¿Por qué está en peligro?
Podemos hallar testimonios de los primeros contactos entre el hombre y el huemul en sus representaciones, plasmadas en el arte rupestre y en los utensilios fabricados con sus huesos encontrados en fogones de más de 8 mil años. Con seguridad, el huemul representó un recurso importante para los grupos de cazadores–recolectores patagónicos, que aprovechaban su carne, cuero, astas y huesos. Los verdaderos problemas comenzaron con la introducción de las armas de fuego y los perros. Debido a su mansedumbre, era muy común matar a un huemul, incluso con un cuchillo, acercándose hasta unos pocos metros.
Los perros no sólo causaron bajas entre los adultos en las cacerías, las crías eran las víctimas preferidas de las jaurías. Los bosques donde se refugiaban fueron la fuente de madera y combustible para los colonos. A la tala se sumaron los incendios provocados para crear campos de pasturas para el ganado. La actividad ganadera desplazó a los grupos que habitaban la estepa, y les transmitió nuevas enfermedades para las que el huemul no tenían defensas biológicas.
Por ultimo, a comienzos del siglo XX se produjo la introducción del ciervo europeo en los antiguos territorios donde reinaban los huemules. Más grandes, territoriales y agresivos, estos ciervos desplazaron a los animales nativos a parajes recónditos de la cordillera andina.
Actualmente el huemul es objeto de varios estudios que permiten obtener información para optimizar su conservación. Dadas las dificultades para su observación directa, estos estudios suelen emplear evidencias de su presencia: rastros como huellas, bosteos, astas caídas, pelos o marcas en la vegetación.
Su protección
Argentina y Chile comparten la presencia del huemul, su hogar y el desafío de su protección. Nadie sabe con certeza cuántas pequeñas familias de estos ciervos en la actualidad se refugian en la cordillera patagónica argentino-chilena, aunque se estima que unos 600 ejemplares viven en nuestro territorio nacional. Estos se encuentran protegidos por varias leyes nacionales y provinciales y fueron declarados monumentos provinciales en Chubut, Río Negro y Santa Cruz.
Mundialmente se encuentra clasificado dentro del apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna (CITES), el cual prohíbe toda acción de comercio internacional de sus productos. La Administración de Parques Nacionales, las áreas protegidas provinciales y varias organizaciones no gubernamentales, sumadas a las instituciones transcordilleranas, trabajan para que el huemul –el fantasma de los Andes– no abandone nuestras montañas y nuestra cultura.
En este marco, desde el año 1992 se lleva a cabo el programa Conservación del Huemul de la Administración de Parques Nacionales y se realizan las reuniones binacionales entre Argentina y Chile.