Se entregaron los premios Azucena Villaflor a seis personalidades destacadas en el campo de los Derechos Humanos
El presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta, Cristina Fernández, encabezaron ayer el acto por el Día Internacional de los Derechos Humanos en la exESMA y otorgaron la distinción a seis importantes referentes.
El premio anual Azucena Villaflor lo instituyó en 2003 el expresidente Néstor Kirchner con el objetivo de reconocer a ciudadanos o entidades destacados por su trayectoria cívica en defensa de los derechos humanos. Excepcionalmente, en esta oportunidad se entregaron los galardones correspondientes al período 2015 – 2020, ya que durante la gestión del gobierno anterior los premios fueron discontinuados.
El primer reconocimiento fue para Víctor Basterra, quien falleció hace poco más de un mes, por lo que fue su hija quien lo recibió de manos del presidente. Basterra, un ex obrero gráfico, fue secuestrado el 10 de agosto de 1976 y trasladado al centro clandestino que funcionó en la ESMA. Durante su cautiverio, fue obligado a cumplir tareas en el área de documentación, lo que le permitió copiar fotografías de víctimas y victimarios que luego se convirtieron en pruebas fundamentales en el proceso de juzgamiento de los responsables de delitos de lesa humanidad. Permaneció detenido-desaparecido hasta diciembre de 1983, aunque siguió vigilado y controlado hasta agosto de 1984.
El siguiente galardón lo entregó la vicepresidente y fue para Rosa Schoenfeld de Bru, madre de Miguel Bru, secuestrado y desaparecido por personal policial de la Comisaría Novena de La Plata el 17 de agosto de 1993. Luchadora incansable, desde la Asociación Miguel Bru busca justicia por el crimen de su hijo y en numerosos casos de víctimas de violencia institucional.
Luego, el presidente le otorgó el galardón a Angela “Lita” Paolín de Boitano, presidenta de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. Sus dos hijos, Miguel Ángel de 20 años, y Adriana Silvia de 24, fueron secuestrados en 1976 y 1977 respectivamente. En 1979, como miembro de “Familiares”, Lita viajó a Puebla, México, para encontrarse con el Papa Juan Pablo II y denunciar a la dictadura de nuestro país, pero no pudo regresar a la Argentina y debió exiliarse en Italia. Allí permaneció trabajando junto con sobrevivientes y familiares hasta que pudo volver.
También recibió su premio Iris de Avellaneda, integrante de la Liga Argentina por los Derechos Humanos. Iris es madre de Floreal “El Negrito” Avellaneda, fue secuestrada junto a su hijo el 15 de abril de 1976. Permaneció secuestrada durante dos semanas en el Centro Clandestino “El campito” que funcionó dentro de Campo de Mayo. Después fue puesta a disposición del Poder Ejecutivo Nacional y trasladada al Penal de Olmos donde estuvo más de dos años, hasta el 30 de junio de 1978. Su hijo Floreal fue arrojado al Río de la Plata tras sufrir torturas. Su cuerpo fue encontrado en la costa de Uruguay un mes después de su desaparición.
Además, de manera virtual, tuvo su reconocimiento Rosa Tarlovsky de Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Su única hija, Patricia, fue secuestrada embarazada de ocho meses junto a su compañero José Pérez Rojo y la hijita de ambos, Mariana, a quien la familia pudo recuperar. Por diversos testimonios, pudieron saber que Patricia dio a luz un varón en el centro clandestino de detención de la ESMA. La lucha de Rosa y de Abuelas permitió hallarlo en 2000. Había sido apropiado por un oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea. En 2004 pudo recuperar su identidad y hoy es Guillermo Pérez Roisinblit, nieto recuperado número 68.
La última en recibir el galardón, también de manera remota, fue Vera Vigevani de Jarach, madre de Franca Jarach, desaparecida el 26 de junio de 1976. Vera es miembro de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y de la Fundación Memoria Histórica y Social Argentina. Periodista y escritora de origen italiano pertenece a una familia judía que se refugió en la Argentina en 1939 para escapar de las leyes raciales fascistas.
Los premios Azucena Villaflor de Devicentini llevan el nombre de una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo y, también, una de las víctimas del terrorismo de estado de la última dictadura cívico militar. Azucena fue secuestrada en 1977 y estuvo desaparecida en el centro clandestino de detención que funcionó en la ex Escuela de Mecánica de la Armada. Después de ser identificados en 2005, sus restos fueron enterrados en el solar de la Iglesia de la Santa Cruz y en la Pirámide de la Plaza de Mayo.