La salsera
Adriana Lestido
Artista: Adriana Lestido (Argentina, Buenos Aires, 1955)
Título: La salsera
Origen: Gran Premio Adquisición Salón Nacional de Artes Visuales, 2009
Fecha de creación: 1992
Tipo de obra: Fotografía
Técnica: Fotografía analógica, toma directa, copia de autor, gelatina de plata
Medidas: 62,5 x 82 cm
Adriana Lestido es una de las fotógrafas argentinas de mayor relevancia a nivel nacional e internacional. Tomó contacto con la fotografía en 1979, año en que comenzó sus estudios en la Escuela de Cine y Técnicas Audiovisuales de Avellaneda. Entre 1982 y 1995 se desempeñó como reportera gráfica para la agencia DyN y los diarios La Voz y Página/12. Su paso por el fotoperiodismo tuvo un gran impacto posterior en su obra, que se caracteriza por la utilización del blanco y negro. La ausencia de color acerca a Lestido al registro documental, reforzado por la cercanía de sus encuadres y la intimidad de las escenas que retrata. Sus tomas directas y analógicas le han permitido desarrollar extensas y reconocidas series fotográficas, como Mujeres presas (1991/1993) y Madres e hijas (1995/1998). Anterior a ésta, pero conectada de forma temática, se encuentra Madre e hija (1982), icónica toma de una de las primeras manifestaciones públicas de las Madres de Plaza de Mayo. Despliega aquí, de modo germinal, algunas de las marcas de sus ulteriores fotografías, que giran en torno de la mujer y abarcan grandes temas como el amor, la soledad y la maternidad.
La calidad y potencia de sus imágenes le valieron numerosos reconocimientos, como la Beca Guggenheim –obtenida en 1995‒, el Premio a la Trayectoria otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes y el Premio Konex de Platino.
En su paso por el Salón Nacional de Artes Visuales, obtuvo dos menciones consecutivas, en 2007 y 2008. Un año después fue galardonada con el Gran Premio Adquisición por La salsera, fotografía de 1992. En esta fotografía se observa a una pareja fundirse en un abrazo. Casi con seguridad se trata de un lento paso de baile, acompañado por la música a la que remite el título de la obra y la taciturna atmósfera del bar en el que transcurre la escena. La artista apela aquí a la austeridad del blanco y negro ligada al estilo documental. Sin embargo, la distancia propia del cronista no le impide lograr una toma de gran emotividad, lo que transforma a La salsera en un cabal ejemplo de la sensibilidad de la artista.