Mercedes D´Alessandro: “El esfuerzo de este gobierno en cerrar brechas de desigualdad es absolutamente inédito”
El Presupuesto 2021 es el primero con perspectiva de género en nuestro país. Contempla políticas que contribuyen a reducir las desigualdades de género y refleja los esfuerzos presupuestarios para llevar adelante estas medidas. Su concreción es un hecho histórico que visibiliza la decisión del gobierno nacional de cerrar brechas de desigualdad y, al mismo tiempo, define una política inclusiva y diversa.
Una de las caras más visibles de este logro es Mercedes D´Alessandro, quien es Directora de Economía y Género del Ministerio de Economía. Pero antes que eso, economista e investigadora especializada en género. Es una de las fundadoras del blog Economía Femin(ista), en el que se discute el tema de la economía con perspectiva de género y mediante el cual se instaló el debate en la agenda pública.
También escribió el libro “Economía feminista. Cómo construir una sociedad igualitaria (sin perder el glamour)”, en el que presenta datos y estadísticas y expone sobre la necesidad de generar políticas públicas que cierren la brecha de género.
¿Que significa tener un presupuesto con perspectiva de género?
Primero, yo vengo de una organización de economía feminista y, junto con otros espacios del feminismo y movimientos de mujeres, venimos demandando tener estas herramientas y un compromiso con las políticas públicas por cerrar brechas de género. Yo siento, creo y vivo que el feminismo avanzó muchísimo, conquistó un montón de espacios, gran parte de las referentas feministas ocupan espacios en el gobierno actual. Se dio un paso muy importante.
Creo que el presupuesto es una herramienta con la que nosotras podemos ir viendo cuáles de esas demandas se convierten en políticas públicas. Es decir, el presupuesto es una herramienta que nos va a permitir ir mirando cómo las demandas feministas que venimos impulsando desde hace tanto tiempo se van convirtiendo en política pública, es una especie de síntesis de lo que un gobierno se propone hacer hacia adelante, en este caso es un presupuesto plurianual. Entonces, cuando un gobierno se propone hacer algo hacia adelante y entre sus prioridades presupuestarias establece cerrar brechas de igualdad, es algo inédito. Eso no sucedió en ninguna gestión anterior.
En el mensaje que acompaña el presupuesto -que son un montón de planillas, datos, cuadros con partidas presupuestarias- tenemos varias cosas: primero, que esas partidas presupuestarias incluyen otras partidas que cierran brechas de desigualdad; segundo, que este mensaje está exponiendo lo que son esas brechas de desigualdad, cuál es la situación de las mujeres desde el punto de partida; y tercero, está exponiendo también lo que está haciendo el Estado para cerrar esas brechas de desigualdad.
Ustedes manejan que la base de la desigualdad en la distribución de poderes también parte de lo económico, entonces es importante analizar cuál puede ser el impacto directo de estas políticas públicas o cuál es el impacto que ustedes esperan.
Tenemos distintos escenarios. Las partidas más grandes que nosotras consideramos que cierran brechas de género no salen del Ministerio de las Mujeres, salen de la ANSES, estas son la Asignación Universal por Hijo, la Asignación Universal por Embarazo, las moratorias de las jubilaciones y todas las poblaciones que reciben estas transferencias son mayoritariamente mujeres. Entonces, si bien la Asignación Universal por Hijo en su origen no fue pensada como una política de género, es hoy una herramienta en potencia para cerrar brecha de género, porque el 94% de las personas que reciben esa asignación son mujeres.
Y además, son mujeres que están en los niveles de ingresos más bajos, es decir, para recibir la AUH la persona debe cumplir con determinados requisitos socioeconómicos que la ubican en un segmento de la población de bajos ingresos, para contribuir a que los hijos se escolaricen, cumplan sus estudios y tengan lo que necesitan. Las madres que están en esos hogares, muchas adolescentes, trabajadoras domésticas, que tienen una inserción laboral muy precaria, a veces están a cargo solas de una familia, es decir, que reciban esto ellas y no su pareja, o el padre de los hijos o algún varón del hogar, también implica una autonomía económica.
Algunos relevamientos que difundimos desde el Observatorio nos muestran que aún hay organismos que están muy masculinizados como por ejemplo, el sector de la producción y energía ¿qué herramientas podemos tomar para ir ganando lugares y oportunidades, teniendo en cuenta el presupuesto?
Hay una metodología que se llama etiquetado. El presupuesto es como una planilla Excel gigante, donde hay filas que indican cada programa con su determinada plata, lo que junta cada organismo, tal ministerio. A esa planilla se le pone una etiqueta, PPG le decimos nosotras a la del Presupuesto con Perspectiva de Género, en donde se indica que este programa de tal ministerio contribuye a cerrar brecha de género, ya sea porque va a una población en su mayoría femenina o si es una política que va directamente a mujeres, por ejemplo, tratamiento por cáncer de cuello uterino o cáncer de mama o trata de mujeres.
Esta etiqueta sirve para rastrear eso, una vez hecho este registro, lo que hacemos es ver dónde están las partidas más grandes. Las más grandes están en producción, en construcción, en la obra pública, en desarrollo social. Empezamos a llamar a las compañeras feministas de cada organismo, ellas se comunican con la gente de su oficina de presupuesto. Hicimos reuniones, vimos qué se puede etiquetar y qué no. Logramos etiquetar algunas cosas. Por ejemplo, Gabriel Katopodis se comprometió con que el programa de “Argentina Hace” va a tener perspectiva de género en la contratación de las personas que van a llevar adelante las construcciones, la obra pública, y las licitaciones.
El trabajo del cuidado en el hogar, históricamente ligado a las mujeres, incide en el desarrollo de una carrera en el mundo laboral. ¿Esta situación se refleja en el presupuesto?
Para muchas mujeres hoy el tema del trabajo de cuidado en el hogar genera mucha competencia con el trabajo productivo. Esto también está presente en el mensaje porque una de las políticas que aparece etiquetada como que cierra la brecha de género es la construcción de jardines porque genera una mayor oferta, en caso de que una mamá o un papá que necesita ir a trabajar y que alguien cuide de su hijo o hija, tenga una mayor oferta de estos espacios de cuidado que si no lo tenés que resolver con algún familiar, vecino o pagándolo, además, muchas familias no tienen acceso a pagar eso. Y cuando no tienen acceso, muchas mujeres tienen que quedarse o hacer malabares para poder coordinar entre los cuidados de su hogar y su trabajo.
Hay muchas mujeres que trabajan media jornada o jornada interrumpida para llevar o retirar a sus hijos de la escuela y eso trae costos económicos aparejados. El hecho de que este trabajo intenso de cuidado caiga casi siempre teóricamente sobre las mujeres genera, para muchas de ellas que no tienen colaboración alguna, sea de la familia, del Estado o de la capacidad adquisitiva para pagar estos servicios, una doble jornada laboral y que esto sea un obstáculo muy fuerte a la hora de conseguir, sostener y crecer en el trabajo.
En una de las piezas audiovisuales de "Ellas Hacen", una de las beneficiarias comentaba que el programa le había servido para poder salir de la lógica de violencia que estaba atravesando en su casa. Y una de las preguntas que quería hacer tiene que ver con políticas que coadyuvan a desnaturalizar violencias y masculinidades.
Por eso, a mí el programa Acompañar me parece hermoso, es la partida más grande que tiene el Ministerio de las Mujeres. Es a nivel federal, lo van a hacer a través de los municipios para tener una cercanía y un contacto más directo. El municipio es lo más territorial para acercarse, además, lo van a hacer en el marco de refuerzos de concientización, de romper estereotipos, fortalecer a las áreas de género de las municipalidades. Es un programa bien abarcativo, que trata de dar contención y generar refuerzos para que las mujeres puedan salir de los círculos de violencia. Es muy interesante y muy lindo. Se ve la creación de espacios de género y de mesas interministeriales, de programas. Nosotras estamos creando un programa de Presupuesto con Perspectiva de Género con el Ministerio de las Mujeres, Ministerio de Economía y Jefatura de Gabinete de Ministros.
Mencionabas los jardines de infantes, ahí hay un trabajo importante de articulación con el Ministerio de Educación...
Tal cual, eso también es un resultado de nuestro trabajo. El insistir, mostrar que es importante, por qué aparece esa etiqueta. Otra cosa que también logramos que etiqueten es la moratoria de las jubilaciones. El 60% del gasto de género es la moratoria, para nosotras es muy importante porque la única política real activa es la moratoria, la única que reconoce el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado de las mujeres.
¿Tienen un número claro de cuántas mujeres no han podido acceder a los aportes?
Solamente el 11% de las mujeres en edad de jubilarse hoy podría hacerlo por la vía de los aportes. Y en realidad, menos también, porque son las que tienen 20 o más años de aportes. Las que tienen 30 en realidad son un grupo todavía más pequeño. Hay un 45% de mujeres en edad jubilatoria que no tiene aporte de ningún tipo. Es decir, hoy 1 de cada 10 mujeres tendría la posibilidad de jubilarse pagando los 30 años de aporte, es decir que 9 de cada 10 no. Ahí está la importancia de la moratoria.
En la moratoria no solo entran las mujeres amas de casa full time, sino también todas aquellas que fueron precarizadas toda su vida, saliendo y entrando en el mercado laboral. De las trabajadoras de casas particulares solamente un 25% tiene un empleo formal, el resto no. Y hay 1 millón 400 mil mujeres trabajando de eso. La principal salida laboral de una mujer es ser empleada doméstica y es el trabajo más precario de toda la economía y con los salarios más bajos. Y después dicen que se jubilan sin trabajar. Hay que decirle a una empleada doméstica de 60 años que trabajó desde los 15 que no trabajó nunca. Sin vacaciones, sin aguinaldo, sin licencia por maternidad, sin licencia por enfermedad, que si te echan te quedas sin nada.
Según un documento, el trabajo doméstico no remunerado equivale al 15,9% del PBI en Argentina. ¿Cómo elaboraron el ese trabajo?
Lo que hicimos fue tomar la encuesta del uso del tiempo, que es la que nos dice cuántas horas diarias se gastan en estas tareas, a eso les pusimos un precio, es decir, si nosotros quisiéramos tercerizar estas tareas y pagar una empleada doméstica que las realice, buscamos el precio promedio que aparece en la Encuesta Permanente de Hogares que es de $86, se lo imputamos, y nos dio un número, que nos dio 4 mil millones de millones. Y eso, si lo comparás con lo que aportan los otros sectores productivos, te da que esto es un aporte del 15,9% del PBI, y que le siguen la industria del comercio. Es decir, aporta más el sector de cuidados al PBI, si se pagara realmente, que la industria del comercio.
El siguiente paso fue pensar qué pasó en la pandemia. En la pandemia se cerraron las escuelas, los jardines de infantes, los espacios de sociabilización de los chicos, tampoco pueden ayudar los familiares porque no se pueden mover tanto, eso hace que recaigan sobre las madres o padres, todo lo que los chicos hacían en la escuela. Pero, al mismo tiempo, nosotros tomamos abril como eje que fue el mes más fuerte de la cuarentena a nivel nacional y no solo aumentó la cantidad de tiempo que dedica la gente a las tareas de cuidado en el hogar sino que, además, cayó la industria, el comercio, la producción, el transporte. Eso, para nosotras, también era importante mostrar porque cuando los economistas dicen se apagó la economía, nosotras decimos que no, que depende de qué economía se mire, porque la economía de los cuidados está más viva que nunca.
¿Cuál fue la motivación de la Dirección de Economía y Género y en qué estuvieron trabajando?
La motivación fue que las políticas económicas estén permeadas por la perspectiva de género. Es una propuesta que surgió del ministro Martín Guzmán. Él me convocó y me pidió que armara un espacio para que todas las políticas económicas pasen por el filtro del género. Armamos el equipo y definimos un par de áreas para trabajar. La primera fue el presupuesto con perspectiva de género, también pensamos armar una serie de indicadores que nos permitan incorporar el lenguaje y hablar sobre esto en las distintas secretarías. Luego apareció la pandemia y vinieron otros desafíos. Estuvimos trabajando mucho con el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), en el diseño de cómo iba a ser la población objetivo. Insistimos mucho con el tema de género, que si el IFE se daba en un hogar se priorizara a la mujer, que entraran las trabajadoras de casas particulares. Insistimos para que la perspectiva de género estuviera también en el IFE y hoy el 55,7% son mujeres.
También estamos trabajando con las distintas áreas del Ministerio de Economía, por ejemplo, con la reforma tributaria, estamos asesorando, compartiendo información, viendo como se puede diseñar una reforma tributaria con perspectiva de género. Lo mismo con el área de finanzas, estamos trabajando con inclusión financiera. Una de las primeras cosas que encontramos es que con el macrismo se habían endeudado con ANSES cuatro millones y medio de personas de las cuales casi dos millones son beneficiarias de la AUH. Estamos trabajando en inclusión financiera para revertir esta situación, para tratar de que cuando haya una necesidad de crédito no sean con tasas usureras. Muchas de estas familias se endeudaron para llenar la heladera, no para invertir en algo.