Año de designación: 1996
Norma legal de creación: Ley Nacional N° 24.702/96
El cuerpo macizo de la taruca (Hippocamelus antisensis) y sus patas cortas con pezuñas nos recuerdan que estos ciervos son animales de montaña, capaces de trepar laderas escarpadas. La llamativa cornamenta bifurcada y una notoria mancha negra en forma de “Y” en la cara, diferencian al macho de las hembras.
Se pueden encontrar en serranías y valles aislados de las provincias del noroeste de Argentina, entre los 1800 y los 4000 metros de altura. Allí ocupa pastizales, arbustales y los faldeos rocosos de las montañas de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca y La Rioja. También habita en Chile, Bolivia y Perú.
Viven en grupos de 3 a 15 animales integrados por hembras maduras con sus crías e individuos juveniles nacidos el año anterior. Estos grupos pueden incluir machos juveniles de menos de 2 años a juzgar por su tamaño corporal y el desarrollo de sus astas. En los meses de la reproducción, entre junio y agosto, es común ver grupos integrados por un macho adulto y 2 a 6 hembras maduras.
Hoy sólo sobreviven pequeños grupos aislados, cada vez más chicos, en ámbitos reducidos, divididos y alterados. Debido a sus distintas amenazas, entre las que se encuentran la pérdida y degradación de hábitat, el desarrollo de actividades productivas e infraestructura lineal y la caza de estos animales, se la considera una especie en peligro en el país.