“Cuando ofrecés asistencia a un emprendedor le das la oportunidad de que se transforme en una PyMe”
En una nueva producción de “Tecnólogas que transforman”, el ciclo audiovisual donde las profesionales del INTI comparten sus trayectorias y reflexionan sobre las problemáticas de género en el sistema de CyT, Valeria La Manna comenta cómo acompaña el fortalecimiento productivo en la Patagonia, desde el trabajo con los pequeños productores hasta las grandes empresas alimenticias, y señala la necesidad de contar con políticas que acompañen a las mujeres en su desarrollo profesional.
Valeria La Manna es Bioquímica de la UBA e ingresó como becaria al Laboratorio de Microbiología de Carnes del instituto en 1996, con el objetivo de poner a punto el método de detección de Escherichia coli O157:H7, bacteria causante del Síndrome Urémico Hemolítico, enfermedad que en nuestro país presenta la mayor tasa de incidencia mundial en niños menores a cinco años.
A la par de las tareas de laboratorio relacionadas al análisis microbiológico de productos cárnicos y la puesta a punto y validación de diferentes métodos de ensayo, La Manna se especializó en la implementación de sistemas de calidad para acreditar ensayos microbiológicos y físico químicos ante organismos nacionales e internacionales.
El dictado de cursos de nutrición y etiquetado nutricional obligatorio también fueron parte de las actividades de transferencia tecnológica que realizó desde el sector de Carnes.
Cuando en 2006 comenzó a ser obligatoria la declaración de la información nutricional en los rótulos de los alimentos envasados, La Manna trabajó en esta temática capacitando y acompañando a frigoríficos que requerían tablas nutricionales para sus productos. Con una modalidad de trabajo caracterizada por la articulación permanente con otras instituciones del complejo de CyT, la especialista propició que desde INTI pudieran aportarse datos de interés a la tabla nacional de composición química de alimentos, dependiente de la Universidad Nacional de Luján. De este modo, los datos de información nutricional de productos y cortes cárnicos obtenidos por ensayo en el área de Carnes del instituto comenzaron a formar parte de dicha tabla para consulta y difusión.
La federalización del INTI le permitió a La Manna concretar el deseo de vivir en la Patagonia, que la acompañaba desde unas vacaciones en la niñez. En 2008 decidió trasladarse junto a su hija a la ciudad de Bariloche para continuar asistiendo técnicamente a las industrias alimenticias de la región desde la sede del instituto. “Tuve que aprender a ser extensionista cuando salí del laboratorio”, señala la experta, quien siempre tuvo la inquietud de promover el trabajo interinstitucional.
En Bariloche y sus alrededores La Manna promueve el trabajo articulado en el territorio, vinculando las capacidades tecnológicas del INTI con las de municipios, universidades y otros organismos de CyT como el INTA. “Acompañamos tanto el desarrollo de las pymes como de los emprendedores. Siempre defendí la idea de que no hay que limitarse a trabajar con uno u otro. Cuando ofrecés asistencia a un emprendedor le das la oportunidad de que se transforme en una PyMe”, expresa la extensionista del INTI en Bariloche, quien ha acompañado en ese proceso a varios productores de la región, por ejemplo, a elaboradores a escala domiciliaria de dulces y chocolates. “Iniciamos el trabajo elaborando un protocolo para pequeños productores, junto a la municipalidad de Bariloche, y los asistimos en los aspectos bromatológicos y en el rotulado nutricional para que obtengan la habilitación para comercializar sus productos. Muchos de ellos empezaron en las cocinas de sus casas, y hoy en día uno de ellos tiene una fábrica con capacidad de exportación”, cuenta la especialista.
Junto a la fábrica de aceite de rosa mosqueta más conocida de Bariloche, La Manna logró desarrollar un producto innovador a partir de este fruto. “Se trata de una planta traída por los españoles en la época de la conquista que, por sus propiedades medicinales, tiene mucha vitamina c y ayudaba a combatir el escorbuto. Si bien este arbusto es considerado una plaga y es necesario erradicarlo de tierras destinadas a la cría de animales, tiene, por otra parte, múltiples subproductos de alto valor económico y nutricional”, explica la experta, quien acompañó a la empresa productora de aceite transformando el residuo seco que queda luego del prensado de la semilla en una harina comestible, mediante un proceso de molienda. De ese modo, la harina de rosa mosqueta fue incorporada al Código Alimentario Argentino.
Actualmente, la tecnóloga del instituto acompaña el desarrollo del sector elaborador de fitocosméticos de baja escala, orientado a la producción de cosmética natural a partir de plantas aromáticas y medicinales de la zona. “Los estamos asistiendo en la producción primaria junto al INTA y en la elaboración de una normativa que les permita profesionalizarse y desarrollarse. Son muchísimos los productores que requieren un marco regulatorio adaptado a su escala para poder comercializar sus productos”, advierte. La especialista comenta que la normativa actual no promueve la federalización de este rubro, en un contexto en el cual más del 90 % de los establecimientos elaboradores de productos cosméticos están ubicados en CABA y Provincia de Buenos Aires. “Para apoyar al sector, comenzamos un proyecto piloto con el INTA en El Bolsón, Lago Puelo, El Hoyo y Epuyén, en la Comarca Andina del Paralelo 42, y ya hay dos municipios que reconocieron el rubro de cosmética artesanal a través de nuevas ordenanzas”, precisa.
La Manna afirma que ser tecnóloga implica “aplicar los conocimientos técnicos para acompañar los proyectos productivos de la gente”. Y en ese recorrido, articular las capacidades del INTI con las de otras instituciones en la región.
“No puedo separar mi vida del INTI, es parte de ella”, expresa a la hora de comentar cómo el instituto la acompañó en su desarrollo profesional. “Agradezco muchas situaciones en las que me sentí contenida y acompañada por la institución y por mis compañeros respecto a mi maternidad”, señala La Manna, quien comenta que en varias oportunidades se vio sobrepasada ante la compleja tarea de articular las tareas de cuidado y crianza con las exigencias del trabajo. “La pandemia expuso estas situaciones que hablan de la desigualdad de género. Creo que es una oportunidad y un punto de inflexión a partir del cual se puedan implementar políticas que acompañen a las mujeres para que podamos desarrollarnos profesionalmente”, advierte.