La sobreexposición digital pone en riesgo la seguridad de los jóvenes
Información actualizada en diciembre de 2024
La excesiva exposición en Internet daña la intimidad de niños y adolescentes. Definido por la antropóloga argentina Paula Sibilia como extimidad, la difusión pública en redes sociales de sus aspectos más reservados o personales es un hábito peligroso en el que incurren para obtener la aprobación de otros jóvenes.
Esta cultura digital naturalizó la sobreexposición. Toda franja etaria, incluyendo adultos mayores, comparte detalles íntimos -hasta hace poco tiempo atrás reservados a un exclusivo círculo familiar o de amistad- ante millones de usuarios como parte esencial de su interacción en el mundo virtual.
No se trata de una moda inofensiva, implica peligros porque los menores suelen compartir contraseñas e información sensible, aceptar solicitudes de amistad de desconocidos y expongan detalles privados de sus familias.
El precio de los likes
Divulgar información personal en Internet compromete la seguridad y privacidad de los jóvenes, exponiéndolos a delitos como el grooming que consiste en el acoso sexual a un menor de edad por parte de un adulto a través de Internet.
Esa búsqueda de aprobación en una desenfrenada carrera para sumar un like tras otro, generalmente de gente desconocida, genera problemas emocionales como ansiedad, baja autoestima y algún grado de depresión.
En la etapa escolar del secundario, donde los grupos de pertenencia inciden en el desarrollo de la personalidad, los adolescentes encuentran bienestar emocional en la aceptación virtual. Por eso, corren el riesgo de sufrir trastornos alimentarios u otras dificultades psicológicas vinculadas con la imagen.
Sugerencias para generar un entorno digital seguro y saludable
Padres y docentes deben alertar a los jóvenes sobre los riesgos de compartir su vida en redes sociales. Tienen que enseñarles el concepto de extimidad para que tomen conciencia sobre los peligros online.
No se trata de un fenómeno acotado a los jóvenes, también se extiende al otro extremo del arco generacional. Bautizado como sharenting se trata de aquellos padres, tíos o abuelos que comparten videos e imágenes de sus nietos, sobrinos e hijos más allá del núcleo familiar sin pensar el impacto negativo.
Establecer límites claros entre aquello que es susceptible de ser publicado, diferenciándolo de cuestiones que deben ser reservadas al ámbito privado, es fundamental tanto en el hogar como la escuela. Los adultos tienen que supervisar la actividad en línea de los menores y fomentar un uso equilibrado de la tecnología para cuidar a los niños y adolescentes.
Pienso, luego publico
Tenemos que instruir a los adolescentes para que usen las redes sociales con criterio. La mejor política de uso consiste en no publicar nada que no le mostrarían a un desconocido que se los cruza por la calle. Este enfoque ayuda a que los jóvenes evalúen más detenidamente cada publicación.
Tanto padres como docentes deben guiar a los menores en su vida digital. A través de la educación, control y fomento de una cultura digital responsable se mitiga el impacto negativo de la extimidad. Somos responsables de crear un entorno donde los jóvenes puedan navegar Internet de manera segura y saludable.
La cultura de la extimidad y la sobreexposición de niños y adolescentes es un desafío complejo
que requiere una respuesta integral entre padres, docentes, gobierno e instituciones educativas.