Conocé a los/as ganadores/as de Letras contra la discriminación
Mónica Mansilla, además de ser docente y tener cuatro libros publicados, coordina el taller literario de la Casa Municipal de la Cultura de su ciudad, General Deheza, en la provincia de Córdoba. Ella escribió sobre Juan, un vecino del barrio que fue llevado a un hogar de adultos, donde terminó sus días, y a quien Mónica y sus alumnos iban a visitar una vez por semana. Su historia fue una de las ganadoras del "concurso literario" convocado por el el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), el Centro Cultural Ricardo Rojas de la Universidad de Buenos Aires, la editorial EUDEBA y la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, sobre “La discriminación hacía las personas adultas mayores” .
Daniel Molina, por su parte, vive en CABA, es abuelo lector voluntario del programa “De mayor a menor”, de escuelas primarias de la Ciudad y tallerista voluntario de lectura y narración de centros de día de tercera edad. Para su relato se inspiró en vivencias cotidianas, propias y ajenas: desayunar, tomar el colectivo, la espera en el banco para cobrar la jubilación, las frases insensibles de la multitud apresurada que no siente empatía.
Los relatos recibidos, fueron consecuencia de la inspiración de cientos de personas que contaron sus experiencias, vínculos y emociones con las personas adultas mayores conocidas o incluso, en algunos casos, sus propias experiencias, en textos narrativos construidos con crudeza, en algunos casos, y emotividad en otros, y dan cuenta de la indiferencia y la naturalización de situaciones de discriminación que viven a diario personas de ese grupo etario.
Diana Martínez, vive en Zárate, tiene 73 años, y durante mucho tiempo estuvo a cargo de un hogar estatal de ancianos, al que trató de revitalizar como un lugar para honrar la vida y no para esperar la muerte. En su cuento “Las historias de María”, narra la visión reflexiva y compasiva de la cocinera de un hogar para adultos mayores, que conmueve a la trabajadora social del establecimiento con su preocupación por la soledad y aislamiento en que viven algunos de los internados.
Andrea Russo, de CABA, se inspiró en la pasión por el fútbol de su papá de 88 años para escribir “Campeones”, un cuento que narra el día de cumpleaños número 90 de Marcial, un viudo que representa una molestia para la familia de su hijo, que está obsesionada con Huracán, y que, tras un accidente de tráfico, sufre pérdida de memoria a corto plazo.
Catalina Seinhart, tiene apenas 19 años, vive en CABA y es la ganadora más joven del certamen. Eligió escribir “Envejecer”, una historia que la ayudó a dar cierre a un capítulo importante de su vida. Allí narra las emociones de una joven que está al cuidado de su abuela Athina. Habla del cambio de roles y cómo ahora le toca a ella hacerle compañía a quien la cuidó y mimó de pequeña.
“Anacronismo” fue escrito por Adriana Canestri, de CABA, quien fue testigo del incidente que da inicio al relato: el gesto de un joven que simula dar una patada a un hombre de edad que, con su caminar aletargado, impedía el avance en una calle estrecha. Ese hecho generó en ella desasosiego y disparó la construcción del texto.
José María Gómez, de CABA, profundiza en otra de las cuestiones que son producto de estigma y discriminación en las personas adultas mayores: la sexualidad y la pareja. En su cuento “Viejo verde” narra las dificultades con las que se encuentra su personaje al querer contarle a su grupo de amigos que está enamorado y que a sus setenta años, tiene una nueva pareja, con quien hace el amor.
Lucía Ruidiaz tiene 26 años, vive en La Leonesa, provincia de Chaco y estudia Trabajo Social. Su relato se inspiró en sus compañeros mayores, que de jóvenes no tuvieron la posibilidad de estudiar. En “Vos podés” relata la vida de Rogelio, quien siempre, por un motivo u otro, se detuvo, y postergó su sueño, que sólo al final de su vida se decide retomar: estudiar arquitectura.
Claudia Samter, de Miramar, es docente desde los 18 años y hoy trabaja con personas de tercera edad dictando cursos de memoria y talleres de escritura, que a la vez sirven como contención a personas que quedaron solas en la vida. Su cuento, “Como todos los días”, está basado en experiencias propias y ajenas respecto del maltrato encubierto que viven muchos adultos mayores en diferentes ámbitos.
Y por último Hugo Pisa, de CABA, un psiquiatra que se dedica a la psicogeriatría y que escribió “Raro”, una historia que profundiza en las frases, comentarios o actitudes que denotan prejuicios hacía los adultos mayores, asociando esta etapa de la vida a la enfermedad, al no poder, al no deber.
Cada uno de los relatos conmueven y movilizan, haciéndonos reflexionar sobre los sentimientos y vivencias de las personas adultas mayores, situándonos, al menos por un rato, en el lugar de las y los otras/os, y cumpliendo con creces las finalidad de una propuesta participativa que, además de brindar la oportunidad de expresar ideas, experiencias y valoraciones conceptuales sobre la discriminación hacia las personas adultas mayores, propone la construcción de una nueva mirada en nuestra sociedad, que promueva la igualdad y la integración entre los colectivos que la conforman.