Presidencia de la Nación

73 años de tecnología nuclear al servicio del país

Un breve repaso por la historia de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA)


La Comisión Nacional de Energía Atómica nació con la misión de asesorar a las autoridades nacionales en la definición de la política nuclear y llevar a cabo investigaciones y desarrollos tecnológicos que contribuyan a mejorar la calidad de vida del conjunto de la sociedad, siempre en el marco de los usos pacíficos de la energía nuclear.

En este sentido, es el organismo responsable de la aplicación del Régimen de Gestión de Residuos Radiactivos (Ley N° 25.018) y de la Convención (Internacional) Conjunta sobre la Seguridad en la Gestión de los Combustibles Gastados y la Seguridad en la Gestión de los Residuos Radiactivos, refrendada por la Ley N° 25.279.

Contemplando las necesidades de autonomía y desarrollo tecnológico para nuestro país, la CNEA ejecuta los lineamientos fijados por el Gobierno Nacional para el sector nuclear, a través de múltiples acciones vinculadas con:

  • Generación de energía nucleoeléctrica a gran escala;
  • Exploración y producción de uranio y combustibles nucleares;
  • Investigación básica y aplicada en sectores estratégicos;
  • Transferencia tecnológica al entramado productivo y el sistema de ciencia y técnica;
  • Aplicación de la tecnología nuclear a la salud;
  • Formación de recursos humanos de alta especialización.

La CNEA también lleva adelante diferentes líneas de trabajo que potencian a la tecnología nuclear como una opción energética que contribuye a mitigar el cambio climático, en el marco de los compromisos suscriptos por nuestro país con relación a los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de las Naciones Unidas.

Todas estas actividades responden a una política institucional de calidad y seguridad implementada en forma pionera por la CNEA y que le permite a nuestro país estar en un lugar de liderazgo regional y contar con reconocimiento a nivel mundial en el uso pacífico e innovador de la tecnología nuclear.

Continuidad y objetivos de largo plazo

El campo nuclear comenzó a desarrollarse en Argentina con la formación de profesionales en las ciencias y tecnologías asociadas a investigaciones para la generación de energía atómica con fines pacíficos.

La creación en 1951 de la Planta Nacional de Energía Atómica de Bariloche (hoy Centro Atómico Bariloche - CAB) constituye la formalización del primer gran laboratorio de CNEA.

Ese mismo año, se anuncia el primer descubrimiento en el país de un yacimiento uranífero, ubicado en la provincia de Mendoza, al que le siguen varios más en diferentes provincias, en los años siguientes.

En 1952 se firma el contrato para la compra del sincrociclotrón a instalarse en la Sede Central de la CNEA, que le permitiría a nuestro país comenzar la investigación en el campo de los radioisótopos.

El convenio de 1955 entre la CNEA y la Universidad Nacional de Cuyo, que dio origen a la creación del Instituto de Física en Bariloche (hoy Instituto Balseiro), marca un hito en el campo de la formación de científicos y tecnólogos que trasciende al sector nuclear.

El 20 de enero de 1958 se inaugura el reactor de investigación RA-1, emplazado en el Centro Atómico Constituyentes, que se constituye en el primer reactor puesto en marcha en América Latina.

Siguiendo una línea continua de desarrollo, se crearon laboratorios e iniciaron actividades como la radioquímica, la metalurgia nuclear y la minería del uranio. Posteriormente se consolidaron las actividades para la construcción y operación de reactores de investigación y sus combustibles; la producción a escala de radioisótopos y el empleo de las radiaciones ionizantes para diagnóstico y tratamiento médico; y se logró el acceso a la nucleoelectricidad, que implicó la construcción y operación de centrales de potencia y el dominio del ciclo del combustible nuclear.

De esta forma, a lo largo de más de siete décadas, Argentina fue construyendo lo que hoy conforma una amplia red de instituciones, organismos y empresas vinculadas a la actividad nuclear.

Este entramado nuclear fue impulsado y conducido por la CNEA hasta alcanzar el grado de desarrollo por el que es reconocido a nivel internacional. Para conseguirlo fue indispensable sostener en el tiempo una política institucional basada en la calidad, la innovación y la formación de recursos humanos que llega hasta nuestros días.

Superación continua

Hoy nuestro país cuenta con laboratorios, tecnología y profesionales para realizar investigaciones y trabajos del más alto nivel para que los beneficios de la actividad nuclear lleguen al conjunto de la sociedad, haciendo de la producción de conocimiento científico-técnico una marca registrada de la CNEA y un motivo de orgullo para los argentinos.

Ese desarrollo tecnológico alcanzado y la altísima calificación de sus profesionales, le permiten a la CNEA llevar adelante tres proyectos estratégicos:

  • El CAREM, primer reactor de potencia 100% diseñado y construido en Argentina, que posiciona a nuestro país como uno de los líderes mundiales en el segmento de reactores de baja potencia.

  • El Reactor Multipropósito RA-10, orientado a abastecer la demanda local de radioisótopos aplicados a la medicina nuclear, a la vez que atender el mercado mundial de estos radiofármacos; y que se convertirá en un polo regional de investigación científica.

  • El Centro Argentino de Protonterapia, (CeArP), que trae los beneficios de esta técnica aplicada al diagnóstico y tratamiento de enfermedades oncológicas, reafirmando a nuestro país como líder regional en tecnología nuclear aplicada al área de la salud.

Junto a estos proyectos emblemáticos, la CNEA atesora logros y emprendimientos en sectores claves para la autonomía tecnológica y el desarrollo autónomo del sector de ciencia y técnica.

A continuación

REACTORES Y CENTRALES NUCLEARES

El capital intelectual generado y acumulado por la CNEA le posibilitó al sector nuclear argentino diseñar, construir y exportar reactores de investigación y de potencia, cumpliendo las normas del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA).

Argentina construyó una decena de reactores de investigación, habiendo concretado exportaciones a Argelia, Perú, Egipto y Australia.

Por otra parte, la CNEA llevó adelante el programa de nucleoelectricidad en Argentina, a través de diferentes líneas de investigación y desarrollo tecnológico, diseño e ingeniería de montaje, puesta en marcha de instalaciones de alta complejidad y formación de recursos humanos en las áreas de reactores y suministros nucleares.

Ese programa de generación nucleoeléctrica se materializó el 19 de marzo de 1974 con la conexión de la central Atucha I al Sistema Eléctrico Nacional. Hoy, son tres las centrales nucleoeléctricas argentinas operadas por Nucleoeléctrica Argentina (NA-SA): Atucha I, Embalse y Atucha II.

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CICLO DEL COMBUSTIBLE NUCLEAR

Argentina forma parte del reducido grupo de países que cuentan con capacidad para ejecutar de manera autónoma, con profesionales y recursos propios, todas las etapas y procesos de la actividad nuclear con fines pacíficos que conforman el denominado Ciclo del Combustible Nuclear.

La CNEA es el único organismo del Estado Nacional que realiza tareas de exploración para conocer con exactitud dónde y cuánto uranio -la pieza clave del Ciclo del Combustible Nuclear- posee el país para su potencial extracción y uso para la generación de energía eléctrica y diferentes tareas de investigación científica.

Profundizando los compromisos tendientes a la no proliferación nuclear asumidos por el país, en 2002 la CNEA incorporó nuevas tecnologías para convertir la producción de radioisótopos por fisión a partir de blancos de uranio de bajo enriquecimiento en el núcleo del reactor. Argentina se convirtió en el primer país del mundo en producir radioisótopos con esta técnica.

La reciente firma para la reactivación de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) permitirá retomar la provisión de este insumo estratégico para las centrales nucleares que utilizan como combustible el uranio natural, pero también se estudia un plan de negocios orientado a la provisión de clientes extranjeros que utilizan el agua pesada como insumo para electrónica y usos médicos.

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INVESTIGACIÓN BÁSICA Y APLICADA

El resultado más conocido de su política de generación de recursos humanos altamente calificados adoptada desde sus inicios por la CNEA es el diseño y construcción de manera competitiva de reactores de investigación y de potencia y la exportación de tecnología de punta aplicada a reactores nucleares. Pero el impacto llegó también a otros campos.

Actualmente, la CNEA participa en un programa para aplicar radiaciones ionizantes a alimentos destinados a personas inmuno-comprometidas.

Otra área relevante de investigación aplicada es el "Análisis por Activación Neutrónica", que permite obtener información en áreas relacionadas con el medio ambiente, medicina, biología y nutrición, geología, arqueología y arte, productos industriales y aplicaciones forenses.

En el Complejo Tecnológico Pilcaniyeu, Río Negro, la CNEA recuperó la capacidad de enriquecer uranio, no sólo con la tecnología de difusión gaseosa, sino incorporando las técnicas de ultra centrifugación y láser, que ubican al país en la vanguardia internacional.

El compromiso con el cuidado del ambiente por parte de la CNEA posibilita la restitución de los lugares donde se trabajó en minería del uranio, utilizando para esto las últimas tecnologías en gestión ambiental. El proyecto PRAMU en el sitio Malargüe, es una muestra.

Otras líneas de investigación de la tecnología nuclear permiten hacer aportes en otros campos, como el espacial, con el desarrollo de las antenas radar y los paneles fotovoltaicos para satélites; robótica, con diferentes soluciones para las centrales nucleares; o los proyectos en nanotecnología a nivel nacional y regional, como el desarrollo de sensores para el ambiente, la medicina y las telecomunicaciones.

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TRANSFERENCIA DE TECNOLOGÍA

El interés de la CNEA para vincular investigación con producción tiene como hito el acuerdo con la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA) firmado el 26 de marzo de 1961, que dio origen al Servicio de Asistencia Técnica a la Industria (SATI).

Desde entonces, avanzó en diferentes proyectos que vinculan la tecnología nuclear con la vida cotidiana de millones de argentinos:
- Salud: producción de los radioisótopos que necesita el sistema de salud para realizar tareas de diagnóstico por imágenes y tratamiento de enfermedades oncológicas y cardiovasculares. Este aporte resulta fundamental para el crecimiento de la medicina nuclear, que en nuestro país opera con la más alta tecnología en diagnóstico y terapia.
- Medio ambiente: lleva los beneficios del uranio al área de gestión ambiental para la determinación de elementos tóxicos mediante análisis por activación de neutrones o el tratamiento de efluentes industriales y residuos hospitalarios a partir de fuentes selladas de Cobalto 60, un elemento derivado del uranio.
- Industria, alimentos, actividades agropecuarias: los materiales biomédicos (gasas, jeringas, prótesis y equipos quirúrgicos, entre otros) son esterilizados a partir de radiaciones ionizantes emitidas por el Cobalto-60.

Otros ejemplos son la modificación de las propiedades de los polímeros para nuevos usos en la industria; el control de plagas producidas por insectos, como el dengue; la gammagrafía, técnica de control de calidad para la verificación de soldaduras en tuberías y la detección de grietas microscópicas en aviones, puentes y diferentes tipos de estructuras.

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APLICACIONES DE LA TECNOLOGÍA NUCLEAR A LA SALUD

La CNEA es el organismo responsable de coordinar las actividades del Plan Nacional de Medicina Nuclear, cuyo objetivo es utilizar la tecnología nuclear para la prevención, control y tratamiento de enfermedades crónicas no transmisibles.

El Plan contempla el autoabastecimiento de radioisótopos, un insumo fundamental para la medicina nuclear que la CNEA produce en las instalaciones del Centro Atómico Ezeiza (CAE). El reactor de investigación RA-3 tiene la capacidad de producción para cubrir la demanda interna y parte de la internacional de molibdeno-99, elemento clave en la producción de radiofármacos. También produce y exporta iodo-131.

La próxima puesta en marcha del Reactor Multipropósito RA-10 en el predio del CAE permitirá ampliar la capacidad de producción y exportación de esos radiofármacos.

La CNEA aplica e investiga la más moderna tecnología nuclear en el campo de la salud, especialmente a través de los Centros de Medicina Nuclear que impulsó en todo el país y que forman parte de la Red Nacional de Medicina Nuclear:

  • Fundación Escuela de Medicina Nuclear (Mendoza)
  • Fundación Centro de Diagnóstico Nuclear (CABA)
  • Centro de Medicina Nuclear del Hospital de Clínicas “José de San Martín” (CABA)
  • Centro Oncológico de Medicina Nuclear del Instituto de Oncología “Ángel Roffo” (CABA)
  • Centro de Medicina Nuclear de Entre Ríos (CEMENER) (Oro Verde, Entre Ríos)
  • Fundación INTECNUS (Bariloche, Río Negro)
  • Centro de Medicina Nuclear de la Patagonia Austral (CEMNPA) (Rio Gallegos, Santa Cruz)
  • Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia “Dr. Néstor Kirchner” (Formosa).

Por otra parte, se avanza en diversas líneas alternativas de investigación científica. Entre ellas se destaca el uso de neutrones producidos en el reactor de investigación RA-6, en el Centro Atómico Bariloche, para la Terapia por Captura Neutrónica en Boro (BNCT). Y el más reciente proyecto en el campo de la medicina nuclear: el Centro Argentino de Protonterapia (CeArP), basado en la forma más avanzada de radioterapia para diagnósticos y tratamientos oncológicos.

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FORMACIÓN DE RECURSOS HUMANOS DE ALTA ESPECIALIZACIÓN

La histórica atención que dedicó la CNEA a la generación de recursos humanos altamente calificados constituye una marca registrada de su actuación en el sistema de ciencia y técnica.

El nivel de excelencia alcanzado por sus profesionales es reconocido a nivel mundial. Para lograrlo resulta clave el entrenamiento y la formación a través de programas específicos desarrollados en sus tres centros académicos:

  • Instituto Balseiro, ubicado en el Centro Atómico Bariloche (CAB), Bariloche - Provincia de Río Negro. Especializado en Física y con carreras de grado y posgrado en Física e Ingeniería, incluyendo áreas de Física Médica y las ingenierías Nuclear, Mecánica y en Telecomunicaciones.
  • Instituto Sabato, localizado en el Centro Atómico Constituyentes (CAC), Villa Martelli - Provincia de Buenos Aires. Especializado en Ingeniería en Materiales que, junto a sus cursos de pregrado y posgrado, lo vinculan estrechamente con el entramado productivo.
  • Instituto Dan Beninson, dentro del Centro Atómico Ezeiza (CAE), Ezeiza - Provincia de Buenos Aires. Enfocado en la Ingeniería Nuclear con orientación en Aplicaciones y propuestas de pregrado hasta doctorado en otros temas de tecnología nuclear.

Los proyectos CAREM y RA-10; la Central Nuclear Atucha II; los centros de medicina nuclear; el lanzamiento y puesta en órbita del primer satélite de telecomunicaciones geoestacionario nacional ARSAT 1, son ejemplos de la participación de egresados de los institutos de la CNEA en proyectos de alto valor científico-tecnológico.

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EPÍLOGO: TECNOLOGÍA NUCLEAR AL SERVICIO DE PAÍS

Con 73 años de vida institucional construida de sueños, empeño y coraje, la Comisión Nacional de Energía Atómica sostiene con orgullo, en este presente y en cada uno de sus proyectos en marcha, el impulso fundacional de los pioneros.

Para ello, es indispensable la tenacidad y la capacidad de quienes trabajan día a día en sus reactores, laboratorios, instalaciones, regionales, aulas y oficinas, para llevar a la sociedad los beneficios de la tecnología nuclear y crear ciencia y tecnología para cumplir el sueño de un país soberano.

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