Ailton Krenak: ¿Otro museo es posible?
Invitado a la tercera edición de "Los Patrimonios son políticos", el filósofo y líder indígena reflexiona sobre las tensiones alrededor del concepto de patrimonio. ¿Es posible decolonizarlo?
Hay un hito en la vida de Ailton Krenak que ilustra por qué este filósofo, escritor y líder indígena, nacido en Mina Gerais en 1953, se convirtió en una de las voces fundamentales de nuestro tiempo. Por qué su figura es clave para pensar, como dice él, ideas para postergar el fin del mundo. Se narra en el comienzo de su último libro, La vida no es útil (Eterna Cadencia), una recopilación de textos construidos a partir de conferencias y conversaciones que funciona como paneo y síntesis de la actividad de Krenak en estos años: “En su discurso ante el Congreso brasileño como portavoz de la UNI (Unión de Naciones Indígenas), pronunciado el 4 de septiembre de 1987, Ailton, vestido de pies a cabeza con un traje blanco, se pintó lentamente la cara con jenipapo negro delante de los miembros de la Asamblea Constituyente. Mientras se pintaba la cara, dijo: ‘Los indígenas tienen una forma de pensar, una forma de vivir, que nunca puso en riesgo a ningún animal o ser humano’”, evoca Natalia Brizuela en el prólogo.
Tres décadas después, Ailton no solo reivindica esa intervención histriónica que desde su claridad y contundencia obligó a reconocer los derechos indígenas en la constitución brasileña sino que es consciente de que dio en el corazón del sistema extractivista, del cual hoy padecemos sus consecuencias de un modo violento.
De ahí que sus intervenciones posteriores, en todos los campos posibles, esté atravesada por esta cosmovisión ancestral que, sin embargo, para muchos parece nueva. Invitado a participar de la tercera edición de Los Patrimonios son políticos, organizada por la Secretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura, hizo especial foco en uno de los temas que desarrolla en su libro anterior, Lugares de origen, en coautoría con Yussef Campos: las tensiones que presenta el concepto de patrimonio para las comunidades indígenas y cómo los museos siguen representando una mirada hegemónica de la cultura.
“La colonización del continente nos transformó a miles de comunidades en objeto -dice Ailton-. De la misma forma en que nuestras vidas, nuestras experiencias comunitarias, pasan a constituirse en objeto de estudio, nuestras propias perspectivas de expresión subjetiva del arte y otros elementos arqueológicos a los que podríamos seguir dándoles sentido, pasaron a tomarse como ejemplares etnográficos, ejemplares de una determinada cultura y un abordaje arqueológico, como si estuviera devolviéndonos a un tiempo pasado, no como comunidades humanas, articuladas en el día a día, en el presente, en el siglo XX, XXI. Ello se acentúa más cuando ves los acervos que se fueron constituyendo en espacios de museos”.
¿Otro museo es posible? ¿Hay modo de decolonizar la idea de patrimonio?
Ailton reflexiona en torno a estas preguntas en la siguiente entrevista: