Ayelén Mazzina en primera persona: profundizar el trabajo del Ministerio en clave federal, de la periferia al centro
La ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación realizó un balance de estos primeros meses de gestión y adelantó alguno de los desafíos de cara al año que comienza.
Cerramos un 2022 con alegría, un año desafiante, con grandes cambios, pero también con pasos firmes. Van algunos, a modo de repaso:
En la lucha contra las violencias por motivos de género, avanzamos con el programa Acompañar, que desde su puesta en marcha logró fortalecer la independencia económica de más de 250 mil mujeres y LGBTI+ de la Argentina. Fortalecimos nuevos proyectos productivos con el programa Producir, que desde su lanzamiento hasta hoy alcanzó de manera directa a más de 4.400 personas a través de 199 proyectos de todo el país. Como parte de los más de 30 Centros Territoriales Integrales que estamos construyendo o refuncionalizando en todo el país, para fortalecer el abordaje territorial de las políticas de género y diversidad y la articulación con todos los niveles del Estado, en septiembre, inauguramos el Centro Territorial de la ciudad de Río Grande, Tierra del Fuego. En la ciudad de Santa Rosa, La Pampa, la obra tiene un avance de más del 70%, y ya comenzaron los trabajos en las ciudades de Resistencia, Comodoro Rivadavia, Posadas y Roca.
Además, para lograr mayor igualdad en la diversidad, este año duplicamos la cantidad de puestos de trabajo formales para personas travestis, transexuales y/o transgénero en la órbita del Estado Nacional. Según el último monitoreo de implementación de la Ley N° 27.636 Diana Sacayán-Lohana Berkins, ya son 574 las trabajadores y trabajadoras travestis y trans en el Poder Ejecutivo Nacional, organismos centralizados y descentralizados. También se creó empleo formal en una de las principales ramas de ocupación de las mujeres, el de trabajadoras de casas particulares, acumulando más de 25 mil solicitudes de ingreso al programa Registradas. Y lo más importante es que 8 de cada 10 trabajadoras sigue conservando la relación laboral formal luego de finalizado el beneficio.
Paralelamente, impulsamos nuevas mesas, más redes y mejores estrategias para transversalizar la perspectiva de género en todos los ministerios y organismos del Estado y para trabajar de manera conjunta con las provincias y los municipios: hoy todo los ministerios del Gabinete Nacional cuentan con al menos un área especializada en temas de género y diversidad. Todas las provincias impulsan políticas para cerrar brechas de desigualdad. Sin ir más lejos, este último mes, acompañamos a los municipios de San Luis, Misiones y Provincia de Buenos Aires con nuestra línea de gestión menstrual y estuvimos también en Salta, en el cierre del primer ciclo de Constructoras, un programa modelo que apunta a insertar mujeres en un sector estratégico para la economía e históricamente masculinizado.
También fortalecimos programas, proyectos de ley y acuerdos internacionales para sostener la vida y poner los cuidados en el centro, como el Compromiso de Buenos Aires de la XV Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe. Sabemos que el sistema de cuidados es el motor de toda la vida social y productiva, pero que, sin embargo, su distribución es estructuralmente desigual: las mujeres se dedican tres veces más que los varones a este trabajo no remunerado, y esto sostiene y agranda otras desigualdades de género económicas, en el ingreso y el empleo. Por eso, trabajamos reconociendo a los cuidados como un trabajo, una necesidad y un derecho, para lograr una distribución más justa y para reducir la carga sobre las mujeres. Impulsar el proyecto Cuidar en Igualdad en 2023 será clave para avanzar hacia la sociedad del cuidado.
Otro eje central en 2023 será achicar los obstáculos que tienen las mujeres y fundamentalmente las personas travesti trans para acceder al mercado de trabajo y, de este modo, fortalecer su independencia económica: si las mujeres y LGBTI+ tienen trabajos formales y bien pagos es más factible que puedan salir de los círculos de violencia y ser libres en sus decisiones.
Llevo dos meses en un Ministerio que cumplió tres años e impulsó políticas clave para avanzar hacia una Argentina libre de violencias y para achicar las desigualdades de género. Mi compromiso es profundizar este trabajo, porque achicar las desigualdades es necesario para alcanzar la justicia social, pero también es una condición para que el desarrollo de la Argentina sea sostenible. Y esto solo es posible con perspectiva federal e interseccional: quiero llegar a cada pueblo, a cada ciudad, a cada rincón de la Argentina. Tenemos un equipo de trabajadores y trabajadoras muy valioso, hay iniciativas provinciales para potenciar, hay una extensa red de organizaciones comunitarias y sociales trabajando en el territorio en conjunto con este Ministerio, hay estructura para desplegar las políticas públicas. Con esta fuerza que cerramos el año, sigamos avanzando hacia la Argentina que soñamos, una Argentina justa, inclusiva. ¿Cómo? Como aprendí en San Luis: entre todos, todas, todes y desde la periferia, al centro.