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Medidas preventivas específicas para el trabajo nocturno

En la actualidad, trabajar de noche es una realidad frecuente. Los horarios de empleo nocturno son indispensables en algunas actividades, tales como los hospitales, las fuerzas de seguridad u hotelería.

Adaptar las costumbres y usos cotidianos se convierte en un desafío para aquellos que deben permanecer despiertos toda la noche. Si el descanso no es el adecuado, los trabajadores nocturnos serán más susceptibles de padecer fatiga, somnolencia excesiva o irritabilidad.

Las jornadas de trabajo comprendidas entre las 9 de la noche y las 6 de la mañana pueden afectar la cantidad de horas de sueño y sobre todo, la calidad de estas últimas. El cuerpo humano posee un “reloj” biológico interno, regulado por hormonas tales como la melatonina, sustancia inductora del sueño. La producción de esta hormona disminuye con la luz y aumenta con la oscuridad, organizando los ciclos de “sueño” y “vigilia”. De esta forma, la configuración fisiológica humana distribuye naturalmente las horas de sueño durante la noche, y las de actividad durante el día.

Teniendo en cuenta lo antedicho, es importante destacar el papel de la prevención, cuyo objetivo es la protección de la salud del trabajador y la adecuación de su ambiente de trabajo a la forma más sana posible. Asimismo, el conocimiento de aquellos aspectos que permitan mejorar la calidad de su descanso resultará en un mejoramiento de su calidad de vida.

A continuación, te proponemos una serie de recomendaciones para tener en cuenta si trabajas en el turno noche:

• Duerme al menos siete horas diarias, tratando de que el dormitorio sea lo más oscuro posible. Es aconsejable utilizar cortinas gruesas que logren el máximo oscurecimiento de la habitación. Asimismo, deben desconectarse todos aquellos artefactos electrónicos que puedan interferir con el ciclo de sueño. Para mejorar el aislamiento, utiliza tapones para los oídos y un antifaz para los ojos.
• Establece un horario regular y fijo para el descanso. Esto permite el acostumbramiento del cuerpo. Si se realizan acciones rutinarias antes de acostarse, tales como leer o lavarse los dientes, se favorece la inducción del sueño, ya que el cerebro asocia esas actividades con la hora de irse a dormir.
• Evita conducir, preferentemente utiliza el transporte público. Durante el regreso desde el lugar de trabajo hacia el domicilio, utiliza gafas oscuras para disminuir el contacto con la luz solar.
• La adaptación fisiológica del cuerpo a los nuevos horarios es un proceso que debe realizarse de forma paulatina y natural. Si no logras la adecuación, consulta con un profesional. No consumas ningún tipo de medicamento regulador del sueño antes de realizar la visita al consultorio médico.
• Deja de consumir cafeína al menos seis horas antes de irte a dormir.
• Durante la jornada nocturna, si es posible, realiza pequeños descansos regulares, caminatas o ejercicios de estiramiento. Mantente en contacto con tus compañeros de turno. La socialización mejora el rendimiento mental y disminuye la somnolencia.
• No consumas dulces o grasas durante las horas de trabajo. Frente al apetito que puede aparecer, sobre todo a la madrugada, come una fruta, un yogur o frutos secos. Las frutas u hortalizas ayudan a metabolizar la energía a largo plazo, y aportan fibra, minerales y vitaminas.
• Es importante que tus familiares y amigos tomen conciencia sobre los riesgos del trabajo nocturno. La solidaridad de ellos es fundamental, evitando interferir en tu descanso, y actuando en consecuencia.

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