Un manifiesto para el movimiento
Este ciclo propone un repertorio de canciones hechas por mujeres. Compuestas, escritas, interpretadas, cantadas y tocadas, pero también dirigidas, producidas, iluminadas, presentadas, curadas por mujeres y diversidades. ¿Qué sentido tiene hoy este recorte dentro del gran mapa de la música argentina que constituye la tradición, la que se está haciendo hoy, y la que ya se proyecta a futuro? ¿Cómo dialogan estas canciones con sus creadoras y quienes las recrean a lo largo de épocas y contextos? Todo recorte guarda necesariamente un rasgo azaroso, y hasta arbitrario, en especial cuando se parte de un todo que es inmensamente rico, con orígenes geográficos, temporales y estilísticos tan diversos, y al mismo tiempo transformado capa sobre capa, generación tras generación. Pero al mismo tiempo, así expuesto, resulta un manifiesto por lo que contiene y enuncia, aquello de lo que se hace cargo, lo que reconoce como propio y propone poner en valor colectivamente. Nos dice: estas somos, acá estamos, de acá venimos; así hemos cantado a lo largo de los siglos, así seguimos cantando y así nos movemos ya hacia formas que aún no están siquiera nombradas.
Son las autoras escogidas, en principio, quienes aparecen como faros que iluminan un mapa posible en medio de la inmensidad. Nenette Pepin Fitzpatrick, aquella que fue Pablo Del Cerro, Azucena Maizani, la que cantó vestida de varón, Gabriela, la rockera que abrió caminos, la precursora Margarita Palacios, Leda Valladares, la gran recopiladora, y Suma Paz, Hilda Herrera, Carmen Guzmán, y Eladia Blázquez, María Elena Walsh, Teresa Parodi. Y Celeste Carballo, Fabiana Cantilo, Juana Molina, Rosario Bléfari, Eruca Sativa, Sara Hebe, o una tanguera nueva guardia como la mendocina Elbi Olalla. O quienes, como Susana Rinaldi, dicen en la elección del repertorio, en el gesto artístico y ético de sostenerlo y defenderlo. El territorio está definido también, claro, por las interpretaciones, los arreglos y formatos propuestos. Hay madres que cantan con sus hijas y sus nietas, y nos traen así el aroma tibio del canto aprendido en la cocina. Hay intérpretes que rompen cánones, géneros de todo tipo. Hay canciones pequeñas, abrazadas con caja; hay formaciones potentes por lo numerosas. Hay cruces de géneros, no como experimentos, más bien como reflejo de la vida misma –la música tiene esa costumbre de estar viva: insiste en tejer préstamos, intercambios, transmutaciones–. Más de 60 músiques argentines protagonizan esta producción especial. Han logrado pequeñas gemas, talladas con cuerpos y voces, colectivamente. Mueven la música argentina, y la transforman.
Dirección musical: Lucy Patané
Curadoras: Liliana Herrero, Noelia Sinkunas, Barbi Recanati
Participan: Susana Rinaldi, Teresa Parodi, Luna Monti y su hija Violeta Quintero, Nadia Larcher, Mariana Baraj, Guillermina Beccar, Sara Mamani, Maca Mona Mu, Lisette Grosso, Sofía Viola, Sara Hebe, Haydée Schvartz, y Rocío Araujo.
El repertorio incluye “Vidalita tucumana” (Nenette Pepin Fitzpatrick), “Voy a dejar esta casa, papá” (Gabriela), “Pero yo sé” (Azucena Maizani), “Zamba del fiero” y “La huesuda” (Hilda Herrera), “Historika” (Sara Hebe), “Un día” (Juana Molina), “Batallando con la arena”, “Y ya me voy” (recopilada por Leda Valladares), “Siempre se vuelve a Buenos Aires” (Eladia Blázquez) y “La canción es urgente” (Teresa Parodi).