Presidencia de la Nación

Domingo F. Sarmiento

1868-1874


La imagen muestra un retrato de un hombre mayor vestido con traje oscuro. Lleva una camisa blanca y una pajarita negra. Su cabello es escaso y canoso, y tiene una expresión seria en su rostro. Su mano derecha está extendida hacia adelante, mientras que su mano izquierda descansa sobre una mesa de madera. El fondo es oscuro, lo que hace que el hombre destaque.
Retrato del presidente Sarmiento (1910). Eugenia Belin Sarmiento.

La obra escrita de Sarmiento es diversa y compleja como su personalidad. En este sentido, la misma evoluciona a lo largo de los años.

El Sarmiento polemista que se expresa desde Facundo y en otros escritos, luego cede a una escritura más personalista que se materializa en su libro El Chacho, último caudillo de la Montonera de Los Llanos. Es por ello que, el análisis de la figura del Chacho Peñaloza, se diluye a veces en una argumentación que sirve para los fines auto justificatorios de su autor. Este estilo, íntimo y personalista, puede encontrarse en otras de sus obras como, Recuerdos de provincia, publicada en 1850. Allí realiza una descripción de su infancia y especialmente de un entorno carente de las posibilidades en el que, pese a todo, debido a su voluntad personal, pudo progresar. Sarmiento reúne así diversas personalidades todas vinculadas con su vida política y definidas por ella.

Facundo o civilización y barbarie en las pampas argentinas, fue escrita por Domingo Faustino Sarmiento en el año 1842 durante su exilio en Chile. Publicado en 1863, la obra encuentra a un Sarmiento en Estados Unidos ya alejado de la Gobernación de San Juan y con posibilidades de acceder a la candidatura para la presidencia. En sus páginas el autor realiza una descripción de los conflictos políticos sucedidos luego del período revolucionario y la independencia abordando especialmente el momento de la guerra civil. Sarmiento otorga una especial relevancia a la influencia del contexto. En ese momento, en la Argentina conviven dos realidades: por un lado, la civilización identificada con la ciudad, lo europeo y el progreso, y por otro, la barbarie, identificada con lo rural, el indio, el gaucho y el atraso.

La figura del caudillo, resumida en Facundo Quiroga, sirve al propósito final de la obra y del autor: utilizar la pieza como panfleto de denuncia política contra el gobierno de Rosas. La repercusión de esta obra tras la batalla de Caseros, volvió a Sarmiento una figura reconocida, al considerarselo un pensador importante, que supo intervenir y definir la realidad política del momento.

Su accionar desde los periódicos El Zonda, La Tribuna, La Crónica y El Progreso también sirvieron para definir sus posturas políticas.

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