La creación del CAE en la prensa argentina
La creación del Cuerpo de Abogados y Abogadas del Estado ocupó un lugar central en el Primer Plan Quinquenal, experiencia de planificación que marcó un punto de inflexión en la historia argentina, transformando la forma de concebir al Estado y sus funciones. Revista Broquel recorrió los archivos de la Hemeroteca del Congreso de la Nación y de la Biblioteca Nacional para reconstruir cómo la prensa de época cubrió el proceso de aprobación de la flamante estructura que inauguró una nueva era en la defensa de los intereses de la Argentina.
La implementación del primer Plan Quinquenal (1947-1951), en el que se enmarca la creación del Cuerpo de Abogados y Abogadas del Estado, constituyó un hito en el proceso de estructuración del Estado moderno argentino durante el primer mandato del presidente Juan Domingo Perón. La importancia estratégica de garantizar la divulgación del flamante Plan de Gobierno se plasmó en un esquema de difusión que priorizó acercar a la ciudadanía los lineamientos y objetivos subyacentes a este proceso de redefinición de las funciones del Estado y de reorganización integral de la administración pública.
Perón consideraba imprescindible trabajar los contenidos del proyecto con la comunidad para garantizar su aprobación y acompañamiento, reconociendo y promoviendo un rol activo por parte de la misma. Según consta en la edición del diario Clarín correspondiente al 1° de Octubre, el mandatario sintetizó su mirada política al respecto con las siguientes palabras: “Cuando todo el país me haya oído, pondremos en marcha el plan, y si conseguimos que los 14 millones de habitantes lo comprendan, ese mismo número de voluntades lo hará triunfar”.
Atendiendo a la importancia de garantizar una cobertura acorde a las necesidades de gobierno, el 30 de septiembre de 1946 Perón convocó a cronistas de las principales agencias de noticias y periódicos a su despacho presidencial, buscando brindar a los presentes las herramientas necesarias para facilitar las tareas de difusión. Desarrolló allí una conferencia de prensa de aproximadamente una hora donde, valiéndose de diversos recursos tales como informes, gráficos y cuadros conceptuales, expuso los principales puntos del proyecto.
En ese contexto, la decisión política de reformular la defensa legal de los intereses del Estado a través de la creación de un Cuerpo de Abogados que estuviera bajo la dirección del Procurador del Tesoro, tuvo particular visibilidad mediática, en consonancia con el lugar central asignado a esta iniciativa en la planificación: constituyó, de hecho, el primero de los proyectos de leyes presentados al Congreso en el marco del Primer Plan Quinquenal.
Aquel martes 1 de Octubre, las publicaciones relativas a la jornada hicieron especial hincapié en la centralización y unificación de la estrategia jurídica que supondría la creación de un Cuerpo de Abogados. Así, a modo de ejemplo, en La Razón puede leerse que Perón indicó que “hasta ahora cada dependencia tenía un asesor letrado, que se expedía siempre en forma distinta al criterio del Procurador del Tesoro. En adelante, informó, el procurador dará la doctrina y fiscalizará un Instituto de Abogados, con una inspección y delegaciones en cada ministerio y en las distintas dependencias públicas”. Por su parte, Clarín destacó que de esta manera se buscaría “evitar lo que ocurre actualmente, es decir, que los asesores legales actúan independiente y muchas veces siguiendo sugestiones de los jefes de repartición”.
El entonces Procurador del Tesoro, Bernardo Velar de Irigoyen (designado en dicho cargo a partir de 1941 por Roberto Marcelino Ortiz), realizó también una conferencia de prensa pocos días antes de la sanción de la norma para explicar la estructuración del Cuerpo. Según relató el periódico La Prensa, recurrió para ello a Radio del Estado, en una alocución donde indicó que las funciones del Cuerpo “se llevarán a cabo mediante un estudio a fondo de los asuntos”, donde “habrá de evitar resoluciones erróneas o arbitrarias susceptibles de merecer fallos adversos al ser puestas en cuestión ante los tribunales”. De la misma manera, a lo largo de todo el proceso de tratamiento, aprobación y reglamentación del Primer Plan Quinquenal, y por ende del Cuerpo de Abogados del Estado, distintas publicaciones tales como La Razón, La Prensa, El Mundo, Democracia y Clarín destinaron portadas y páginas centrales al desglosamiento y explicación de los contenidos del proyecto, incluyendo transcripciones textuales de los discursos.
La variedad de crónicas y artículos publicados, disponibles en la actualidad gracias a la labor de organismos tales como las hemerotecas de la Biblioteca del Congreso de la Nación y de la Biblioteca Nacional, permiten a la distancia realizar una aproximación al clima de época reinante en aquellas históricas jornadas. Pero también nos demuestran la importancia crucial que tuvo el CAE para el Primer Plan Quinquenal; y para la concreción del nuevo Estado que Juan Domingo Perón necesitó construir para sumar a miles de argentinos y argentinas a los derechos que la Constitución les garantizaba, pero que en la realidad desconocían.
Tal es el caso del 21 de Octubre, ocasión en que Juan Domingo Perón finalmente expuso en la Cámara Baja los puntos primordiales del Plan enviado al recinto en marzo de ese año. La Nación publicó al día siguiente una extensa crónica, en la que retrató el entusiasmo y expectativa generalizados con motivo de las novedades. “Según es sabido, los distintos anuncios de esta reunión (…) despertaron una expectación general que bien temprano se vió (sic) reflejada, no sólo en la enorme solicitud de entradas para presenciar el acto, sino también en la numerosa cantidad de personas que se agrupó en las cercanías del Congreso y especialmente frente a la puerta principal de la calle Rivadavia, para observar la entrada del presidente, de los ministros y demás funcionarios que tienen en el momento político actual actuación preponderante”, indicó el diario. Asimismo, señaló que “en el recinto no hubo mayor respeto para las bandas de los diputados, pues era tal la cantidad de personas que, sin ubicación posible en las galerías, penetraron en la sala de sesiones, que en un momento dado y cuando aún faltaba un buen rato se vió a muchas de aquéllas (sic) ocupar los asientos de los legisladores de la oposición ausente, primero, y después hasta la de los mismos peronistas”.
- Nota publicada en el especial por el 75º aniversario del CAE en Revista Broquel