En las audiencias de este martes y miércoles del juicio por el asesinato de Rafael Nahuel, que se realizan ante el Tribunal Oral Federal de General Roca, declararon María Nahuel, Johana Colhuan, Lautaro González y Fausto Jones Huala. La importancia de este testimonio radica en que estos tres últimos son integrantes de la comunidad mapuche y estuvieron arriba de la montaña, al lado de Rafael Nahuel en el momento que sucedieron los hechos, con lo cual se trata de testigos presenciales.

Lo que relataron los tres, en forma coincidente, es que ellos estaban el 25 de noviembre del 2017, en la montaña, que eran unas 8 ó 9 personas, entre las cuales estaba Rafael Nahuel. Contaron que, en un determinado momento, bajaron hacia el lado de la ruta y a los cerca de 300 metros se toparon con los Albatros de Prefectura. Los prefectos dieron la voz de alto, pero comenzaron a disparar con munición de plomo sin esperar la respuesta.

Los testigos explicaron que, al empezar los disparos, ellos dieron media vuelta y empezaron a correr otra vez hacia arriba de la montaña escapando. Además, contaron que fueron perseguidos a los tiros por los Albatros hasta que vieron que Rafael Nahuel cayó al piso y que Johana Colhuan, que también declaró como víctima, se tomó el hombro por un impacto de bala. Asimismo, detallaron que Gonzalo Coña también gritó “están disparando con plomo”, y se tomó el codo que le habían disparado.

Contaron que, a partir de entonces, gritaron todos “hay gente herida, dejen de disparar", y fue recién ahí donde cesaron los tiros y se fueron los Albatros. Los testigos se quedaron revisando a Rafael que estaba todavía vivo, aunque muy mal herido. Luego improvisaron una camilla para bajarlo. Rafael Nahuel dijo en ese momento que él se quería quedar ahí, que no quería que lo bajen.

También vieron a los otros dos heridos, a Colhuan y Coña, y empezaron el descenso con la camilla por la montaña para bajar a Rafael Nahuel. Finalmente, Lautaro González y Fausto Jones Huala lo terminan bajando y lo dejan ya muerto a la vera de la ruta. En ese momento fueron detenidos.

Agregaron que ninguno de la comunidad tenía armas de fuego, que lo único que hicieron fue, después de que los prefectos le estaban disparando, defenderse con algunas piedras que tenían en el suelo; que fueron víctimas de una persecución y una balacera de muchos tiros con balas de plomo.

Estos testimonios corroboran lo planteado por la querella de la Secretaría de Derechos Humanos de que no se trató de un enfrentamiento armado sino de una persecución deliberada y un asesinato.