de todos los pilotos que integran las unidades de combate”.
Asimismo, destacó que el país conoció al Sabre a través de las múltiples presentaciones de la Escuadrilla Cruz del Sur, despertando y fomentando el espíritu aeronáutico. La capacidad operativa de este Sistema de Armas también fue exhibida con orgullo en innumerables operativos militares.
“El rugir del Sabre con su potente motor de 8 cámaras de combustión, doble rueda de turbina y compresor de dos etapas sólo parecía silenciarse ante el estruendo de su poderoso armamento lanzable o ante el tronar de sus 6 magníficas ametralladoras”, explicó el brigadier mayor.
La demanda de adiestramiento en tiro aire – tierra condujo la construcción del campo de tiro de Las Lajas, primer campo de tiro de la Fuerza, donde se desarrolló el Concurso de Tiro de Las Américas, con la participación de la USAF, la Fuerza Aérea de Perú y la Fuerza Aérea Argentina. En esta oportunidad, la Institución “obtuvo el puntaje más alto por equipo, el primer y segundo puesto individual general, así como el primer puesto en ametralladoras y bombardeo en picada y rebote”.
“Esta eficacia en el tiro y bombardeo quedó también de manifiesto en los concursos que se hacían anualmente y en los cuales competían las Unidades del Comando de Operaciones Aéreas, en los cuales el CB1 se impuso de forma reiterada, hasta que en 1973 logró que el trofeo quedara definitivamente en la unidad, tras haber obtenido por quinta vez el más alto puntaje”, declaró el brigadier mayor.
Al respecto, indicó que estos logros eran fruto del “gran espíritu de trabajo y colaboración que existió entre los pilotos y el personal de todos los servicios involucrados (…) El Sabre era un nacido para tirar”.
Su legado
“Finalmente, el 19 de junio de 1986 ,como cóndor cansado y herido después de tantos años de servicio fiel plegó sus alas en un accidente, marcando para siempre la desprogramación total”, declaró el veterano de guerra de Malvinas, quien destacó que se trató de “un avión que alimentó hasta el hartazgo el insaciable e inquieto espíritu de aventura de jóvenes pilotos de caza, el avión que obligó a operar respetando procedimientos y regulaciones bien marcadas, el avión que tecnificó la operación, manteniendo el espíritu romántico del vuelo”.
“Hoy quienes integramos ese Sistema de Armas volvemos la vista a esta plataforma y añoramos ver en ella la magnífica imagen de los 28 Sabres alineados y mostrando su grandeza, pero ya no están, como respetuosos guerreros han dejado su espacio a la modernidad”, comentó Alegría y agregó: “Tampoco están aquí muchos camaradas, oficiales, suboficiales y civiles con quienes el armónico trabajo supimos darle vida al avión, para ellos el permanente agradecimiento por el tiempo compartido y nuestro recuerdo más fraterno”.
Por último, recordó a tres jóvenes pilotos que “alimentaron su espíritu cazador en este Grupo Aéreo y acrecentaron su capacitación en la cabina de este avión”, héroes que ofrendaron su vida en el Conflicto del Atlántico Sur. Ellos son los mayores (PM) Hugo del Valle Palaver y Gustavo Argentino García Cuerva junto al primer teniente (PM) Carlos Julio Castillo.
“Ese magnífico avión nos dejó un pasado de gloria, un presente lleno de nostalgia con anécdotas inolvidables y para el futuro, el recuerdo y respetuoso reconocimiento de las futuras generaciones de cazadores”, concluyó el brigadier mayor Alegría acompañado de un cálido aplauso.
Generaciones unidas por el noble espíritu de la aviación de caza
Luego, la ceremonia dio paso a otro momento emotivo: la entrega de pañuelos y escudos por parte de jóvenes cazadores a quienes volaron, operaron, mantuvieron y trabajaron en el apoyo técnico del F-86-F Sabre. Estos referentes de la aeronave con alas de flecha plasmaron su firma en el Libro de Oro que testimonia su participación en dicha conmemoración.
En esta oportunidad, el titular de la Fuerza Aérea Argentina, brigadier general Xavier Julián Isaac, recibió su pañuelo por parte de quien fue su ladero en su primer vuelo como integrante del último Escuadrón de Sabre, el entonces teniente Daniel Picatto.
Al grito unánime de “¡No hay quien pueda!” y seguido de la diana de gloria, la ceremonia cedió terreno a la entonación de las estrofas de la marcha “Alas Argentinas”.
Al finalizar el evento, se reprodujo un corto documental realizado por el Departamento de Comunicación Institucional de la Secretaría General el cual reseña la historia de este Sistema de Armas, desde su fabricación en Estados Unidos hasta su desprogramación en 1986, recordando así a quienes formaron parte de su historia.
De esta forma, la Fuerza Aérea Argentina rindió homenaje al último de los verdaderos aviones de caza que surcó altivo el cielo argentino y a todos aquellos que custodiaron su vuelo hasta su descanso final.
Hoy su legado permanece intacto en quienes mantienen vivo al noble espíritu de la aviación de caza.