Índice
Introducción
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Mirá y descargá los mapas
1. Introducción
De cómo revisitar un viejo amigo. Exploraciones cartográficas
- María Elena Barral (Instituto Ravignani-UBA-CONICET y UNLu)
- Bárbara Caletti Garciadiego (Instituto Ravignani UBA-CONICET)
Las líneas punteadas señalan fronteras, las grandes superficies celestes representan océanos, pero si son extensiones más chicas se trata de esteros, lagos o lagunas y, si tienen forma alargada, de un río. El color marrón oscuro informa una altitud elevada que se funde en un degradé hasta el verde profundo, utilizado para selvas o bosques. Jujuy es una bota; Santa Fe también, pero de caña alta. Una gota invertida en el celular nos indica dónde estamos ubicados y los rectángulos chicos uno al lado del otro seguramente serán manzanas o lotes. Sin darnos cuenta, hemos aprendido e internalizado algunas herramientas de la lectura cartográfica. Aunque no siempre tengamos plena conciencia e ignoremos qué es una proyección y cómo cambian las escalas, los mapas forman parte de nuestra vida cotidiana y son una herramienta imprescindible con la que codificamos el mundo. Habitan nuestra memoria que los reconoce como grandes compañeros del aula, pero también se hacen presentes en los trayectos y decisiones que tomamos a diario.
Con la ayuda de los mapas, hemos aprendido a identificar regiones, ubicar ciudades y reconocer límites; pero ciertamente tienen mucho más para ofrecer y a menudo, no aprovechamos toda la información que contienen. En esta oportunidad, el Archivo General de la Nación pone a disposición del público una selección de su rica mapoteca que nos permite repensar nuestra relación con el espacio y la historia. La publicación digital de estos documentos cartográficos nos invita a indagar sobre los contextos de producción de esos planos, la construcción histórica de los territorios y las distintas maneras para representarlos.
Esta recopilación recorre múltiples paisajes desde mediados del siglo XVIII hasta las últimas décadas del siglo XX. Ofrece distintas visiones de la historia argentina, refleja un espacio en evolución y, desde específicos contextos de producción, revela desafíos intelectuales o intencionalidades políticas. El más moderno –el “Mapa de la esperanza argentina: un gran país se muestra al mundo"- de 1979, los años de la dictadura cívico-militar incluía un subtítulo: “un gran país se muestra al mundo” y allí revelaba su finalidad política. En el extremo temporal opuesto, los jesuitas elaboraron una detallada y prolífica cartografía desde coordenadas ideológicas precisas, pues reservaban las cruces para los pueblos de españoles y de indios dominados.
"Clase de geografía, en la Escuela Pedagógica Sarmiento". Tucumán, s/f.
Archivo General de la Nación, documento fotográfico. Código: AR-AGN-AGAS01-DDF-rg-3034-168694
Concebidos por cartógrafos profesionales o amateurs, sus destinatarios pueden ser los suscriptores de la Guía Kraft, el Congreso de la Nación o los socios del Automóvil Club Argentino. Cada mapa selecciona lo que dice y lo que no dice; lo que buscar destacar, lo que no puede nombrar. En ocasiones se convierten en instrumentos para afirmar la propiedad del suelo o guiar la explotación de los recursos, recrear una acción -la batalla de Ayacucho o el cruce de los Andes-, presentar una mirada sobre el pasado -como el realizado en ocasión del sesquicentenario de la Revolución de Mayo- o, incluso, para intervenir en el futuro, como el proyecto de creación de los territorios nacionales.
Al hacerlo, combinan lenguajes: al estrictamente cartográfico, se suman estadísticas, cuadros, dibujos o descripciones que dan cuenta de la historia o las costumbres de la región. En algunos el balance a favor de los textos es llamativo ¿expresa el límite de la representación cartográfica? Para destacar un río, en cambio, puede elegirse recortar su perfil, dejando en la representación las tierras ribereñas como espacios en blanco, como si estuvieran vacías.
También ha predominado en su elaboración una determinada disposición de los continentes, tanto en las representaciones planas como en las esféricas, que asocia norte/arriba y sur/abajo y puede naturalizar supremacías de unas regiones sobre otras. En esta selección, también encontramos planos “al revés” que nos invitan a ejercitar una mirada crítica de las formas habituales representar el mundo, nuestro país y nuestras ciudades. Otros, como el elaborado por el gobernador Luis Vernet de la Isla Oriental de Malvinas, ponen de manifiesto el profundo y temprano conocimiento de zonas sobre las cuales Argentina, aún hoy, reclama su soberanía.
Los mapas dicen y lo hacen de un modo propio. Del particular diálogo de unos y otros signos, se configura un discurso y una acción sobre el territorio. Pueden elaborarse desde algún consenso -estético, político o científico- probablemente no enunciado o también expresar conflictos. Y aunque parezcan decir “todo” en su aparente objetividad, siempre son el resultado de una selección, de un punto de vista, de una construcción. A lo largo del siglo XIX, se fueron delineando los contornos territoriales del Estado nacional y de los estados provinciales, y en ese proceso, que conllevó una fuerte homogeneización de la población, las representaciones cartográficas invisibilizaron a amplios grupos étnicos y aquello que se nombró, privilegió a la población “integrada”, a los propietarios y a lo masculino. A principios del siglo XXI, la emergencia de movimientos de reivindicación y reconocimiento de derechos nos invitan a dialogar con estas cartografías desde nuevas preguntas ¿Cuáles eran las geografías de otras agencias menos visibles? ¿Cómo hacer, en todo caso, para representar lo que los mapas han callado?
El Archivo General de la Nación conserva una mapoteca de enorme riqueza y la selección que aquí presentamos representa solamente una porción de su valioso acervo. La publicación de estos recursos invita a apreciarlos como objeto estético, como herramienta didáctica y como documento histórico.